Al mandar a callar, en el marco de la XVII Cumbre Iberoamericana realizada en Chile, al Presidente Hugo Chávez Frías, un Presidente de un país latinoamericano, elegido democráticamente por tres veces consecutivas en las urnas por el pueblo venezolano y que junto con el comandante Fidel Castro de Cuba, Evo Morales, Presidente de Bolivia, Rafael Correa, Presidente de Ecuador y Néstor Kirchner de Argentina, quienes condenaron el genocidio del imperialismo yankee y la rapiña del neoliberalismo, lo único que se reveló es la mentalidad monárquica y colonial del Sr. Juan Carlos de Borbón, a quien no lo llamaré rey porque parece ser que aún no se ha dado cuenta que hace cerca de dos siglos que Latinoamérica se sacudió del yugo español y no reconoce a un Rey de papelito, que los españoles mantienen destinando ingentes cantidades de euros para mantenerlos como objeto de decoración, en un intento desesperado de preservar una realeza palurda en plena época de globalización.

¡Latinoamérica no se calla! Sr. Juan Carlos de Borbón, pues no ha olvidado que hombres barbados, ojiazules y vestidos de coraza, la mayoría de ellos excarcelados y semianalfabetos, armados de espejitos y arcabuces, con la cruz y la espada como estandarte y montados a caballo casi exterminaron centenares de lenguas y culturas, lujuriosos violaron a miles de miles de mujeres indígenas, codiciosos y avaros despojaron y expoliaron a nombre de la civilización las riquezas de nuestro suelo y fueron artífices del mayor genocidio que la Historia Universal no quiere registrar.

¡Latinoamérica no se calla!, porque aún le duele el sufrimiento de millones de indígenas convertidos en esclavos y obligados a trabajar bajo ese perverso sistema (Made in Spain) de concertaje y muertos en obrajes, mitas y batanes para así pagar la deuda externa que la corona de sus ancestros contrajo con Inglaterra.

¡Latinoamérica no se calla! Sr. Juan Carlos de Borbón, pues tampoco ha olvidado que los antepasados de su corona en contubernio con ciertos jerarcas de la Iglesia católica instauraron la Santa Inquisición, institución criminal mediante la cual miles y miles de inocentes murieron (tanto en Europa como en Latinoamérica) en la hoguera y las torturas acusados de brujería y hechicería.

¡Latinoamérica no se calla! frente a un servil monarca, amiguete del fascismo franquista, pues aún le duelen los miles de latinoamericanos que murieron en la guerra civil española.

¡Latinoamérica no se calla! frente a un reyezuelo que ha comido de la mano de genocidas dictadores como el chileno Augusto Pinochet.

¡Latinoamérica no se calla! ni callará frente a genocidas a quienes usted apoyó: su vasallo José María Aznar, el inglés Tony Blair y el gringo Georges W. Bush, que enviaron a sus tropas para invadir Irak para asesinar a inocentes niños, mujeres y ancianos civiles irakíes, so pretexto de que poseían armas de destrucción masiva, lo cual se ha desvirtuado ya.

¡Latinoamérica no se calla! frente a Felipe Gonzáles, José María Aznar y Rodríguez Zapatero, recaderos de desprestigiados organismos económicos internacionales como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial o el Club de París que pretenden dar a los Presidentes Latinoamericanos recetas para gobernar.

¡Latinoamerica no se calla! frente a la prepotencia de un reyezuelo que impávido mira cómo ciertos españoles explotan a nuestros compatriotas latinoamericanos, muchos de ellos profesionales: profesores, médicos e ingenieros haciéndolos trabajar como camareros, charcuteros o taxistas, trabajos que los señoritos españoles no quieren hacer. En gratitud endurecen las leyes de inmigración, persiguen a los sin papeles, xenófobos, racistas y neofascistas atacan a nuestros compatriotas tal como hace poco sucedió con la adolescente ecuatoriana Liz Morla en el metro de Barcelona, o niegan la visa a estudiantes latinoamericanos que han conseguido becas en universidades españolas.

Vaya nomás Sr. Juan Carlos de Borbón, caballero de ‘ilustre prosapia y rancio abolengo’, a mandar a callar (si todavía lo hace) en su palacio de tafetán.

¡Latinoamérica no se calla, carajo!