Cartagena de Indias no deja de ser asediada, codiciada y saqueada por los más temidos corsarios y aventureros desde la Colonia hasta nuestros días. Dieciocho ataques se registran en la historia militar de la ciudad. A pesar de las murallas y de los castillos, de la gente noble y trabajadora, una élite señorial y elitista persiste en el saqueo del presupuesto y del patrimonio público sin ninguna conmiseración con una mayoría pobre que padece hambre y penurias.

Hubo desastres naturales, muertes de gente humilde, y sin embargo, la élite nacional congraciada con la local sigue en el festín del Reinado Nacional de Belleza y de los cócteles lujosos para exhibir el trofeo de la corrupción sin fin. Siempre ha sido así: desfile de políticos, gente de farándula, empresarios y periodistas. ¡Oh gloria inmarcesible!.

La ciudad sitiada

Vuelve y juega. La ciudad está sitiada por una clase política mafiosa, aliada o arrinconada por el paramilitarismo que se impone en los populosos barrios de población desplazada como Nelson Mandela, o los históricamente muy pobres como la zona suroriental donde vive mucha gente en condiciones denigrantes e inhumanas. El velo de impunidad frente a tal situación oculta la trágica y macondiana realidad de la Costa Norte -que no se diferencia en mucho de otras zonas del país-. Pareciera que apenas nos percatamos de los actos de corrupción, de clientelismo, de la captura de lo público y del asedio "para", con ocasión de la tronera que ha desencadenado el debate electoral para elegir nuevamente Alcalde Distrital, luego de dos años de una gestión cuestionada y capturada por mafiosos. Sobrevinieron las recientes amenazas a periodistas nacionales (Juan Gossaín, director de RCN radio; Mauricio Vargas, director de la revista Cambio y Julio Sánchez, director de la Emisora W), quienes se han atrevido a denunciar inaceptables prácticas de negociación con los recursos públicos y el origen dudoso de financiadores de uno de los candidatos opcionados: Nicolás Curi Vergara.

Según el Periódico El Tiempo "quien lidera los sondeos es el ex alcalde Nicolás Curi, objeto de tantas investigaciones y procesos que fue despojado de su cargo en 1999. Basta con saber que los financistas más notorios -’el Turco’, ’La Gata’ y demás- ejercen una influencia que nadie, salvo ellos, niega sobre el proceso electoral. Están ahí, gastan mucho en sus candidatos y esperan, claro, rentabilizar su inversión vía jugosos contratos. Y no son pocos los que se vislumbran: Juegos Centroamericanos y del Caribe, emisor submarino, Transcaribe, vía perimetral de la ciénaga de La Virgen y otros macroproyectos. Los solos Juegos contemplan obras por 126 mil millones de pesos".

Circulo vicioso de pobreza y corrupción

El circulo vicioso de pobreza-corrupción-clientelismo-captura de lo público, es la más clara expresión de una democracia sitiada que no permite que los ciudadanos, que muy poco se sienten como tales, puedan elegir libremente a su alcalde, debido al carrusel de compra de votos que se alimenta de la necesidad apremiante de la gente muy pobre que se siente en la obligación de "vender su conciencia" a veinte mil pesos colombianos por voto, para poder comer. Por otra parte está la presión de actores armados paramilitares que obligan a votar por sus candidatos. Todo Macondo lo sabía, menos el gobierno nacional que tanto se vanagloria de sus propios actos -también los de corrupción -disimulados en los diminutivos y la popularidad del señor Presidente de la República.

¿Cómo puede hacerse el Presidente el de la "vista gorda" ante la situación de la ciudad, si en efecto, Cartagena es la sede alterna del gobierno nacional y es por excelencia la Casa de Huésped de mandatarios y personalidades que visitan el país?. La explicación es sencilla: los políticos corruptos de siempre son amigos y copartidarios del Presidente, el candidato Curi Vergara es uribista y está respaldado por los aliados naturales del Primer Mandatario.

Ahora sectores empresariales, el periódico local El Universal y sectores de la élite cartagenera pretenden lavarse las manos de su enorme responsabilidad frente a la crisis de la ciudad, promoviendo el voto el blanco. Esta alternativa, siendo legítima en la democracia, sólo tiene sentido si hubiese un voto libre y una cultura política ampliamente difundida. Por ahora la estrategia del voto en blanco es un sofisma de distracción que termina siendo funcional a la elección de uno de los mayores políticos corruptos de la ciudad, que incluso estuvo en la cárcel por delitos contra el fisco y por prácticas corruptas demostradas.

La situación social es trágicamente pobre

Cartagena tiene hoy más un millón de habitantes, el 75% de la población de la ciudad es pobre y el 45% está en la miseria padeciendo hambre. Factores asociados a la desnutrición son la quinta causa de muerte que afecta especialmente a niños y adultos mayores, de acuerdo con un estudio de la Corporación Viva la Ciudadanía. Es decir, la gente también se muere de hambre, no sólo por los efectos de conflicto armado. La pobreza regional por insuficiencia de ingresos se elevó al 69,7% de los hogares y al 33,8% en condición de pobreza extrema entre 1997 y 2003, seguida por la Región del Pacífico (69,2%), Antioquia (69%) y Región Central (68,7%), según el Observatorio del Caribe..

La pobreza también se manifiesta en la falta de cobertura de los servicios asistenciales de salud, por lo que la población padece el rigor del "paseo de la muerte" a la que son sometidos por las clínicas de la ciudad cuando no tienen recursos para pagar la atención médica. Para el colmo de males, el mejor hospital universitario de la región caribe fue cerrado en virtud de la política nacional del gobierno de someter a lógica de la eficiencia y la competencia a los centros asistenciales y dejarlos en manos de las administraciones departamentales y municipales, quienes no tienen los presupuestos suficientes para el funcionamiento adecuado. Una evidencia de la crisis social y del manejo clientelista y corrupto de la afiliación al SISBEN de acuerdo al padrino político. Si una familia no tiene la recomendación de los políticos con influencia en la administración de Cartagena, no tendrá carnet ni atención en salud, a no ser que esté afiliado a una Entidad Prestadora de Salud -EPS..

Otro factor de discriminación en Cartagena es la alta concentración del ingreso. El 20% de las familias más ricas se quedan con más del 51% del ingreso. Si bien ha tendido a mejorar recientemente la distribución, es por la caída general de los ingresos, en particular de la clase media..

Los indicadores sociales se agravan por los efectos del desplazamiento forzado que llega a la ciudad. Cartagena es ciudad receptora del desplazamiento forzado de municipios del departamento de Bolívar, principalmente, pero también de Antioquia, Sucre, Córdoba y Chocó entre otros; situación que ha agudizado la crisis social y la pobreza en la ciudad. Según datos de Codhes, el Distrito Especial de Cartagena ha recibido en promedio 5.800 personas desplazadas cada año entre 1999 y el 2004.

Cartagena no depende del turismo

El 90% de la estructura empresarial de Cartagena esta compuesta por microempresas que no ocupan más de cinco personas, y sólo el uno por ciento corresponde a grandes empresas. La ocupación por tamaño de empresa, muestra que el 42% del empleo se genera en las microempresas y el 35,6% en las pequeñas empresas, pero de igual manera es importante el empleo generado por la gran empresa, el cual asciende a 28,6%. La actividad turística escasamente genera el 10% del empleo total y sólo contribuye con el 3,5% del producto local, además de que tiende a ser concentrada en pocos operadores con inversión internacional que usufructúa los beneficios de las exenciones tributarias: paga mucho más una tienda de barrio en impuesto de industria y comercio que un hotel, y la última reforma tributaria nacional le otorga exenciones a la inversión en infraestructura hotelera hasta por 40 años. En lo fundamental, el producto local es generado por la industria de alimentos y petroquímica, por el comercio y los servicios.

Cartagena y sus habitantes tendrán que mostrar la entereza moral y emancipatoria que han tenido desde su gesta de Independencia en 1811, para resistirse a la corrupción y el saqueo, para sobreponerse al estado de anomia social y política y para lograr el rescate de lo público a favor de las mayorías desposeídas y excluidas. La nación y las distintas entidades del Estado tienen la obligación democrática y ética de hacer posible una elección transparente y con garantías genuinas para todos y todas.