El gobierno de Alfredo Palacio retoma las políticas sumisas frente al imperialismo que caracterizaron al ex presidente Lucio Gutiérrez y a su canciller Patricio Zuquilanda. Gutiérrez mantenía en su discurso que “cambiaría el país o moriría en el intento”, los cambios nunca llegaron y, por ello, casi muere en el intento... Ahora, en estos últimos cinco meses tenemos a un gobierno de Alfredo Palacio que ofreció “refundar el país” e inicialmente parecía defender una postura digna en algunos aspectos de la política exterior, especialmente frente al Plan Colombia, pero por los cambios en gabinete, especialmente la salida del ministro de Economía Rafael Correa y la anunciada salida del actual canciller Antonio Parra Gil, todo indica que el Ecuador volverá a ser “el mejor aliado de los Estados Unidos”. Es decir, el régimen carece nuevamente de una política exterior soberana, que defienda los intereses nacionales.

Las políticas de la Embajada Norteamericana eran aplicadas por Gutiérrez y Zuquilanda al pie de la letra, este es el caso de las fumigaciones: se decía que al no existir un aval técnico-científico para demostrar que las fumigaciones con glifosato y otros componentes afectaban a las poblaciones del cordón fronterizo, no se podía dar un pronunciamiento para que Colombia deje de fumigar en nuestra frontera; nunca existió un acuerdo formal, escrito ni suscrito entre los gobiernos de Ecuador y Colombia al respecto.

En lo referente a la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC), el anterior gobierno tuvo una representante incondicional en la ministra de Comercio, Ivón Baki, que defendía a rajatabla la firma de este tratado. Este gobierno, pese a que en su posesión hablaba de someter este tema a consulta popular, desde sus primeros días ratificó al equipo negociador de Gutiérrez, luego hizo cambios pero la decisión de firmar el TLC quedó intocada. Ahora, la firma del TLC tiene asegurada no solo su firma con los Estados Unidos sino que posiblemente hasta su ratificación en el Congreso, ya que quien fuera jefe negociador del TLC por el gobierno, Oswaldo Molestina, ahora es Ministro de Gobierno y garantiza el respaldo de la mayoría en el parlamento.

En lo referente a la Base de Manta, Gutiérrez siempre justificó la vigencia de este convenio con el argumento de la supuesta lucha contra el narcotráfico, y hoy sabemos que esa base no solo se constituyó en un centro de avanzada de la lucha contra los grupos insurgentes en Colombia, sino que sirvió también como centro de operaciones para contratar a mercenarios y enviarlos a cualquier país del mundo, donde se requiera de sus servicios. Todos estos temas concernientes a la seguridad y soberanía del país han sido tratados tomando en cuenta las disposiciones de la Embajada Norteamericana para ir implicando poco a poco al Ecuador en el Plan Colombia.

Con Antonio Parra Gil se mantuvo una política más nacionalista, sobre todo en lo referente a las fumigaciones que están a cargo de la empresa Dyncorp, contratada por los EEUU y financiada con dinero del Plan Colombia. Se mantuvo un discurso y una acción diplomática opuestos a estas fumigaciones en los 10 kilómetros al interior de la frontera. Además, un aspecto que preocupó fuertemente a los Estados Unidos fue el acercamiento del gobierno ecuatoriano hacía al gobierno de Venezuela. La presencia de Parra Gil en la Cancillería, así como de Rafael Correa en el Ministerio de Economía, daban a la política exterior de Ecuador un perfil por lo menos de dignidad y de sentido común en el manejo de nuestros recursos.

En este contexto, la salida de estos dos funcionarios ya era una cuestión que se conocía desde el primer momento, y hoy el Presidente lo ha ratificado. Su excusa para sacar a Correa fue que supuestamente se abrogaba funciones sin consultar al Presidente, pero lo cierto es que se debió a las presiones que llegaban desde los organismos financieros internacionales, así como de las transnacionales petroleras como la Occidental, que veían serio riesgo para sus negocios. En el caso de Parra Gil, él mismo siempre dijo que soñaba ir como embajador a Madrid antes que ser Canciller. Ahora, para no generar mayor reacción que la que causó la salida de Correa, el presidente Palacio piensa cumplirle ese sueño. En el esquema de la geopolítica del eje Washington-Bogotá no caben posiciones de dignidad como las que mostraron estos dos funcionarios.

Discursos y más discursos

A pesar de que en su discurso pronunciado en la ONU, el presidente Alfredo Palacio se mostró firme en cuanto al tema de las fumigaciones en la frontera norte, es obvio que nuevamente estamos cayendo en un juego de dobles discursos sin fin; mientras que los daños irreparables a estas zonas de la frontera con Colombia siguen, el Presidente dobla la rodilla frente a la Secretaria de Estado Condolezza Rice en los Estados Unidos, e invita al presidente colombiano Álvaro Uribe a conversar en Quito, pero sin topar el tema de las fumigaciones.

A criterio del analista de asuntos internacionales Guillermo Navarro, “se retoma nuevamente a la posición internacional del ex canciller Patricio Zuquilanda en cuanto al tema de fumigaciones, ya que en ese período se crearon comisiones técnicas para verificar los daños ocasionados a la población, vegetación y animales, lo cual no trajo nada positivo, porque se continuó fumigando. Hoy con Palacio se ha ratificado nuevamente esta comisión, pero lo grave es que el Presidente además ha retirado de la Cancillería a Antonio Parra Gil, quien se mantenía con una posición firme en el tema. El papel del nuevo canciller, Francisco Carrión, sería el de allanarse como lo hizo antes en la firma del tratado de paz con el Perú; hoy lo haría en la misma línea que Zuquilanda”.

El Plan Colombia y su trasfondo

Ante la posible formación de una fuerza militar conjunta para derrotar a la guerrilla, como pretenden el presidente Uribe y EEUU, se debe mantener una posición firme y radical, que obligue a respetar el principio de no-intervención en la soberanía de otros países. Por otro lado, no se puede ignorar la posibilidad de que al involucrarse el Ecuador militarmente, esto obligaría a las FARC a abrir un frente de lucha contra nuestro país, para el que no estaríamos preparados.

No se puede perder de vista que detrás de este plan, así como del Plan Patriota o del Plan Colombia está la diabólica presencia del "imperio", con sus transnacionales, sus negocios. Sus fábricas de guerra necesitan mercados y países que quieran ser sus más buenos clientes, sus industrias requieren de nuestro petróleo. De por medio también está la disputa por fuentes de agua dulce, que son el tesoro del futuro, lo que nos obliga a pensar con sentido nacionalista y soberano, por preservar lo nuestro.

El Plan Colombia y sus fases, la Iiniciativa Regional Andina y el Plan Patriota, fueron publicitados en Colombia y a nivel internacional como "un plan para la paz, prosperidad y la consolidación del Estado", el objetivo fue y sigue siendo el control de los grupos insurgentes y legitimar la imposición del gobierno de los Estados Unidos en la Región Andina, cuyos objetivos son profundizar su control hegemónico, la imposición del TLC en nuestro país, la vigencia del convenio de la Base de Manta e impedir una salida política y de diálogo al conflicto social y armado en Colombia y de paso convertirlo en un problema regional.
Pero han fracasado rotundamente porque el descontento y la indignación de los movimientos populares y las organizaciones sociales se han hecho sentir en las calles en contra de las políticas norteamericanas, así sucede en Ecuador, Bolivia, y con el apoyo popular a Chávez en Venezuela. Todo esto son obstáculos para los fines políticos militares del imperio, lo que le obliga a replantear sus estrategias y a seguir buscando apoyo en los gobiernos de Colombia, y desde luego en el Ecuador.

Base de Manta un convenio más negativo que positivo...
En positivo que la gente comience a darse cuenta que la Base de Manta más que beneficios ha traído perjuicios para la provincia y el país, después de 5 años sus habitantes dicen “no más base militar estadounidense en Manta”, en un foro organizado por , realizado en Manabí. La gente ha llegado a la conclusión de que se ha incrementado el turismo, que se ve reflejado en los hoteles y bares locales, como también ayudas médicas en la ciudad. Pero lo negativo es el hundimiento de los barcos pesqueros por supuesto tráfico de drogas y de migrantes, el incremento del VIH SIDA, aunque según fuentes oficiales, no se atribuye a los norteamericanos; también la explotación sexual infantil que funciona a través de redes locales, llevando a menores en embarcaciones pequeñas, mar adentro, donde son negociados. Todo esto a la vista y paciencia de las autoridades del país que no han tomado cartas en el asunto, por tal motivo las personas sensibilizadas sobre los grandes problemas que atrae la presencia de militares estadounidenses en tierras ecuatorianas, decidieron exigir la “No renovación del convenio de la Base de Manta en el año 2009”.