EL SOFÀ ROJO - ANTONIO MARTORELL

De allí en adelante muchos son los eventos
que han pasado por debajo del puente, el
fluir de la corriente histórica continúa en
un devenir el cual no nos cansamos de calificar
de transición política de un régimen a
otro, para decirlo fácil, de uno donde predominaba
la democracia representativa
clientelar a otro, dónde se pretende instaurar
una democracia de tipo participativa y
con un carácter protagónico para el pueblo
venezolano.

Durante el año en curso dado que nos
encontramos en sus postrimerías, ya algunos
hechos constatan el avance de la consolidación
del proceso democrático participativo
y protagónico. Para comenzar en el
ámbito político, y dentro del marco constitucional
en su aspecto electoral dos nuevas
elecciones se realizaron recientemente,
la primera relativa al ámbito municipal
y la segunda referida al campo legislativo,
esta última con la particularidad del retiro
de las fuerzas tradicionales que habían dominado
el espectro político a partir de
1958, se dio lo que podríamos llamar un
cierre de los partidos que apoyaron el régimen
anterior. Ambas agrupaciones se retiraron
a través de un forfeit electoral.

Los dos anteriores ejemplos lo que
hacen es confirmar la tendencia que se venía
acumulando luego de la realización de
múltiples procesos electorales anteriores a
todo nivel. El marcado avance de quienes
apuestan por el respeto a las normas constitucionales
en el ámbito de lo electoral así lo
confirman. Las voces agoreras quedaron
atrás. Derrota tras derrota, después de más
de una decena de procesos electorales, les
ha hecho comprender, afortunadamente, la
necesidad de luchar dentro del ámbito constitucional,
dejando al margen aquellos pequeños
sectores que siguen practicando una
política de terror mediático y llegando a crímenes
como el del Fiscal Danilo Anderson.

No a la impunidad es la consigna que permitirá
ejercer acciones a quienes resulten
responsables de tan horrendo hecho. La justicia
venezolana deberá mostrar su eficacia
y eficiencia poniendo a resguardo a quienes
resultasen culpables de esa tragedia… En el campo internacional para hacer
notar simplemente un hecho relevante se
encuentra la aceptación plena de Venezuela
a Mercosur, cuestión que ocurrió en la
reunión a principios de diciembre. Con ello
se sella una iniciativa diferente a la tendencia
que tratan de imponer desde el Norte
con el ALCA, en contraposición a la propuesta
del ALBA, siglas parecidas pero
dísimiles en sus propósitos y consecuencias
para cada uno y para el conjunto de los
países que constituyen el mundo del sur.
La entrada plena de Venezuela a Mercosur
implica retos y posibilidades que no pueden
dejar de lado otras consecuencias para
nuestro aparato productivo interno. Pero
este tema en su análisis nos llevaría lejos
del apretado balance que deseamos realizar.

A tal efecto el mismo proceso de incorporación
conlleva una serie de acciones
necesarias por cumplir y otras que deberán
surgir al incorporar un nuevo acompañante
en esa búsqueda de crear bloques regionales
para hacer frente ante la supuesta inexorabilidad
del avance de la globalización capitalista.
Crecer en bloque y acompañar
experiencias entre países de menor desarrollo
aparece como una condición necesaria
previa al fortalecimiento de relaciones directas
con economías que no sólo son más
fuertes sino que también llevan el sello de
la expansión de una lógica del capital, que
de hecho ya ha entrado en una fase de crisis
estructural.

Para el caso venezolano, dentro de las
posibilidades que brinda el cambio de régimen
político, y acotadas por el modelo rentista
productivo petrolero que lo determina,
al menos en el corto plazo, no hay duda que
se le abren caminos insospechados al querer
acompañar a lo que ocurre al interior de
otros procesos en América Latina y el Caribe.
La conformación de bloques regionales
servirá de contrapeso a la supuesta inexorabilidad
del fenómeno globalizador que
no es más que la extensión y dominio de
los grandes centros de poder mundial. Se
hace camino al andar y el año 2005 confir-ma en parte que debe profundizarse el crecimiento
nacional para seguir fortaleciendo
lo ya transitado.

Pasemos de lo estructural a la coyuntura
para examinar con algún detalle el comportamiento
de variables que confirman la
consolidación de la cual hablamos.

EL SOFÀ DE MIMBRE - ANTONIO MARTORELL

Crecimiento económico

Al cierre del año 2005 la economía venezolana
muestra señales de estar asentando
su crecimiento económico. Por nueve trimestres
sucesivos el indicador más directo
de dicho crecimiento remarca su traza. Recordemos
los tipos de períodos que a modo
de ciclos irregulares se han observado desde
1999. Durante ese primer año de gobierno
el Producto Interno Bruto (PIB) decreció
en una cifra cercana al 6%, durante cuatro
trimestres, en ese lapso, se dieron cifras
negativas pero en un ascenso que culmina a
principios del año 2000. Allí comienza un
período de ocho trimestres sucesivos con
crecimientos si se quiere moderados en
media con un 3,5%.

Luego viene la fase de
un fuerte decrecimiento que cubre el año
2002 y los tres primeros trimestres del año
2003, los cuales tienen un pico negativo en
el primer trimestre del 2003 al llegar al mínimo
de un 24,9% cuándo el sabotaje petrolero
tocó fondo en el primer trimestre de
ese año. La media del PIB negativa durante
siete trimestres llegó a 10.25%, de quitar el
trimestre más duro ya mencionado la media
todavía llegaría a 7,8%. Hasta aquí el
proceso anterior que modifica sus tendencias
a finales del 2003 y durante los años
2004 y 2005. Durante esos ochos trimestres
también sucesivos sin incluir el último
del año 2005 dónde se tendrá también un
crecimiento positivo del PIB, dicha media
alcanza la cifra record de 13,7% y si quitamos
igualmente el record positivo correspondiente
al primer trimestre del 2004 con
un espectacular 35%, el cual se ha querido
descalificar a base del mal llamado rebote
estadístico. Sobretodo si tomamos en cuenta ma en parte que debe profundizarse el crecimiento
nacional para seguir fortaleciendo
lo ya transitado.

Pasemos de lo estructural a la coyuntura
para examinar con algún detalle el comportamiento
de variables que confirman la
consolidación de la cual hablamos.

Crecimiento económico

Al cierre del año 2005 la economía venezolana
muestra señales de estar asentando
su crecimiento económico. Por nueve trimestres
sucesivos el indicador más directo
de dicho crecimiento remarca su traza. Recordemos
los tipos de períodos que a modo
de ciclos irregulares se han observado desde
1999. Durante ese primer año de gobierno
el Producto Interno Bruto (PIB) decreció
en una cifra cercana al 6%, durante cuatro
trimestres, en ese lapso, se dieron cifras
negativas pero en un ascenso que culmina a
principios del año 2000. Allí comienza un
período de ocho trimestres sucesivos con
crecimientos si se quiere moderados en
media con un 3,5%. Luego viene la fase de
un fuerte decrecimiento que cubre el año
2002 y los tres primeros trimestres del año
2003, los cuales tienen un pico negativo en
el primer trimestre del 2003 al llegar al mínimo
de un 24,9% cuándo el sabotaje petrolero
tocó fondo en el primer trimestre de
ese año.

La media del PIB negativa durante
siete trimestres llegó a 10.25%, de quitar el
trimestre más duro ya mencionado la media
todavía llegaría a 7,8%. Hasta aquí el
proceso anterior que modifica sus tendencias
a finales del 2003 y durante los años
2004 y 2005. Durante esos ochos trimestres
también sucesivos sin incluir el último
del año 2005 dónde se tendrá también un
crecimiento positivo del PIB, dicha media
alcanza la cifra record de 13,7% y si quitamos
igualmente el record positivo correspondiente
al primer trimestre del 2004 con
un espectacular 35%, el cual se ha querido
descalificar a base del mal llamado rebote
estadístico. Sobretodo si tomamos en cuenta Estas cifras del crecimiento muestran
ya una fase de recuperación que puede continuar
a finales del 2005 y todo el año 2006,
esperable dado el impulso que continúa teniendo
la inversión pública con decisiones
ya tomadas que tendrán impacto en el sector
construcción, energía eléctrica, e igualmente
la manufactura.

Esto sin considerar
el efecto de las inversiones que continúan
en el sector petrolero, de gas y petroquímico.
A dicho total se incorporaran los necesarios
aportes de la inversión privada tanto
nacional como extranjera para conformar
un cuadro que permita revertir el largo proceso
de desinversión y descapitalización que
ha venido ocurriendo en la economía venezolana
desde finales de la década de los
setenta. Con este esfuerzo dicha tendencia
comenzará a modificarse no sólo por efecto
del motor de nuestra principal industria
sino también al incorporar dinamismos secundarios
correspondientes a la infraestructura,
la industria, y también a la agricultura,
dejando fuera el complemento en las
comunicaciones y por supuesto el comercio
y las finanzas.

EL SOFÀ DEL ABUELO - ANTONIO MARTORELL

Ocupación productiva

Si observamos el comportamiento de la tasa
de desocupación de la economía venezolana
desde 1999 los descensos significativos.
El primero desde un 15,3% en 1999 para
llegar a un 13% en el 2001. Luego el segundo
después del pico de 20,7% a principios
del 2003 para llegar a un valor cercano
al 10% a finales del 2005. Dentro de este
período de siete años correspondientes al
actual gobierno, se observa igualmente una
regularidad anual dentro de los tres primeros
años del 1999 al 2001.

Ese patrón de
comportamiento de la tasa de desempleo
que comienza a principios de año con un
16% aproximadamente para finales del año
calendario se encuentra en una cifra superior
al 10%. Claro está que luego del sabotaje
petrolero esta regularidad se rompió con
el máximo indicado, pero desde allí hasta
finales del 2005 la tendencia, aún respetando
la regularidad anual ha venido descendiendo
hasta un valor que se encuentra por
debajo del 10% por primera vez en estos
años. Queda exceptuado de este patrón el
año 2002 cuando la tasa de desempleo de
mantuvo aproximadamente a un nivel cercano
al 16% durante todo el año.

Veamos con más detalle y de manera
puntual la situación actual. De un total de
12.260.489 personas de 15 y más años en
noviembre del 2005 la población desocupada
alcanzó a un 10,9% que en términos
absolutos llegaba a 1.313.692. El sector formal
llegaba a un 53,5%. En cuanto a la población
inactiva superior a los seis millones,
34,9% corresponden a estudiantes y
45% a quienes se encuentran en la categoría
de quehaceres del hogar. La población
total ocupada es menor a los once millones
de personas.

La tasa de desocupación por rama de
actividad muestra para el año 2005 algunas
particularidades que vale la pena reseñar.
La primera referida a las actividades
agrícolas y pecuarias dónde la tasa llegó a
un mínimo de 5,4%, menos de 60.000 personas
desocupadas de un total de cerca un
millón, esto durante el segundo trimestre del
2005.

En el extremo opuesto el sector construcción
con un máximo de 21,9%, con
225.452 en el tercer trimestre del año. Es
de notar que para el segundo trimestre del
2003, se tuvo el pico de una tasa del 34%
con cerca 350.000 personas desocupadas.
Entre ambas tasas extremas cabe señalar a
la industria manufactura con una tasa de
10,5% y unas 150.000 personas desocupadas
y la rama de la electricidad, gas y agua
con una tasa de 7,8%. Varias ramas muestran
para el tercer trimestre tasas inferiores
al 10% en la desocupación. De las diez ramas
cuatro se encuentran bajo ese nivel y
otras dos cercanas al 10% lo que da una
idea de la tendencia a esperar. Al reactivarse
el sector vivienda como parte de la construcción
esa tendencia continuará descendiendo.
Sin embargo debe notarse igualmente
que se mantiene una estructura de la
ocupación en dos ramas que superan el 50%
del total al considerar primero a los servicios
comunales, sociales y personales que
alcanzan a un 30,8% y el comercio, restaurantes
y hoteles con un 23,7%. La industria
manufacturera llega a un 1,4%, la agricultura
a 9,7% y la construcción a 8,5%. Estructura
laboral que refleja las condiciones
de nuestra economía petrolera y de servicios
que requiere aún de un amplio esfuerzo
para lograr su diversificación productiva.

Comportamiento inflacionario

Otro de los diablos de la economía que no
fácilmente vienen sujetos a control es la
subida generalizada de precios. Conocidos
fueron los esfuerzos por dominar el fenómeno
inflacionario desde los inicios del
gobierno al iniciarse la caída desde un
29,9% en 1998 para tener logros sucesivos
de 20% en 1999, 13,4% en el 2000, y llegar
a un 12,3% en el 2001. Luego de los acontecimientos
conocidos el repunte puso la
cuesta en 31,2% en el 2002, y de allí en
adelante reiniciar la bajada inflacionaria a
27,1% en el 2003 y 19,2% en el 2004.

En lo que va del 2005 sin haber completado
el último mes del año las variaciones
intermensuales muestran una tasa constante
de 1,1% inferior a la del año anterior
cuando alcanzó el 1,5%. Dentro de una banda
entre 1 y el 2% mensual apenas un solo
valor lo supera nos referimos al 2,5% de
mayo y en enero con 1,9% casi tocando el
extremo superior de la banda. Ya es significativo
que cuatro valores se hayan encontrado
por debajo del 1% mensual con el pico
mínimo de apenas 0,2% en el mes de febrero.
Para noviembre el valor acumulado
desde inicios del año llegaba a 13,5% y el
anualizado a un 15,3% cercano a la meta
propuesta de un 15%.

Por debajo del valor anualizado se
encuentran varios grupos, siete de un total
de trece, señalando el mínimo el grupo de
esparcimiento y cultura con apenas un 4,6%.
En el extremo superior destacan cuatro grupos
de mayor a menor, los alimentos y bebidas
no alcohólicas con 22%, restaurantes
y hoteles con 21,8%, en tercer lugar las bebidas
alcohólicas y los tabacos con 20,7%
y finalmente el transporte con 18,1%. De
estos cuatro grupos resaltan los alimentos
y bebidas no alcohólicas y el transporte dado
que su ponderación es la mayor con 27,35%
para los primeros y 14,17% para los segundos.
Su alto peso marca el paso de la ruta
inflacionaria al contribuir con casi los dos
tercios del total de la tasa anualizada. El resto
de los otros once grupos apenas suma el
tercio faltante, lo cual da una idea de la incidencia
y la necesidad de observar el comportamiento
de ambos grupos.

Dentro de
los alimentos son los productos de origen
vegetal los que sufren las mayores variaciones
y es la presencia de Mercal un contrapeso
necesario a los factores especulativos
que privan en la cadena productiva. En
la medida en que las inversiones básicas en
esos sectores permitan un mejoramiento de
la base productiva podrán satisfacerse los
aumentos de la demanda sin aumentos exagerados
de precios. Comida y transporte son
básicos para mejorar el nivel de vida de la
población sobretodo de quienes poseen un
menor nivel de ingreso relativo. Ello en correspondencia
con la gratuidad de los servicios
también básicos de salud y educación,
cuestión a las cuales prestan atención
las Misiones Sociales en curso.

Precios petroleros

La economía venezolana continúa sujeta al
devenir de una variable que tiene signos importantes
de volatilidad, esto es, los precios
de su principal riqueza, el petróleo.

Sin ir demasiado lejos dichos precios han
tenido un aumento en los últimos años superando
los fijados dentro de la banda entre
los 22 y los 28 dólares por barril. Al
principio del gobierno se encontraban a
valor nominal por debajo de los 10 dólares,
pero ya para el año 2000 habían alcanzado
los 20 dólares. En el año 2004 la media
subía al umbral de los 30 siendo 32,61
dólares el barril el promedio durante ese
año. Para el 2005 sube un nuevo escalón y
su crecimiento avanza sobre los 40 con un
promedio para este año de 45,17 dólares el
barril. Durante septiembre del 2005 tuvo
un pico sobre los 54 dólares el barril, descendiendo
en fecha cercana a cuando escribimos
al valor de 50 dólares por barril.

Estas cifras dan una idea del comportamiento
fluctuante de una variable tan fundamental
para la economía del país, cifra a
partir de la cual se hacen estimaciones de
otras tantas otras y que para el presupuesto
del año 2006 ha sido fijado en un valor prudente
de 26 dólares por barril. Esta cautela
presupuestaria ya ha dado sus frutos en el
año que termina cuándo fue calculada a 23
dólares por barril. En esa dirección ha sido
útil y beneficiosa la dolorosa experiencia
que vivió Venezuela luego de los trágicos
eventos del 11 de septiembre del 2001. Lecciones
de la experiencia que invitan a un
cálculo prudente de la base presupuestaria.

También debemos notar los beneficios ocurridos
en la política petrolera desde el mismo
inicio del gobierno en 1999, lo cual permitió
modificar la tendencia que se tenía en
relación a los altos volúmenes y la caída de
los precios, revirtiendo dicha política para
lograr volúmenes adecuados con precios
justos. Venezuela continúa viviendo de dicha
renta petrolera que no se produce pero
si se capta, y como una consecuencia racional
requiere el manejo equilibrado de
dichos recursos. Los recursos petroleros
son, claro está, una parte importante del
manejo de la fortaleza de esa base energética,
y en esa dirección se han venido dando
pasos para su más eficaz y eficiente utilización,
tal de avanzar en la ansiada consigna
de la siembra del petróleo.

La industria petrolera como motor fundamental
del aparato productivo dio un fuerte
giro después del sabotaje petrolero y hoy
los recursos provenientes de su explotación
coadyuvan a otras dinámicas para la consolidación
del modelo de desarrollo. En esa
dirección este esfuerzo debe continuar para
el pago, por un lado, de la gran deuda social
acumulada, y por el otro, para recuperar
tanto el potencial productivo propio de
la industria petrolera como el relativo al resto
de la economía nacional. En ese camino
se seguirá avanzando en los años por venir.

Reservas internacionales

El nivel de nuestras reservas internacionales
ha sido significativo a lo largo de todo el
año. A consecuencia del nivel de los precios
petroleros se ha mantenido un nivel de
reservas que inclusive ha permitido una
modificación histórica de su uso al modificarse
a través de la Asamblea Nacional la
propia ley que rige al Banco Central de
Venezuela. Esta nueva orientación de los
flujos provenientes de la riqueza petrolera
va a permitir modificar el largo ciclo de
descapitalización que ha sufrido el país desde
fines de los setenta.

Como una consecuencia
directa de estos cambios se creó el
Fondo de Desarrollo Nacional (Fonden),
instrumento jurídico para direccionar recursos
que hubieran mantenido una acumulación
innecesaria en las reservas internacionales.
Tal modificación permitió el
traslado de 6.000 millones de dólares al
recién creado Fondo de Desarrollo lo cual ha permitido la asignación de recursos a
importantes obras de infraestructura en el
campo del transporte masivo, la electricidad
y también en la ampliación del aparato
productivo interno. Decisiones estas que
permitirán una base para el crecimiento futuro
del país.

No hay duda de la necesaria prudencia
que requiere una administración de reservas
internacionales bajo los criterios de
seguridad, liquidez y rentabilidad, lo cual
debe ser relacionado con las inmensas necesidades
acumuladas por la Nación, a lo
largo de las últimas cuando menos tres décadas.
La discusión acerca del nivel adecuado
de las reservas internacionales conlleva
los necesarios criterios de utilización
racional de recursos para las actuales y
próximas generaciones de venezolanos, tal
de hacerlo compatible con un manejo de
una política plausible en el más corto plazo.
La consideración de estos debidos y
necesarios equilibrios, permitirá avanzar en
el crecimiento productivo al igual que prever
las posibles contingencias que siempre
depara el futuro incierto.

Venezuela mantiene un nivel cercano
a los 29.000 millones de reservas internacionales
al incluir los recursos de Pdvsa de
unos 730 millones de dólares. Por otro lado,
las necesidades de la economía nacional han
sido reguladas a través de un flujo que ha
permitido mantener recursos para el aparato
productivo interno. Sin embargo, cabe
destacar el cambio estructural que requiere
la economía privada nacional para adaptarse
a los tiempos que corren y el poder modificar
la relación en su balanza comercial
deficitaria. El extraordinario esfuerzo que
se realiza a nivel de la inversión pública
deberá ser acompañado con uno igual o
superior en el campo de la iniciativa privada,
en una fase del desarrollo nacional donde
se abren importantes posibilidades de
inversión.

Riesgo país

La percepción de los inversionistas acerca
del riesgo que implica Venezuela ha venido
modificándose a lo largo del tiempo, en esa
dirección tanto la utilización de ciertos
indicadores como la consideración de las
llamadas firmas calificadoras de riesgo nos
ayuda a poner un punto sobre la situación
actual. En cuanto a uno de los indicadores
considerados el denominado índice de lo
bonos para los mercados emergentes
(EMBI+) elaborado por J.P. Morgan calcula
el valor del índice y el diferencial en
relación al equivalente del Tesoro USA. Dicho
índice expresado en puntos básicos alcanzó
un máximo de 1.831 puntos en 1994,
encontrándose en la actualidad cercano a
los 300 puntos básicos. De manera comparativa
este nivel es semejante al de Brasil,
se encuentra por debajo de Argentina, y resulta
superior al de Colombia.

En cuanto a la calificación de riesgo
país que otorgan las firmas llamadas como
calificadoras de riesgo el nivel cada vez se
acerca más al nivel de inversión dejando
atrás el denominado grado especulativo. En
la medida que el proceso de endeudamiento
externo se vaya revirtiendo como lo refleja
el esfuerzo que actualmente realizan
las finanzas venezolanas tendrán que darse
los correspondientes cambios en dicha percepción.

Como hecho evidente se encuentra
la reversión de la curva de rendimientos
de la deuda venezolana lo cual muestra la
confianza en las emisiones realizadas por
la República las cuales tienden a disminuir
la tasa de emisión cómo lo mostró fehacientemente
la última realizada a finales
del año con valores de puntos básicos muy
por debajo de los valores que muestran
quienes emiten dichas cifras. Con el tiempo
estas diferencias tenderán a disminuir
dado la labor realizada en esa dirección.
Igualmente es de señalar la cada vez mayor
actividad de participación de las finanzas
venezolanas en el contexto de los mercados
de América Latina, particularmente al
señalar el éxito en su reciente participación
en la creación de estos mercados al interior
de nuestros países del Sur.

Perspectivas 2006

Bajo la lectura realizada presentamos algunos
elementos tendenciales que a nuestro
aviso caracterizarán el año 2006. El crecimiento
del PIB será igual o superior al 5%.
Las tasas de inflación y de desocupación a
la baja se encontrarán alrededor del 10%.
Las reservas internacionales continuarán
estables alrededor de los valores del año
2005. Se dará un proceso de disminución
del endeudamiento público. El precio del
petróleo logrará valores justos y adecuados.
El riesgo país disminuirá progresivamente
para acercarse al nivel de grado de inversión.
Se profundizará el desarrollo de la
economía social. Continuará el impulso al
proceso de la inversión pública tal de ir recuperando
un nivel mejor en relación al producto
interno bruto. Se dará una incorporación
activa de la inversión privada. La nueva
Asamblea Nacional designada tendrá el
reto de cumplir con los mandatos de la
Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela. Se consolidarán los otros poderes
del Estado, y finalmente se logrará una
estabilización del proceso político nacional
con las nuevas elecciones a nivel presidencial
en diciembre del 2006.

Con todo ello se seguirá consolidando
el crecimiento productivo del país y el
desarrollo democrático de la sociedad venezolana.
El año 2006 asoma como un año
de buenas perspectivas, así lo vemos…