El miércoles 27 de julio se realizó, en la Aula Magna de Educación de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), el Seminario sobre «Crítica de los programas actuales de reducción de la Deuda Externa».

La duda externa es una herramienta de dominación de parte del imperialismo, un elemento que lastra las posibilidades de desarrollo y que está generando condiciones de mayor exclusión y de pobreza en la mayor parte de la población. Esta deuda en muchos países constituye el 70 % del Producto Interno Bruto (PIB), es decir casi todo su presupuesto.

Pero, ¿cómo se la ha utilizado a la deuda externa? Según, el representante de Jubileo Sur de Nicaragua nos dijo que: «los países poderosos vinculados a los intereses de las transnacionales utilizan mecanismos económicos para obtener ventajas políticas y viceversa. Están utilizando mecanismos políticos para sacar provechos económicos».

Estas se expresan básicamente en el constante endeudamiento de los países más débiles económicamente y con el permanente enriquecimiento de las transnacionales, así como de los países dominante.

Crearon políticas de sometimiento, establecidas por el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que fueron planteadas como una alternativa para sacar a los países, llamados, subdesarrollados de pobreza y la miseria para entrar en una etapa de riqueza y de mejor situación.

Pero, ¿qué ha sucedido después de 20 años de la creación de estos organismos? Según el delegado de Jubileo Sur: «nuestros pueblos están endeudados, nuestros pueblos están más pobres que hace 30 años y nuestras economía está entre la espada y la pared. Más ahora cuando se proponen el Tratado de Libre de Comercio (TLC), que percibe regular más nuestra economía».

Una de las salidas a la crisis, comprende el No pago a la deuda externa, porque los pueblos ya pagaron esa deuda. Más bien ese dinero ha financiado la explotación y depredación de los recursos naturales de Latinoamérica por parte de las transnacionales. Hay que preguntarnos ahora cuanto nos deben ellos a los pueblos latinoamericanos, ya que el problema es el sistema capitalista. Hay que reformar al modelo capitalista porque pretende maximizar las ganancias de unos pocos y perjudicar a la gran mayoría.

Debe existir una economía que gire entorno al ser humano y no al capital, donde el modelo sea compatible con el medio ambiente, donde todos los hombres y mujeres tengan el mismo nivel.