Se presentó públicamente el Proyecto de “Sistema Integral de Desarrollo Profesional Educativo”, denominado SíProfe, mentalizado y organizado por el Ministerio de Educación. El Proyecto apunta que “para mejorar la calidad docente se requiere: Deconstruir creencias sociales sobre cómo ocurre el aprendizaje y cómo debe ser la enseñanza. Modificar la manera como se forma a los nuevos docentes. Transformar las prácticas de los docentes en servicio a través de su desarrollo profesional. Redefinir el papel de otros actores del sistema. Imprimir coherencia en la formación inicial y continua de los profesionales de la educación”.
Para ello ha diseñado un Sistema Integral de Desarrollo Profesional para Educadores (SíProfe), “que busca mejorar la calidad de la educación: Con tres tipos de intervención formativa, dirigidos a cuatro actores del sistema educativo”. (Gráfio 1)

En este sentido, los propósitos de SíProfe son “proporcionar a los trabajadores de la educación un sistema de desarrollo profesional que les ayude a elevar la calidad de su desempeño profesional; les permita recuperar ante la ciudadanía el alto prestigio que merecen; reforzar un sistema educativo nacional basado en méritos, y que incida de manera significativa en el mejoramiento de la calidad de la educación ecuatoriana”.
(Gráfico 2)

Ante este proyecto de evaluación docente, existen muchos criterios contrarios, de miles de maestros ecuatorianos, que se sienten vulnerados en sus derechos laborales y sociales.

Aquí los de algunos de ellos que, además, son especialistas en la temática:

La educación no mejora si no se revaloriza la labor docente

Edgar Isch
Consultor y especialistas en temas educativos

“La presentación de SíProfe es interesante, porque es importante pensar en un sistema de desarrollo profesional educativo. Sin embargo , por el contrario, se ve al Ministerio trabajando en una evaluación punitiva (antipedagógica), ilegal (el Ministro lo reconoce al plantear recién las reformas a la Ley que permitirían expulsar a los maestros que fallen en las pruebas), parcial (la integralidad es evaluación del sistema en su conjunto), discriminatoria (no se evalúa a otros actores del sistema educativo y menos a otros profesionales) e ideológicamente dirigida a echar toda la responsabilidad sobre los docentes, continuando el ataque neoliberal a la educación pública.

“De la presentación del SíProfe se puede desprender que se cae también en el error de pensar en mejorar a los docentes sin mejorar las condiciones de trabajo de docentes, niños y niñas. Una formación al margen de la realidad es un error que cae en el formalismo. Se reconoce que la docencia no es el único indicador de calidad educativa, pero no se habla nada de los demás, entonces se corre el riesgo serio de que el sistema propuesto camine para un lado y los otros factores para otro. Si no hay cambio de las condiciones de trabajo y de los factores condicionantes (pobreza, alimentación, medios de comunicación, migración forzada con daños familiares, ausencia de material didáctico, etc.) la formación quedará en el aire.

“La educación no mejora (lo dice la experiencia mundial) si no se revaloriza la labor docente. Eso significa un trabajo hacia la sociedad y no solo al interior del sistema educativo, aspecto que hay que pensar seriamente para que ser maestro/a atraiga a la juventud más talentosa. ¿Quién, teniendo otras posibilidades inmediatas, las deja por cobrar un sueldo de docente? Se requiere de una vocación que pocos la tienen, antes de participar en la educación y enamorarse de esta profesión.
También sabemos que no hay reforma educativa válida si no se cuenta con la participación integral de los docentes desde la planificación. En este sistema no se ve ninguna puerta para la participación de los docentes, más que como objetos de la intervención desde fuera, cuando son los sujetos del cambio educativo. Mucho menos hay una visión de participación compartida y solidaria de padres de familia (en general los altos funcionarios de turno en el Ministerio piensan que los padres deben ser controladores y oponentes de los docentes, cuando el interés superior del niño marca que deberíamos ser unos y otros aliados en favor de esos niños, niñas y adolescentes) .
Se señala que se requiere "redefinir el rol de otros actores" pero se queda solo en quienes ejercen la docencia sin formación. ¿Y los supervisores? ¿Y los Ministros?

“Si no se tiene una visión integral del horizonte educativo al que queremos dirigirnos, del modelo pedagógico que se debe poner en juego y que desde acá pensamos que es el Modelo Emancipador construido ampliamente por la UNE; si no se actúa en un sentido de integralidad y agilidad real (no como lo que pasa con las 12 mil partidas); y, si no se construye una red social de garantía del derecho a la educación y de garantía a los sujetos que la hacen realidad, cualquier buena intención y esfuerzo técnico caerán en saco roto, tal como nos ha pasado con otros casos en estas décadas”.

¿Por qué comienza la evaluación con los maestros y maestras, que son también víctimas del sistema?

Arturo Quizhpe Peralta
Profesor de Pediatría. Consultor Internacional en Salud Infantil

“El Proyecto SíProfe es parcializado. Si realmente tenemos interés y compromiso con los niños y niñas del país, es necesario y urgente:

“Revisar, evaluar y calificar las condiciones materiales, disponibilidad de instrumentos didácticos, los escenarios de formación de nuestros niños.

Hemos trabajado como voluntarios en varias escuelas y programas, comprobando que la mayoría están en condiciones que atentan contra los derechos de niños y niñas... Recordemos apenas un elemento: el hacinamiento de niños y niñas en locales inapropiados es terreno fértil para el florecimiento de la violencia, hecho que dificulta el aprendizaje.

“Identificar y erradicar las causas de la mala calidad de la educación: las determinantes sociales y económicas. Nuestros niños y niñas desayunan y almuerzan chatarra alimentaria; consumen tóxicos para su mente; carecen de elementales condiciones de recreación y actividad física. Su rendimiento escolar está influenciado por la inestabilidad emocional, la migración, la ruptura familiar, la violencia. Su tratamiento es urgente a través de programas integrales de promoción de salud y cambios estructurales.

“Estas causas siguen siendo omitidas, por eso pregunto: ¿Por qué comienza la evaluación con los maestros y maestras, que son también víctimas del sistema? ¿Creen que se puede hacer transformaciones de calidad sin modificar para nada las causas subyacentes? ¿Porqué no mirar hacia los países que tienen buena calidad de la educación? con maestros bien pagados, con estímulos materiales y subjetivos, dedicación exclusiva a la docencia, etc.”