Luis Eduardo Garzón, alcalde bogotano está alarmado. No es para menos. En comparación con el mismo período del año anterior, la cifra en cuestión se incrementó en más de 20 asesinatos. Las denuncias y tensión que se vive en el sector denota que están en marcha más crímenes.

Desde tiempo atrás habitantes de esta localidad denuncian la presencia y el incremento del poder de los paramilitares. También los habitantes de localidades vecinas como Bosa y de municipios como Soacha. El procedimiento parece ser el mismo: “Llegan al barrio, seleccionan sus aliados y de igual manera a sus enemigos, a quienes asesinan o hacen desplazar”, nos dijo un habitante del sector entrevistado. Y agregó: “comienzan a pedir dinero a los tenderos, a controlar a los viciosos, amenazan a quienes están de noche en las esquinas, para luego exigir a cada una de las familias un pago semanal por la «seguridad» que les brindan. El que se opone o se va o se muere”.

Si se miran estas denuncias a la luz de lo vivido en ciudades como Medellín, Barrancabermeja u otras, la conclusión no deja duda: los paramilitares estàn copando la ciudad capital. Han empezado por sus zonas periféricas, pero también se conoce de su presencia en zonas centrales. La estrategia es total y para que sea exitosa necesitan que el temor crezca y el silencio se imponga.

¿Podrá el Alcalde Mayor romper las complicidades que han permitido el avance del paramilitarismo?