Nací en el distrito de Catache, provincia de Santa Cruz, región Cajamarca; en tal virtud doy cuenta interesada sobre los tropiezos, con abrojos del lugar y tachuelas puntiagudas de acero, que tiene el proceso de revocación en curso del actual alcalde Américo Monteza Villegas, quien siendo abogado carente de renombre y brillo, ha preferido manejar el presupuesto llamativo de la comuna catachina, para lo cual fue elegido el 2010. Ya estuvo como regidor en el período precedente.

Allí, como en Lima, ha aparecido un audio incriminador que alguien dice “montado” por “imitadores”. En la grabación se escucha a dos personas que tratan del modo cómo boicotear la revocación del alcalde con el pago o coima de “50 lucas”. ¡Carezco de la más remota idea del timbre de tales voces; no conozco al presunto alcalde ni al otro interlocutor!

Pero, a diferencia de la capital limeña, no se trata del pago con engaño por cada firma y la financiación del recojo de miles buscando revocar a Susana Villarán de la Puente, por un agazapado autor mediato del delito, según dicen: Luis Castañeda Lossio, sino de torpedear la recolección de firmas buscando abortar la revocación del alcalde Monteza. Mis paisanos, uno y otro, me han remitido tal audio y luego de escucharlo les he vertido la opinión, hoy remozada, que sigue.

“Apreciado paisano catachino, Pacífico Guerrero Paz:

Doy respuesta a dos pedidos continuos tuyos a través del Facebook.

El mismo tipo de audio horroroso, que revela la idiosincracia corrupta del ser humano, millones de residentes en Lima hemos escuchado respecto de la emprendida revocatoria de la alcaldesa de Lima.

Lo que se hizo en Lima fue denunciar el caso ante la Fiscalía Provincial Penal para las investigaciones a que hubiere lugar, lo mismo debe hacerse en Catache, presentando la denuncia en Santa Cruz.

Corresponde al fiscal de la provincia realizar las investigaciones pertinentes, escuchando el audio, transcribiéndolo, recibiendo la declaración de sus protagonistas, confirmando los números de celulares empleados, agenciándose del registro de llamadas entrambos, recibiendo la declaración de los que reciben alimentos para no firmar por la revocatoria y cualquier otra diligencia que el mismo fiscal se programe.

En forma independiente de este trámite ante la fiscalía competente, debe proseguir la recolección de firmas para el proceso de revocatoria del alcalde en cuestión. De paso, en el audio hay una frase insultante para todo catachino: “Tú y Yo, somos los dueños del circo. Los demás –todos se entiende- son payasos”.

En anterior ocasión, yo mismo hice la denuncia penal en Santa Cruz contra otro alcalde que estaba en funciones, la presenté en la Fiscalía, fui al Juzgado competente, se abrió el proceso penal, recibí el oficio de detención del alcalde denunciado, en mi propia camioneta viajé de Santa Cruz a Catache, con 3 policías que proveyó la Comisaría del lugar y detuvimos al imputado burgomaestre, quien fue trasladado a la cárcel provincial.

Porque resido en Lima, trabajo como abogado, no pude hacer más entrega profesional por mi pueblo, Catache, que me vio nacer. Todo lo hice gratuitamente; jamás nadie me ha dado un nuevo sol. ¡Sería incapaz de aceptarlo!

El mismo desprendimiento invoco lo hagan los que viven en el distrito. No es suficiente correr traslado a los de Lima para asuntos horribles que suceden en todo tiempo en nuestro desventurado Catache.

Un regidor de oposición es el primer obligado a formular denuncia por este escandaloso audio, cuyas voces no tengo idea a quien pertenecen. El fiscal puede identificarlas técnicamente con peritos y recibiendo la declaración de los sospechosos, constatando el momento en que se produce la conversación y el tiempo considerable que se emplea, etc.

Es todo cuanto opino como abogado y como catachino”.

Sobre el contenido mismo del audio no me pronuncio, sino sobre su forma de utilizarlo. ¡Además, no soy un zahorí para saber quiénes dialogan!

Notarán que el ser humano de un modesto distrito del Perú, alejado y olvidado por el poder central, así como el de la capital de la República gozan de la misma imperfección. Igual que un norteamericano o un noruego que mata a muchos en pérfido tiroteo o que un austriaco que viola a su hija y la embaraza varias veces.

¡La torcedura moral se repite por doquier, ora gobernando, ora siendo gobernados!