Amplio, contundente e histórico es el triunfo alcanzado por el SÍ en el referéndum de este 28 de septiembre convocado para aprobar la nueva Constitución, que alcanzó alrededor de 64% de la votación a nivel nacional, incluidos Guayaquil y Napo, últimos reductos de los derechistas Jaime Nebot y Lucio Gutiérrez, respectivamente.

Este resultado abre el cauce hacia una gran transformación del país, materializa el anhelo de cambio de nuestros pueblos, abre el camino para avanzar en la construcción de una patria nueva, soberana, libre, democrática, que ponga al centro la satisfacción máxima de las necesidades materiales y espirituales de los pueblos. Se abre una nueva página de la vida política del país; los trabajadores y los pueblos, protagonistas fundamentales de este proceso, sienten más confianza en las posibilidades del cambio. También deja como reto, tanto al gobierno como a las fuerzas democráticas, patrióticas y de izquierda, la necesidad de afianzar este proceso y marchar hacia adelante, calificando el debate político y fortaleciendo la organización popular, que asegure y profundice lo alcanzado.

Es el triunfo de la corriente democrática, patriótica, anti oligárquica que se ha venido gestando en estos últimos años en incesantes luchas, en paros, huelgas, levantamientos populares de diferente magnitud y profundidad, con altos y bajos, que afirma una clara tendencia de ascenso de la conciencia política de los trabajadores y los pueblos del Ecuador, que se ha ratificado en esta nueva jornada política.

Esta victoria tiene una repercusión internacional pues alienta los procesos que viven Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Paraguay, en los cuales también existe esta corriente de cambio, y acrecentará ésta en otros países de América Latina.

Nunca como ahora un proyecto de nueva Constitución ha tenido el amplio debate como el que acabamos de vivir. Cientos de organizaciones populares y miles de ciudadanos acudieron a la Asamblea Constituyente a presentar sus propuestas, y realizaron acciones que permitieron conjugar y afirmar con los asambleístas las posiciones más consecuentes y democráticas que están expresadas en temas nuevos y fundamentales como soberanía, derechos, economía solidaria, propiedad, participación popular; en definitiva, todos aquellos elementos que recogían el anhelo de cambio y desmontaban el andamiaje neoliberal fueron captados y acogidos por la mayoría del pueblo y, por supuesto, provocaron la más férrea oposición de la oligarquía y la derecha, que a toda costa buscaron sostener la vieja Constitución (1998), hecha a espaldas del pueblo y a la medida de sus intereses y privilegios.

El triunfo del SÍ en el referéndum es un nuevo y demoledor golpe que sufre la oligarquía ecuatoriana, que se realiza por partida triple, primero a los partidos políticos de derecha: el partido Social Cristiano (PSC), la Unión Demócrata Cristiana (UDC), la Izquierda Democrática (ID), el Partido Sociedad Patriótica (PSP) de Lucio Gutiérrez, todos ellos, que ya antes fueron identificados como responsables de la crisis y rechazados abiertamente por el pueblo, hoy quedan prácticamente sepultados. Por otro lado, está la cúpula de la iglesia católica, que tradicionalmente ha comulgado con los gobiernos y las posiciones políticas más atrasadas, anti patria y anti populares, y que en este proceso sus representantes ratificaron esas posiciones, desenmascarándose como actores políticos sostenedores de lo viejo, defensores de los privilegios de los ricos y de sus propias canonjías, y en tercer lugar los grandes medios de comunicación, atados a los grupos oligárquicos, convertidos también en nuevos actores políticos que asumieron el vacío de los partidos de derecha y que protagonizaron junto a los otros dos la más infame ofensiva de desinformación, de manipulación, de tergiversación, buscando crear la duda y el miedo.

Todos estos recursos e instrumentos de la oligarquía evidentemente salen derrotados.

Este es un triunfo de las fuerzas sociales y políticas que forman parte de esta corriente de cambio, en la que se encuentran el Movimiento PAIS, con el claro liderazgo del presidente Rafael Correa, quien recorrió todo el país, estimulando a su Movimiento, promoviendo y defendiendo la nueva Constitución. Junto a él camina también el Movimiento Popular Democrático, partido de izquierda al que le ha sido reconocido su aporte político en las propuestas, el debate y en la movilización tanto para la aprobación del nuevo texto constitucional dentro de la Asamblea como en el proceso electoral, en el que puso en movimiento a sus dirigentes y militancia en todo el país, dando un aporte significativo a este triunfo.

Pachakutik y la Conaie, que tuvieron divergencias puntuales con el nuevo texto constitucional, condicionaron su posición y apoyaron, con lo que llamaron un “Sí crítico”.

La gran mayoría de la juventud ecuatoriana fue un actor importante en esta campaña, pese a que fue casi invisibilizada por las empresas mediáticas desarrolló una gran movilización y promoción por la nueva Constitución. Organizaciones de la juventud secundaria y universitaria como la Federación de Estudiantes Secundarios del Ecuador (FESE) y la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador (FEUE), de gran tradición de lucha en nuestro país, cumplieron un destacado papel; estuvieron también organizaciones políticas juveniles como Juventud 35, del partido de gobierno, y la Juventud Revolucionaria del Ecuador (JRE).

Sin duda, este es un triunfo de un pueblo que está decidido a cambiar las cosas definitivamente, que quiere ir para adelante, que quiere dejar enterrado el pasado de corrupción, miseria y explotación, es un pueblo que no quiere dar “ni un paso atrás” y quiere ir “hasta la victoria siempre”.

Desde hoy nos queda seguir abriendo el camino sin perder el norte: la patria Nueva y el socialismo.