James Mathison, Cabeza

El pensamiento neoliberal es una farsa, y no puede ser aplicado en la práctica. Esta es una de las principales lecturas que el economista y sociólogo Theotônio dos Santos [1] hace de esta doctrina económica difundida por los grupos dominantes que consiguió convertir a gobiernos electos bajo el clamor popular y a sus seguidores.

Para Theotônio, el neoliberalismo difundido por la elite financiera, con amplios poderes de corrupción, logró el apoyo de las clases medias, de la academia y de una casta de la burguesía que se contentan con ser intermediarias de sus negocios en el Tercer Mundo. Dijo que la salida de esta emboscada pasa por que la capacidad de los movimientos sociales y de la propia izquierda desarrollen un pensamiento autónomo, que no dependan de los medios de comunicación hegemónicos. “La falta de prensa de la izquierda es algo muy grave hoy. Muestra que nuestro movimiento social y político no está suficientemente preparado para enfrentar un pensamiento organizado e institucionalizado como este”, afirma.

- En su último libro usted estudia el origen del pensamiento neoliberal. ¿Cuáles son las bases de esta doctrina?

- El pensamiento neoliberal que se impuso como hegemónico en el mundo durante las décadas del 80 y el 90 tiene fundamento en la idea del “hombre económico” del siglo XXVIII. En esta perspectiva, se parte de que la naturaleza humana, la felicidad del individuo está en la lucha por el pleno derecho de la propiedad individual. En torno de esto se construyó una sociedad, una economía organizada en torno del libre mercado, que permite al ser humano actuar de acuerdo a su naturaleza. Esta visión está totalmente superada. Durante los siglos XXVIII y XIX se avanzó en el conocimiento y en la comprensión de que es la naturaleza humana -hoy lo sabemos- no se resume a esta idea del individuo en lucha por la posesión. La propia economía capitalista pasó por cambios importantes. Al fin del siglo XIX ya está conformada una economía mundial basada fundamentalmente en los grandes monopolios.

Es a partir de este análisis que busco los orígenes del pensamiento neoliberal, procuro demostrar que no es posible aplicar a la práctica la doctrina de ese pensamiento. Lo que se hace en la práctica es usar el neoliberalismo como referencia ideológica para poner en práctica una política económica que tiene mucho más como objetivo el atender intereses de ciertos grupos, que realmente aplicar sus principios.

- ¿O sea, que el principio de que existe un libre mercado es falso?

- Lo que existe realmente en el mundo moderno es un mercado monopolista y la intervención del estado. Al comienzo del siglo XX, el 10% de la economía era responsabilidad del estado. Hoy, el gasto público representa, en países como los nórdicos o Alemania, el 60% del Producto Bruto Interno (PBI). Este no es el mundo del libre mercado, es el del monopolio, de un lado y otro, o de la intervención estatal, o del capitalismo de estado. No hay la más mínima posibilidad de crear un mundo como el que describe el pensamiento neoliberal.

- ¿Y qué esconde este discurso?

- La búsqueda de esa referencia ideológica neoliberal surge exactamente para permitir a los intereses capitalistas juntarse y detener el avance del movimiento popular, o de la intervención estatal dirigida hacia las necesidades sociales. Es algo como una contrarrevolución, una postura reaccionaria. Es por eso que el pensamiento neoliberal se concentra en la eliminación de los derechos de los trabajadores, y en crear un monopolio contra el libre mercado. Para los neoliberales, las conquistas de los trabajadores se convierten en un factor contrario a la inversión capitalista e impiden el crecimiento económico. Ocurre que el período en que más se invirtió en el mundo, fue el período el Estado de Bienestar Social, cuando creció la intervención del estado en la economía, enfocada sobre todo para proteger los derechos sociales de los trabajadores.

- ¿Cuál es el efecto de éstas políticas?

- El resultado de la política neoliberal fue una economía desequilibrada en el mundo entero, que va a llevar a una crisis mundial extremadamente grave, que arrastrará a los países del Tercer Mundo, algunos con un cierto grado de desarrollo como el Brasil. Estas naciones van a vivir para pagar una deuda externa creada con los grandes excedentes petroleros de los 70, los petrodólares, y abultada por el aumento colosal de las tasas de interés de los Estados Unidos. Esto nos va a obligar a vivir para pagar intereses, situación que ya existe desde la década de los 80 hasta hoy. Se va fortaleciendo entonces el predominio de los intereses de capital financiero sobre la economía real.

- ¿No hay oposición a este neoliberalismo?

- El neoliberalismo va generando contradicciones a nivel mundial, aumentando la pobreza. Sus efectos negativos se van profundizando de tal manera que hoy existe una oposición radical del pueblo al neoliberalismo. En todos los lugares, en las elecciones hay un rechazo a esta doctrina. Sucede sin embargo que en la elite continúa habiendo una sumisión a esta visión neoliberal comandada por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Estamos viviendo una situación muy grave, en la que el pueblo vota, tumba gobiernos, y los que asumen el gobierno terminan practicando la misma política. Este es un problema mundial, no ocurre solamente en Brasil. Pero aquí la cuestión es mucho más grave, por la gran expectativa del pueblo en el cambio político del país.

- ¿Cree usted que todavía hay posibilidades de cambio en el Brasil?

- Es importante ver que la oposición a las políticas neoliberales se extiende a varios sectores, no sólo a los populares (trabajadores en general o las grandes masas de desempleados), pero también una parte importante de la clase dominante, del empresariado, expresa la posición del vicepresidente José Alencar. Tenemos otras fuerzas importantes, como la iglesia, que tiene una posición muy clara en Brasil contra las políticas neoliberales y en el sector rural de apoyo a la reforma agraria. Y hay un sector muy fuerte de las fuerzas armadas que ve en el neoliberalismo una política entreguista, contraria a la soberanía nacional. El movimiento popular cuenta con apoyos importantes para presionar por cambios de esta política. Este es un factor muy significativo, que puede darnos una esperanza en la existencia de cambios sin una ruptura política, una situación negativa, ya que llevaría mucho tiempo para restructurar el movimiento popular para retomar estas luchas.

- ¿Presionar por una política de desarrollo?

- Tenemos que trabajar para juntar todas las fuerzas para derrotar esta política neoliberal, retomando el desarrollo económico. Después es que vamos a discutir el carácter de ese desarrollo. Las divergencias pueden ser discutidas en el contexto de una política de desarrollo económico, vuelto hacia el crecimiento del país. Una situación completamente diferente a la que vivimos hoy, porque todo está paralizado a causa del mantenimiento de altos intereses. Más de un tercio de los recursos públicos está destinado al pago de intereses. Estamos imposibilitados de hacer políticas sociales, inversiones, cualquier política progresista en el país.

- ¿Continuará el crecimiento económico?

- Lo que permitió una cierta recuperación fue la reducción de las tasas de interés, de 26,5% a 16%. Pero la paralización de esta reducción hace cuatro meses, va a detener también este efecto positivo. Si llegamos a fin de año con un crecimiento del 2,5% ya va a ser una gran conquista.

- ¿Mejoras en las condiciones de vida?

- Este pequeño crecimiento ha tenido algún efecto en la generación de empleo, pero muy limitado. Hoy hay países como Corea, que están preocupadísimos porque su tasa de crecimiento puede caer del 7% al 5%. Aquí lanzamos cohetes porque estamos en un 3,5% o porque generamos 20.000 empleos más de los que perdemos. Es una mediocridad enorme, porque no va a atender las necesidades de la población.

- El tema de las desigualdades sociales está muy distante en la agenda del gobierno...

- Es, por el contrario, la tendencia a favorecer la concentración económica. Es la misma política del gobierno de Fernando Cardoso, que aumentó terriblemente la concentración económica en el país.

- ¿Por qué la recesión del neoliberalismo no fue todavía capaz de crear un modelo alternativo real?

- Lo que pasa es que la penetración del neoliberalismo fue muy fuerte, no sólo en las políticas del estado, sino también en la Academia y el los medios de comunicación. Esta política favoreció mucho al sector financiero que tiene un poder de corrupción muy grande. Brasil es el caso típico de un país en el que un sector muy grande de la clase dominante, de la burguesía, se limita a ser intermediaria de los intereses financieros internacionales. En todos los países del Tercer Mundo, existe una casta de la burguesía con función de intermediaria, que renuncia a la idea de ser una clase empresarial.

- ¿Por dónde pasa la construcción de un modelo alternativo?

- Por la capacidad de los movimientos sociales y de la propia izquierda de desarrollar un pensamiento propio y autónomo, que no dependa de la cúpula oficial ni de la oficiosa de los medios de comunicación. La falta de una prensa de izquierda es algo hoy muy grave. Brasil de Fato es una tentativa para romper con eso, pero hay muchas dificultades. Esta situación muestra que nuestro movimiento político y social no está lo suficientemente preparado para enfrentar un pensamiento organizado e institucionalizado como el neoliberalismo.

- Usted ya elogió la política exterior de Lula, pero ¿no cree que el discurso de Itamaraty está dentro del marco del libre comercio?

- Este es un límite de esa política porque se está jugando una carta muy peligrosa. La política exterior no está totalmente volcada a la defensa del libre comercio, pero usa ese slogan para obligar a los países desarrollados a abrir más mercados para los productos agrícolas. Pero es peligroso tanto énfasis en la exportación agrícola. Primero porque su valor agregado es bajo, después porque quedamos en manos de los grandes monopolios que controlan los precios de los productos agrícolas. Y tercero porque con eso quedamos reducidos al sector del agronegocio, que no genera empleos masivamente. Sin embargo, también la politica exterior procura combinarse con una política de integración de América Latina, una política industrial, una política que favorezca la industria básica en el Brasil.

- ¿Cuál es la importancia de la integración de América Latina?

- Para disponer de una base autónoma y propia en el mundo, desde el punto de vista productivo y económico, es preciso poder actuar en los mercados más amplios posibles. Las escalas de producción son muy grandes. ¿Y a cuáles mercados se tiene acceso más fácilmente? A aquellos con los cuales se tiene una identidad cultural y política, una facilidad geográfica. Es lo que está ocurriendo en regiones con mayores vínculos, como América Latina.

Hay una identidad política e ideológica en la región, que formó un pensamiento social común, movimientos sociales parecidos entre sí, en función del mismo carácter de la colonización, que unificó pueblos enteros en relación al dominio imperialista español y portugués, después inglés, después estadounidense. Todo esto mantiene en la región una unidad de visión y problemática, que forma un acervo extremadamente positivo para una perspectiva de desarrollo económico, sea dentro del capitalismo, o mejor si avanza hacia el socialismo.

[1Sociólogo, master en Ciencias Políticas y Doctor en Economía. Publicó más de 43 libros en 16 idiomas en más de 50 países. Actualmente es profesor de la Universidad Federal Fluminense (UFF) y coordinador de la Cátedra y Red de la Unesco y de la ONU sobre Economía Global y DesarrolloSustentable