El Diablo es, por supuesto, Fidel Castro. Y Cuba es el infierno. De esa manera es que se le presenta al pueblo de Estados Unidos la visión de la Cuba actual por nuestros "ilustres" legisladores del Estado de la Florida Ileana Ross y Lincoln Díaz Balart. Y como nadie quiere ir al Infierno ni tampoco conocer al Diablo en persona, es que Ileana y Lincoln - buenas gentes que son - se oponen a toda costa a que los ciudadanos de Estados Unidos puedan viajar libremente a Cuba para ver por sus propios ojos un país que está solo a 90 millas de su territorio.

Cuando recientemente en la Cámara de Representantes de Washington se presentó un proyecto de ley que facilitaría los viajes de ciudadanos norteamericanos a la isla, allí estaban Lincoln Díaz Balart e Ileana Ross no sólo votando en contra sino, como para añadir torpeza y mala fe a su conducta, utilizaban los mas rebuscados argumentos "democráticos" para evitar que se aprobara esa medida legislativa que permitiría a los ciudadanos de este país hacer lo que hacen todos los días los ciudadanos del resto de los países del mundo, inclusive, aquellos que son cubanos y viven en Estados Unidos. Pudiera pensar cualquiera que no conozca la verdad que a los miamenses les ha tocado en suerte contar con el privilegio de tener una representación en el Congreso de Washington dedicada a las buenas causas.

Pero la verdad no es que ni la Ileanita ni el Lincoln son tan amigos de la democracia de otros pueblos si estos no tienen un buen racimo de votos en el Condado Dade o una jugosa bolsa de contribuciones para sus campañas políticas. Dice un refrán que "la caridad empieza por casa" y lo cierto es que los Representantes Ross y Díaz Balart poco o nada hacen en el Congreso por defender los intereses de los miamenses como no sea pregonar su oposición a toda política de distensión con Cuba. Piensan ellos y sus electores le dan la razón de que de esa manera les resulta más fácil conseguir votos en el Condado Dade de los incautos cubano - americanos.

Que se me diga el nombre de un solo miembro del Congreso de cualquier Estado de la nación que su única y solitaria agenda en el Capitolio sea la de abogar por una determinada política exterior con respecto al país de origen de ese legislador. Ileana y Díaz Balart no quieren que los americanos vayan al "Infierno" que es Cuba ni que conozcan de cerca al "Diablo" que es Fidel, que por cierto, hoy trece de Agosto es su cumpleaños.

¿Será pecado mortal felicitar al Diablo? Sin embargo y a pesar del Embargo, lo cierto es que de un tiempo a esta parte Gobernadores de distintos Estados, Senadores, Congresistas, hombres de negocios, intelectuales, periodistas y escritores, todos de distintos y variados puntos de vista o de pensamientos políticos diversos, han visitado a Cuba y ninguno ha regresado diciendo que aquello es el Infierno o que se encontraron con el Diablo. ¿No será entonces al revés? ¡Que son nuestros "ilustres" Representantes de Miami los que llevan el Diablo por dentro!