Profesor de 29 años de carrera docente, se inició en el Km. 70 de la vía Quinindé, el 1 de octubre de 1980, posteriormente trabajó en el sector de Chinchiloma, parroquia Cusubamba del cantón Cayambe; luego en el cantón Pedro Moncayo, en el sector de Malchinguí; posteriormente en la parroquia de Calderón, y hace 19 años en el barrio Ferroviaria Alta, en las escuelas Jorge Carrera Andrade y Alfredo Pérez Guerrero.

El perfil del maestro


“Un profesor debe ser un guía y un amigo en el aula, líder comunitari@, honesto, consecuente, luchador; una persona abnegada que se convierte en un ejemplo para l@s los niños y la comunidad, porque en sus manos no está solamente está entregar sus conocimientos al niño de segundo de básica (en mi caso) para que aprenda a leer o escribir, o preparar a los niños de sexto y séptimo para el ingreso al colegio o a la vida. El maestro se debe convertir en el hacedor del ambiente físico del aula en las instituciones educativas que no tienen sus pupitres completos, que no tienen laboratorios”.

Maestro y médico


“En el recinto La Unión del km 70, debí ayudar a las parteras de la localidad en el alumbramiento de mujeres del sector. En la escuela Junín de Chinchiloma, ubicada en la parroquia rural de Cusubamba del cantón Cayambe, l@s niñ@s de 5to y 6to grado, se contagiaron de rascabonito y, sin ser presa de la desesperación, inmediatamente cogí hierba mora, machaqué, luego unté jabón negro y les desnudé a todos l@ niñ@s, fregándoles todo el cuerpo y, con abundante agua, les enjuagué, mientras, tiritantes, recibían el sol para cicatrizar inmediatamente las lesiones provocadas por la enfermedad.

“Otra experiencia fue la pandemia de piojos: se podía observar que de las cabezas de los niñ@s caían los piojos sobre las hojas blancas de los cuadernos; entonces cogí a mis niñ@s y estuve fregándoles su cabeza con jabón negro por varios minutos... Después uno a uno peinaba sus cabelleras para sacar los piojos muertos.

“En estos lugares, el maestro se convierte en el consejero solidario y amigo de los jóvenes que están siendo víctimas del alcohol, de la droga, de la prostitución, del robo, y trata de encaminarlos nuevamente por un camino correcto, a los padres de familia concientizarles sobre su rol en el hogar. La lucha del maestro, al ver esta realidad, es para que los hijos no hereden ese tipo de quehaceres a través de las charlas, de seminarios, de las escuelas para padres que se hacen los sábados o domingos”.

La vocación es parte del magisterio


“El magisterio ecuatoriano, en su totalidad, adquirió esta profesión por vocación, porque quiere servir a los niños, ser un guía para ellos, porque quiere ser parte de la solución y no del problema, a pesar que conoce que este sueldo no resuelve las necesidades de una persona que debe pagar arriendo, la vestimenta, salud, comida, educación de sus hijos y mantiene su hogar”.

Lo difícil de ser maestro rural


“Con el dolor del alma, todas las semanas debía abandonar a mi familia, a mis hijos, a mi esposa, y salir el domingo por la noche al recinto la Unión en el Km. 70 de la vía Quinindé, a la Escuela Fiscal Quito, a la que llegaba a la 1 ó 2 de la mañana, para trabajar hasta el viernes y tratar por la tarde de regresar a la ciudad de Quito. Casos similares fueron cuando laboraba en Chinchiloma, Chachi, que debía salir por la madrugada y regresar por la noche.
“Este tipo de trabajo es difícil y duro cuando existe una familia de por medio, porque el poco tiempo que se le ha entregado a los hijos, tratamos de que sea el mejor, y ellos entiendan que los abandonaba para atender a niños de otros hogares. Ese amor que debí entregarles a mis hijos, entregué a mis alumnos a los que los llamo mi hija e hijo, de manera permanente durante estos 29 años de carrera docente”.

¿Evaluaciones?


“El maestro siempre está en constante evaluación de parte de los padres, de los niños o jóvenes, a los que no se les escapa nada; la supervisión del Ministerio está todo el tiempo visitando las instituciones y evaluando cómo está el sistema educativo; por lo tanto, la evaluación no es un problema de hoy, la evaluación se la hace todo el tiempo; con lo que estamos de acuerdo y apoyamos a la gloriosa UNE, es en que los maestros no deben permitir las amenazas, los chantajes de ningún gobierno.

“La mayoría de profesionales son resultado de nuestras manos, de nuestra enseñanza, un ejemplo son la Ing. Margoth Calero, experta en Mina y Petróleos, otra licenciada en enfermería, responsable del Plan de Salud y Educación del Hospital Metropolitano, importantes estudiantes de los distintos colegios de la capital que iniciaron su educación primaria en esta escuela, la Alfredo Pérez Guerrero” .