Condeno enérgicamente el atentado con bombas de hoy frente a la
mezquita Imán Alí, en Najaf, Iraq, que mató a docenas de iraquíes
inocentes. Este acto malvado acto de terrorismo estuvo apuntado al
ayatola Mohammed Baqir al-Hakim, en uno de los lugares islámicos más
sagrados de los shiítas, y contra las esperanzas de libertad, paz y
reconciliación del pueblo de Iraq.

Envío mis más profundas condolencias a las familias de las víctimas y
mi esperanza de una pronta recuperación de los heridos. He ordenado a
las autoridades norteamericanas en Iraq colaborar estrechamente con
los funcionarios de seguridad iraquíes y con el Consejo de Gobierno
para determinar quiénes cometieron este terrible acto y llevarlos ante
la justicia. También envío mis condolencias a todos los iraquíes y a
todos los musulmanes shiítas de todo el mundo.

El ayatola Hakim fue encarcelado y torturado por el régimen de Saddam
Hussein debido a sus creencias religiosas, y pasó muchos años en el
exilio. Regresó a su patria el año pasado, luego de que fuera
liberada. Su asesinato hoy, junto con el asesinato de muchos hombres y
mujeres inocentes congregados para la oración, demuestra la crueldad y
la desesperación de los enemigos del pueblo iraquí.

Las fuerzas del terror deben ser derrotadas y lo serán. Los esfuerzos
unidos de los iraquíes y de la comunidad internacional tendrán éxito
en lograr la paz y la libertad.