Miguel Angel Biazzi, Ameríca magíca

Basta un recorrido por el elenco de malvados con que han sustituido a gobernantes que muchas veces apenas esbozaban reformas leves. Pero es que el Imperialismo no acepta sino sumisiones incondicionales, de marionetas que no tengan el menor amor propio.

Recordemos aquel Anastasio Somoza García, de Nicaragua, el primero de una dinastía que duró de 1936 a 1980. Aquel Somoza surgió del encuentro de reconciliación que sirvió de emboscada para asesinar a Augusto César Sandino, como mataron a la india Anacaona que tanta guerra dio a los españoles. La invitaron a una reunión de reconciliación y la mataron junto a sus más allegados ("según la historia lo cuenta dicen que fue a la cañona"). Igual mataron a Emiliano Zapata y a tantos otros, a traición. Los asesinos de Zapata nunca recibieron completa su paga. Así operan los imperialismos.

El hijo menor de Anastasio Somoza García, Anastasio Somoza Debayle, se repartió con los suyos los auxilios que recibió Nicaragua por el terremoto que deshizo a Managua en 1972. Cuánta miseria moral se necesita para hacer algo así, sobre todo cuando ya se tiene una cuantiosa fortuna heredada de su padre y completada por él. Lord Acton decía que "el poder tiende a corromper, pero el poder absoluto corrompe absolutamente", algo que vale para todos los otros que decimos en este artículo.

Carlos Castillo Armas, el que la CIA llamaba "Calligeris", luego de ya no importa cuántos golpes de Estado, ejecutó el que lo llevó a la ignominia suprema: el que dio contra Jacobo Arbenz, que llevaba adelante reformas tímidas para dar tierra a los campesinos, entre otras rectificaciones sociales. La CIA montó un operativo desde Honduras y un proceso interno que terminó con el derrocamiento de Arbenz.
En República Dominicana pusieron al que reclama con numerosos merecimientos el título de Gorila Mayor, quien si no recuerdo mal la Radio Santo Domingo llamaba Rafael Bienvenido Leónidas Trujillo Molina, Benefactor de la Patria y Padre de la Patria Nueva, "Chapita" para los íntimos, por la profusión de condecoraciones que gozaba exhibiendo.

Su historia fidedigna está en La fiesta del chivo , la magistral novela de Mario Vargas Llosa. Esa novela no es más que la larga sucesión de ignominias, oprobios, ultrajes, afrentas, miserias, traiciones de Trujillo y sus allegados. Su astuto colaborador y fiel sucesor, Joaquín Balaguer, también respaldado por el Imperialismo, demostró la conseja tal vez cierta de que bicho malo tarda en morir, pues vivió de 1906 hasta 2002 y no cesó de hacer toda clase de infamia hasta el último día, ya ciego y disminuido, pero no corregido.

Del otro lado de la isla, en Haití, François Duvalier, "Papa Doc" para los íntimos, podría llamarse también el médico asesino, pues esa fue su profesión originaia. Su ejército particular era horripilante, la Milicia Voluntaria para la Seguridad Nacional, tonton macoutes para los íntimos.

En 1962 Duvalier maldijo a Kennedy, quien fue asesinado al año inmediato, con el consiguiente alivio de la presión sobre él, pues su anticomunismo era útil en la contención de la Revolución Cubana. Su hijo y sucesor Jean-Claude Duvalier, Baby Doc para los íntimos, no fue mejor que su padre. En 1986 huyó de Haití en medio de una revuelta popular. En 2004 anunció su intención de aspirar de nuevo al poder en 2005. Veremos qué opina el National Endowment for Democracy.

¿Cómo hacer esta enumeración sin sentir sin asco? En Cuba el Imperialismo impuso a Fulgencio Batista, el "mulato lindo", quien llevó a Haydée Santamaría los ojos de su hermano Abel y los testículos de su novio Boris Luis Santa Coloma. Cosas del Imperialismo. No podía esperarse más de quien entregó la isla a la Mafia, pago que recibió esta por haber facilitado la invasión gringa de Sicilia durante la Segunda Guerra Mundial.

La CIA ha negado los documentos que tiene sobre la muerte de Jorge Eliécer Gaitán. ¿Cómo interpretar esto como otra cosa que una confesión? Sabemos las consecuencias de ese asesinato porque todavía duran y no hay en el horizonte razones para pensar que esté a punto de finalizar esa guerra civil de baja y a veces no tan baja. El Imperialismo ha promovido y respaldado las Autodefensas Unidas de Colombia, paramilitares para los íntimos, con sus motosierras para amputar miembros de los enemigos. Como suele suceder, crían cuervos, y ahora no hay modo de detener a esa gente. Aprendices de brujos. De todos modos no creo que esto los haga dormir intranquilos, total los "paracos" son muy útiles en la represión de las fuerzas populares y de periodistas desobedientes. Y pueden ser útiles en Venezuela.

A comienzos de los años 60 Mohamed Mosadegh intentó en Irán algunas reformas, nacionalizó petroleras y demás síntomas de independencia. Suficiente para derribarlo y poner en su lugar a Mohamed Reza Pahlevi, hijo de Reza Pahlevi, llamados shas (o shahs en inglés), aquel colaborador de los nazis. De estos fue buena alumna la policía secreta del Sha, la temidísima Savak. Carter le pidió liberalizar su gobierno, cosa imposible que llevó a la revolución islámica y a viajar como alma en pena suplicando posada, hasta que la halló en Egipto, donde murió abandonado. Ahí está en la reserva su hijo, Reza Pahlevi, listo para cuando la CIA lo encuentre útil, cosa que podría pasar ahora con su guerrita por ahora mediática contra el gobierno islámico de Irán.

En respuesta a las manifestaciones nacionalistas de Cipriano Castro, el Imperialismo atacó de nuevo respaldando el golpe frío que le dio su compadre Juan Vicente Gómez. Conocemos bien ese gobierno de crímenes palaciegos, latrocinio indefinido y represión repugnante. A Rómulo Gallegos lo depusieron en un golpe y luego asesinaron a su golpista Carlos Delgado Chalbaud. Bien que desde campos políticos opuestos, ambos habían manifestado tímidas tendencias nacio¬nalistas. Suficiente.
Las presiones del Imperialismo condujeron al suicidio al presidente brasileño Getúlio Vargas.

Luego, comenzando los años 60, depusieron a João Goulart, lo que hizo que reinaran un periodista ex comunista devenido ultraderechista (suena familiar) llamado Carlos Lacerda, amén de una pléyade de generales gorilas, entre ellos uno muy apropiadamente apellidado Cruel. ¿Cuál fue el gobernador de Guanabara que encontró una salida a los indigentes: ahogarlos? Son leyenda las brutalidades de los gobiernos que sucedieron a Goulart. Todos aplaudidos por el Imperialismo.

El Uruguay se destaca por tres valores que allí predominan: discreción, elegancia y decoro. Pues allí promovieron lo peor que allí había, como hay en todo país: Juan María Bordaberry, Jorge Pacheco Areco y varias juntas anónima, pero no por ellas menos gorilas.

Hay tantos que da asco seguir, Pinochet, Videla, Onganía, Lanusse. Saddam Husseín, luego declarado enemigo. Manuel Noriega, luego declarado enemigo. Osama Ben Laden, luego declarado enemigo. Crían cuervos y luego no hallan qué hacer con ellos. O los desechan como servilletas. Da grima la enumeración, pues todavía falta. No hemos hablado de los gorilas vietnamitas, como Nguyen Kao-Ki, de quien De Gaulle preguntó: "Qui est ki?" (“¿Quién es ki?”), cuando Ki se metió con él. Faltan Mobutu Sese Seko, Moisés Tchombé y tantas otras pesadillas.

En todas partes promueven lo más indigno, lo más cruel, lo más miserable, lo más canallesco, la escoria, la basura más repugnante.

¿Por qué tiene que ser Venezuela una excepción?