Luego de dos años de gobierno de Rafael Corra, y del apoyo que varias organizaciones de la tendencia democrática, patriótica y de izquierda le han entregado, la idea de cambio sigue firme. La aprobación de la gestión de Correa se encuentra apenas a tres puntos por debajo del nivel alcanzado cuando asumió el mandato en enero de 2007, que era del 73%, es decir, se encuentra con el 70% de popularidad.

El alto respaldo que tiene el Primer Mandatario, según varias encuestadoras, obedecería a la atención que el gobierno ha brindado, principalmente, al sector social, además, de haber establecido una política económica que no afecta del todo al pueblo ecuatoriano, pese a la crisis económica mundial, y a una política coherente con el proyecto de cambio. Los principales logros de esta administración son reconocidos por la mayoría del pueblo ecuatoriano. Por ejemplo: la convocatoria a una Consulta Popular para que la ciudadanía decidiera si quería una Asamblea Nacional Constituyente, la eliminación de la tercerización laboral, la gratuidad en educación y salud, la duplicación del Bono, el incremento, en un 100%, del bono de la vivienda, entre otras acciones.

Sin embargo, uno de los logros más importantes dentro de la estructura jurídica-política del país fue la aprobación de la nueva Carta Magna, donde se recoge gran parte de las propuestas de los sectores populares y de izquierda y que, por tanto, fue respaldada por la tendencia.

Aunque los dos primeros años de gestión no han sido del agrado para algunas organizaciones y movimientos políticos, incluso de la misma tendencia, por actitudes prepotentes y caudillistas de Rafael Correa, que no llegan a ser determinantes para que se hable de una derechización de su proyecto.

La nueva carrera de las elecciones presidenciales en el país arrancó otra vez... La conformación de los ’movimientos políticos de izquierda’ -una mezcla de socialdemocracia y derecha- han aparecido con el claro objetivo de dispersar a los electores de la tendencia democrática, progresista, patriota y de izquierda.

La RED está encabezada por Martha Roldós y Eduardo Delgado, personajes que conformaron la denominada ’verdadera izquierda’ para incentivar el No en la Consulta Popular, aprobatoria de la nueva Carta Magna.

A este peligroso movimiento se suman nuevamente las candidaturas de Álvaro Noboa (PRIAN) y la del líder máximo del Partido Sociedad Patriótica (PSP), Lucio Gutiérrez, que mantienen un importante respaldo en las provincias de la Costa y el Oriente. Ambas candidaturas son respaldadas por la derecha ecuatoriana.

Varios analistas coinciden que la RED es el ala fundamental de la socialdemocracia y de derecha, que se fortalecerían con el apoyo de la Izquierda Democrática (ID), Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE), Pachacutik y Polo Democrático. A estos partidos y movimientos políticos se sumarían varias organizaciones que fueron base fundamental de Alianza País en algunas provincias y que decidieron no apoyar al binomio Rafael Correa-Lenin Moreno, luego de las denuncias de fraude en las elecciones primarias del movimiento de gobierno, y luego de haber sido afectados en sus intereses personales. A éstos se agregaría la cada vez fortificada corriente ecologista que encabezó las movilizaciones contra la ley minera y que fue apoyada por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), organización que demuestra debilidad luego de la división profunda que les ocasionó el gobierno de Lucio Gutiérrez.
La estrategia para la división de la tendencia es evidente. Martha Roldós Bucaram se convierte en la nueva y mediatizada figura de “izquierda” que logró, bajo la entusiasta defensa de los recursos naturales, abarcar a sectores indigenistas que antes lograban identificar bien al enemigo.

Junto a Martha Roldos está el ex sacerdote Eduardo Delgado, quien participa como líder de la Coordinadora de la Unidad de la Izquierda por la Vida.

Para algunos analistas, Acosta no ha demostrado ser un hombre de izquierda sino un hombre progresista y democrático, que pese al cuestionamiento por la ley minera, sentiría un apoyo al gobierno y no a un binomio encabezado por Martha Roldos. Sin embargo, este binomio contaría con algún el respaldo de los seguidores de Alberto Acosta, que en su mayoría pertenecerían a la corriente ecologista-indigenista, e incluso, a parte de la clase media alta e intelectual de la capital.

La candidatura de Noboa, que ahora también se considera irónicamente “de izquierda”, no se debería descuidar. Con su gran contingente económico, el apoyo de la oligarquía y parte de la derrumbada partidocracia, podría recuperar y hasta superar los 43.4% de electores que le respaldaron en la segunda vuelta electoral en el 2006.

Al igual que el magnate bananero, otro candidato que podría causar más de una sorpresa en estas elecciones es Lucio Gutiérrez, que nuevamente regresa a la palestra política luego que su hermano, Gilmar Gutiérrez, obtuvo el tercer lugar en las elecciones del 2006 con el 17% de apoyo. Hay que recordar que el voto en esos comicios nunca fue por Gilmar, sino por “el Lucio”, el Coronel que salió del gobierno por gobernar con los mismos de siempre y traicionar los intereses de la tendencia democrática, progresista y de izquierda y que representó los intereses de un sector de la oligarquía que entró en franca disputa con los sectores tradicionales de la derecha.