Carlos Marx Carrasco, en declaraciones difundidas por el diario El Universo, afirma, como lo demuestra el entrecomillado, que el impuesto que sobre la herencia propone el Proyecto de Equidad Tributaria, tiene por objetivo “detener la acumulación de riqueza”. Aseveración que desconoce principios teóricos básicos, que requieren ser precisados para rebatir la posición conservadora que asume Carrasco.

En primer lugar hemos de mencionar que el creer que una medida de política económica, como son al fin de cuentas las leyes tributarias, puede modificar el comportamiento de una formación económica y social, en este caso el capitalismo, es desconocer un principio básico: el comportamiento sustantivo de toda formación no puede ser modificado por ningún hecho volitivo, puesto que opera fuera de este ámbito. Por ello no es fortuito ni arbitrario que en la ciencia económica, en tanto los hechos volitivos se estudian en el marco de lo factual, de la política económica, las leyes del comportamiento de las formaciones económicas y sociales se lo hace en el marco de la economía política, de lo abstracto. En otros términos, corresponden a niveles de abstracción distintos, a ámbitos de acción igualmente diferentes.

En segundo lugar hemos de recordar que la acumulación, en tanto proceso responde a lo sustantivo del capitalismo, por lo que y en consecuencia su comportamiento esencial no se modifica en tanto no cambia la formación como un todo. Por ello, la acumulación y concentración de la riqueza se produce en el capitalismo indiferentemente de las medidas de política económica que se adopten, e incluso a pesar de ellas, como es el caso, por ejemplo, de las elevaciones salariales. Con ello, por cierto, no queremos afirmar que la política económica no incida sobre el ritmo de acumulación. Por el contrario, reconocemos que incide sobre el ritmo pero sólo sobre el ritmo. De ninguna manera sobre el proceso de acumulación y concentración de la riqueza.

Por todo lo antes dicho, en tercer lugar hemos de advertir que la tesis de que la política económica puede detener la acumulación de riqueza como afirma Carlos Marx Carrasco, se ubica en el plano de la corriente de reflexión filosófica conocida como voluntarismo, la que pretende, precisamente, que bastan actos voluntarios, como es la expedición de leyes, para modificar el comportamiento de una formación económica y social, indiferentemente de si se mantienen o no las relaciones sociales que le son propias. En este sentido es una posición conservadora, reformista, que genera en el ideario colectivo la idea de que el cambio, la transformación, es posible, sin afectar las relaciones de producción y de propiedad capitalistas.

En cuarto lugar, la afirmación aludida no incluye en su arsenal de reflexión el carácter social de la riqueza acumulada, ni tampoco el que los impuestos a la herencia se establecen,precisamente para recuperar la riqueza creada socialmente, que en el capitalismo se titulariza como acumulaciones personales. En otros términos, no enfrenta un hecho histórico innegable: no es posible la existencia de un proceso de acumulación y concentración de la riqueza, sin trabajo social. Este enfoque que soslaya la declaración de Carlos Marx Carrasco, igualmente oculta que la herencia no es otra cosa que una traslación entre titulares individuales de trabajo social, de bienes creados por la sociedad en su conjunto, por lo que los impuestos a la herencia no hacen otra cosa que recuperar la riqueza social para transferirla a quienes la crearon: la sociedad en su conjunto.

En conclusión, el considerar que es posible detener el proceso de acumulación a través de medidas de política económica es simple voluntarismo, tesis equivocada que responde a una visión conservadora y reformista, que omite el carácter social de la riqueza acumulada, para, con ello, evitar que en el imaginario de los conciudadanos se instale la convicción de que todo aquello que se acumula es producto del trabajo del conjunto social, por lo que los impuestos a la herencia son totalmente procedentes, puesto que sólo significan recuperar riqueza social, a través de reducir la arbitraria transferencia de bienes creados socialmente entre particulares.