Soberanía del cuerpo y derecho al disfrute sexual, son dos temas que se han puesto sobre el tapete en la Asamblea Nacional Constituyente que se realiza en Montecristi.

¿Es que el ser humano puede considerarse verdadera y auténticamente soberano de su cuerpo? Mucho me temo que ciertos asambleístas ignoran que existe una instancia psíquica descubierta por Sigmund Freud que se denomina inconsciente, que es la que gobierna el cuerpo, tanto el físico como el espiritual.

Psicoanalíticamente hablando, el ser humano está atravesado por la palabra y asiste a una lucha permanente entre las pulsiones de vida y de muerte, esto es entre Eros y Thánatos.

Más allá del principio del placer está el goce, solía afirmar Jacques Lacan, y más allá del goce está la muerte (el subrayado es mío). El goce es el poder de administrar las muertes, aun las más pequeñas y cotidianas, por tanto, afirmar que el Sujeto es soberano de su propio cuerpo es una verdad de Perogrullo, es alg obvio.

“La imagen es todo”, reza por ahí un spot publicitario. Cada uno construye su imagen a partir del Otro, del deseo y la carencia, esto es: construye el Ideal del Yo.

El ideal del Yo es aquello que está llamado a suplir la carencia y a satisfacer el deseo, pensando que aquello es lo que va a completar, pero, permítaseme desilusionarlos. No hay completud ni satisfacción posible, pues el estatuto propio del deseo es la carencia.

Muchos cultores de lo que he dado en llamar ‘Psicología rosa’, asiduos lectores de Vanidades y Cosmopolitan que leen artículos con títulos sugestivos y superfluos como: “100 recetas para alcanzar el clímax”, “Cómo hacer el amor con la misma persona pasados los 50 años, “Consejos para conquistar a él y a ella”, etc., suelen hacer una ecuación palurda entre el cuerpo físico y el deseo sexual como sinónimos del placer.

Considero que la Asamblea Nacional Constituyente debería ocuparse de temas trascendentales en materia de salud, como por ejemplo impulsar leyes para hacer más efectivos los derechos a la salud sexual y reproductiva, el acceso masivo a los anticonceptivos, políticas de salud y campañas de prevención para evitar enfermedades de transmisión sexual, la reducción del número de hijos en la población a fin de que las parejas tengan el número de hijos a los que puedan mantener y entregarles una vida digna reduciendo así los niveles de pobreza, fortalecimiento de la paternidad responsable, crear políticas sociales, económicas y culturales que eviten la desestructuración familiar producto de la migración, acceso de la población a medicinas a precios populares, mejorar el sistema de salud y el equipamiento de hospitales, capacitación a médicos y enfermeras para que cumplan con su juramento hipocrático y dejen de ver a la enfermedad como motivo de lucro y entreguen a la población una atención de calidad y calidez, acceso a medicinas gratuitas para los enfermos de VIH-sida, etc.

Digámoslo de una vez: el cuerpo es el lugar donde se registra el placer, pero no siempre el goce. La soberanía del cuerpo y el derecho al disfrute sexual como lo ha planteado la asambleísta María Soledad Vela no se otorga por un mandato, menos por una ley o un decreto constitucional. Aquello no ha hecho más que dar pie para que la derecha ecuatoriana, que intenta mantener el statu quo, lo tome como punta de lanza para su campaña a favor del No en el próximo referéndum, junto con otro tema irrelevante como el mencionarle a Dios o no en la nueva Constitución.