En 1901, en los vagones de la carrera por el petróleo de Spindletop en Texas, figura un hombre robusto y endurecido, Joseph Cullinan, hijo de inmigrado que huía de la gran hambruna irlandesa de 1848. Habiendo trabajado 20 años para la Standard Oil / futura Exxon-Mobil de Rockefeller, disfruta de su ayuda discreta para montar allí la Texas Fuel Company con 50,000 dólares de capital inicial.

Encuentra un asociado en el neoyorquino Arnold Schlaet, proveniente del comercio del cuero y más hábil que él en el mundo de los negocios. Juntos dan pronto un nuevo nombre a la sociedad, que pasa a llamarse Texas Company, denominación que simplificada en tres sílabas se convertirá enseguida en Texaco. Ésta prospera revendiendo el petróleo de Spindletop a los productores de caña de azúcar del sur, que ven en ello una buena alternativa para los esclavos, y a la Standard en la costa Este del país.

En 1904, la compañía produce cerca del 5% de todo el petróleo estadounidense, y en los años siguientes logra diversificar sus fuentes de suministro para escapar a la guerra de los precios de Rockefeller. La Texaco se establece finalmente en Houston, capital del petróleo, donde reina todavía su sede, un edificio de 13 pisos decorado con la estrella de Texas.

A medida que crece la compañía, las tensiones entre los hombres de acción de Houston y los especuladores de New York se hacen más evidentes. Arnold Schlaet reprocha a Cullinan su carácter autocrático, así como su subestimación del papel de los financieros. Cullinan, a su vez, le reprocha a Schlaet su rechazo de todas las iniciativas tejanas. La ruptura se produce cuando en 1913 Schlaet envía a un grupo de accionistas a Houston para poner a Cullinan en minoría, y es Elgood Lufkin, un hombre del Este del país, más flexible que Schlaet y graduado del Massachusets Institute of Technology, quien asume la dirección de la firma.

Cullinan, el irlandés rústico, dejará en Houston el recuerdo de un pionero solitario que, por órdenes de su nueva compañía, hacía ondear la bandera negra sobre el Petroleum Building en señal «de advertencia contra los privilegios y la opresión» [1].
No obstante, gracias a sus buques-tanques puestos a navegar rápidamente en los mares, la Texaco se gana un sitio entre las «Siete hermanas» que, después de la Primera Guerra Mundial, definirían las reglas del juego internacional en materia de extracción, transporte, procesamiento y comercialización del petróleo.

Chevron, por su parte, cae rápidamente en la órbita Rockefeller después de su comienzo como Pacific Coast Oil Co., cerca de Los Angeles (California), alrededor de 1880. La Standard Oil, de hecho, la absorbe durante su meteórica expansión a fines del siglo XIX, para finalmente «escupirla» ya como Standard Oil of California (SOCAL) cuando ocurre el desmantelamiento federal del monopolio de Rockefeller en 1911 [2].

No obstante, la Standard Oil permanecerá en el giro del magnate del petróleo, que perfecciona su sistema de trust descentralizado con el objetivo de mantener su hegemonía. Pero es la rama de New Jersey, futura Exxon, la que se llevará la mejor parte, mientras la SOCAL se contenta con subsistir cómodamente.

Torkild Rieber en la cubierta de la revista Time en 1936.

Los destinos de ambas compañías convergen por primera vez en Arabia Saudita: un viejo protegido de Cullinan, llegado a la dirección de la Texaco, Torkild Rieber, une sus fuerzas con las de la Socal. Esta acaba de obtener grandes concesiones en Bahrein, para instalarse en el reino árabe en detrimento de las compañías francesas, inglesas y de otras compañías estadounidenses frenadas en ese entonces por un acuerdo que limitaba su expansión. Así nace la compañía árabe-estadounidense, que adoptará el nombre de Aramco en 1944, y a la cual se integrarán en 1948 la Exxon y la Mobil debido a la vastedad de los yacimientos.

Estas, por supuesto, se esfuerzan por cerrar la puerta a las demás, gesto que las llenará de satisfacción al comprobar que acaban de tomar el control de los mayores yacimientos del planeta. Es, pues, bajo la mirada complaciente y las generosas ofrendas de Socal y Texaco, futura Chevron-Texaco, que el soberano de Arabia abre por primera vez las compuertas del reino en 1939.

Dhahran City

La nueva ciudad de Dhahran, construida en el sitio del primer yacimiento descubierto en el país, seguirá siendo un símbolo de la riqueza súbita que, en un abrir y cerrar de ojos, permite transformar el desierto en una esplendorosa ciudad. El Estado saudita recomprará gradualmente las partes estadounidenses de Aramco, hasta asumir su pleno control en 1980 y darle enseguida el nuevo nombre de Saudi Arabian Oil Company, o Saudi Aramco, nombre que sigue teniendo en el presente.

Pero entre las primeras posiciones políticas importantes del clan del petróleo está el apoyo al dictador español Franco en 1937. Efectivamente, es en esa época -plena guerra civil española- los buques petroleros de Rieber se desvían de su ruta con destino a Bélgica para acudir en apoyo de las acciones de guerra franquista, incluso contra la opinión del propio presidente estadounidense Roosevelt.

Este último reacciona violentamente ante esta violación de la ley sobre la neutralidad y amenaza a Rieber con procesos penales por motivo de «conspiración», lo cual no le impide seguir realizando los envíos a España vía Italia, por un monto total de seis millones de dólares de la época, pagaderos a crédito después de la guerra.

Esto constituyó una carta de triunfo esencial para la victoria franquista, así como para el mantenimiento del régimen fascista del dictador Franco después de la derrota de sus aliados nazis.

Pero Rieber no se contenta con ello; establece contactos con los principales cabecillas nazis y les entrega petróleo colombiano, llevándoselos hasta sus buques-tanques a través de un oleoducto de 400 kilómetros que él ha hecho construir contra viento y marea.

Una vez desencadenada la guerra, el bloqueo impuesto a la Alemania nazi lo obliga, para continuar con sus envíos, a atracar sus buques-tanques en puertos neutrales y a negociar directamente con Goering un medio de pago que no sea en dinero en efectivo.

Goering le propone el pago en forma de buques petroleros, pero además de petróleo, pide a cambio su apoyo diplomático. El jefe de la Texaco se convierte entonces en emisario de Goering al reunirse con Roosevelt para presentarle el «plan de paz» dirigido, de hecho, a desarmar a Gran Bretaña y hacerla plegarse ante Alemania, argumentando que, de todos modos, estaba ya al borde de la capitulación.

La Texaco, además, financia la comunicación de los nazis con los industriales estadounidenses, sosteniendo conversaciones en los Estados Unidos con el Dr. Gerhardt Westrick, oficialmente el abogado a cargo de representarla pero, en verdad, a cargo de disuadir a los industriales estadounidenses de entregar material militar al Reino Unido en guerra con los nazis. Durante este tiempo, Niko Bensmann, representante de Texaco en Alemania pero a la vez agente secreto de alto nivel, se encarga de dar a los nazis valiosos documentos sobre la producción militar estadounidense.

Pero el escándalo surge y lo echa todo a perder cuando el jefe de los servicios secretos británicos en Nueva York, William Stephenson, saca esos trapos sucios a la luz en el New York Herald Tribune, el 12 de agosto de 1940. Las actividades de la sociedad caen estrepitosamente y Rieber, en fin de cuentas, tiene que retirarse.

Sólo regresará a los negocios dos años más tarde, como Presidente-Director General de los astilleros de la South Carolina Shipbuilding and Dry Docks, para supervisar la construcción de más de 10 millones de dólares en pedidos gubernamentales de buques de guerra [3]. En ese mismo momento, la Texaco, para limpiarse, se lanza a practicar la «caridad» convirtiéndose de la noche a la mañana en un gran mecenas, financiando las retransmisiones radiofónicas semanales de la Metropolitan Opera, actividad que aún realiza.

Después de la Segunda Guerra mundial, la Asociación Socal-Texaco hará maravillas. Mucho más cuando con el primer desplazamiento del centro de gravedad petrolero hacia el Medio Oriente, Roosevelt califica al petróleo saudita como de interés estratégico nacional y proyecta la construcción de un oleoducto de 1,600 Km. para canalizar el precioso líquido hasta el Mediterráneo, lo cual reduciría grandemente los costos de transporte de quienes lo explotan.

Finalmente, al ser demasiado grandes los obstáculos políticos al proyecto gubernamental, son las compañías las que construyen a duras penas, según el desarrollo del conflicto árabe-israelí, el proyecto que se extiende desde los yacimientos sauditas, pasando por Siria, hasta el puerto libanés de Sidón donde los buques petroleros del Mediterráneo cargan su suministro.

A inicios de los años 70, la mitad del petróleo producido por Socal es extraído en Arabia Saudita, y produce cerca del 8% del petróleo mundial. A la Texaco, que aunque produce también en el Medio Oriente lo hace más en los Estados Unidos, corresponde cerca del 10% de la producción mundial.

Es el comienzo de los problemas para Socal y Texaco, que no ven venir el crecimiento en potencia de la OPEP, la explosión de la demanda en los países occidentales y, por último, la crisis provocada por la decisión de la OPEP de no tomar más en cuenta los criterios de las compañías para fijar los precios, además de las alzas subsiguientes como resultado de la decisión concertada de los países árabes.

Cuando los señores del petróleo -privados ya del control que ejercían sobre los yacimientos del Medio Oriente y teniendo que garantizar un suministro barato a los consumidores- se vuelven masivamente hacia el Mar del Norte y el Golfo de México, Socal y Texaco enfrentan dificultades para imponerse en esta carrera. Es esto probablemente lo que explica su ensañamiento en despojar después de sus recursos, de manera salvaje, a países como Ecuador o Nigeria, en insultante desprecio al bienestar de sus pueblos y de su medio ambiente.

Actividades criminales en el extranjero

En Nigeria, además de haber atizado ampliamente la guerra civil mediante el financiamiento de facciones armadas a cambio de concesiones, las dos compañías recientemente fusionadas bajo el nombre de Chevron-Texaco hacen vivir actualmente un verdadero infierno a gente que en su mayoría no tienen cómo comprar una bicicleta.

La iniciativa «Chevron-Toxico», que trata de denunciar estas acciones, presenta su situación es estos términos:

«Imagínense que ustedes vivan con un oleoducto que atraviese su patio y el de sus vecinos. Imagínense que en el extremo de esta tubería, a menos de 300 metros de su casa, arda un fuego. Un fuego que se eleve a más de 60 metros hacia el cielo, durante 24 horas y todos los días de la semana.
Imagínese que ese fuego arda desde hace 40 años. Imagínese que ese fuego provoque asma a sus hijos y a los de sus vecinos. Imagínese que desde que ese fuego comenzó usted haya visto más ciegos, más malformaciones congénitas, enfermedades de la piel y cáncer en su comunidad. Imagínese que cuando llueve la lluvia haga un agujero en su techo. Imagínese un ruido ensordecedor y constante, como el de un avión, que proviene del fuego. Imagínese el humo, el hollín, el olor a podrido del azufre y de otros componentes químicos. Imagínese tratando de hacer crecer vegetales en su huerto regado por lluvias ácidas o tratando de pescar en los ríos contaminados. Imagínese vivir sin noches.
Ahora imagínese que en el otro lado del mundo hombres ricos hacen dinero gracias a este fuego -mucho dinero.»

La quema del gas natural extraído con el petróleo, además del despilfarro que representa, está lejos de ser inofensiva y su recolección no es económica por el momento. Así, el 20% de la quema del gas en el mundo se efectúa en Nigeria, donde 75% del gas extraído es quemado, mientras que en los Estados Unidos, esto corresponde sólo al 0,05% del gas.

Movimientos populares han protestado contra la impunidad de las compañías petroleras en Nigeria y la mayor parte e las veces han sido reprimidas violentamente, pues Chevron-Texaco no ha vacilado en transportar en sus helicópteros a los militares que han abierto fuego sobre manifestantes pacíficos [4].

Además, el año pasado el régimen nigeriano decidió duplicar el precio de los carburantes fósiles para la población, que se volvió entonces a los bosques para obtener el combustible para cocinar, acelerando aún más la deforestación.

Entre 1971 y 1992, Texaco se activó en Ecuador para la explotación del petróleo en la zona de Oriente, situada en el corazón de la selva virgen del Norte, donde viven numerosos grupos indígenas, y para la construcción de un oleoducto transandino. En el momento pico de sus operaciones, no vertía menos de 15 millones de litros diarios de aguas contaminadas con metales pesados, por la extracción de petróleo, en excavaciones a cielo abierto, estuarios y ríos.

Dejó tras de sí más de 600 de estas excavaciones que se escurren hacia el manto freático y privan a las poblaciones de agua potable sin hablar de la contaminación de los suelos. En algunos lugares, el índice de cáncer es 1,000 veces superior al normal [5]. La fusión de Chevron (ex Socal) y Texaco, anunciada en el año 2000 y concretada en 2001, constituye la cuarta compañía petrolera mundial tras Exxon-Mobil, BP-Amoco y Royal Dutch/Shell.

Sin embargo, no es inútil precisar que esta clasificación se basa en cifras de reservas declaradas por las compañías, que no tienen mucho que ver con los verdaderos datos técnicos. Además, todas estas compañías deberían, lógicamente, declarar que por lo menos han duplicado sus reservas al anexar los yacimientos iraquíes y aumentar sus acciones proporcionalmente. Ya se puede constatar que anuncian ganancias record en sus últimos informes anuales, ayudadas por el alza del precio del barril.

La principal implantación hoy de Chevron-Texaco, fuera de Nigeria, se sitúa en Kazajstán, donde durante los años 90 una ex miembro de su consejo de administración, Condoleezza Rice, gracias a su conocimiento de la ex URSS, negoció concesiones con el presidente ex KGB Nazarbayev, para mantener un clima favorable en los negocios (sic). Sin embargo, la rentabilidad de estas inversiones está condicionada a la óptima explotación del oleoducto Bakou-Tblissi-Ceyhan, en competencia directa con los sistemas rusos [6].

Chevron Texaco Corp está presidida por David J. O’Reilly y en su consejo de administración figuran hoy tanto Carla Anderson Hills, la negociadora de Bush padre para la liberación del comercio internacional, como el ex senador San Nunn. Este último preside los destinos del Center for Strategic & International Studies (CSIS) [7], un think tank [centro de investigación, de propaganda y divulgación de ideas, generalmente de carácter político N del T.] en el que el vicepresidente Cheney desempeña un papel central y que no ha dejado de defender la invasión a Irak.

La firma es además el primer contribuyente privado de los partidos políticos estadounidenses.

[1«The Seven Sisters», por Anthony Sampson, Bantam Books, 1976.

[2Para conocer la detallada historia de la Standard Oil / Exxon-Mobil, ver el artículo «Exxon-Mobil, fournisseur officiel de l’Empire», de Arthur Lepic, Voltaire, 26 de agosto de 2004.

[3Trading With the Ennemy, An Exposé of the Nazi-American Money Plot, 1933-1949, por Charles Higham, Delacorte Press.

[4Sobre este tema ver igualmente «Shell, un pétrolier apatride» texto en francés, por Arthur Lepic, Voltaire, 18 de marzo de 2004.

[5Para más informaciones sobre las actividades de Texacop en Ecuador, ver «Indígenas ecuatorianos llevan a juicio a Texaco», por Sergio Caceres, Voltaire, 8 de noviembre de 2003.

[6Más informaciones sobre el BTC en «Los secretos del golpe de estado en Georgia, ex república soviética», por Paul Labarique, Voltaire, 21 de marzo de 2005 y «Azerbaiyán, un puesto colonial avanzado», por Arthur Lepic, Voltaire, 21 de marzo de 2005.

[7«CSIS, los cruzados del petróleo», Voltaire, 2 de febrero de 2005.