Sr. Presidente,

Señorías,

Quiero empezar sumando la voz del Gobierno al emotivo homenaje que el presidente de esta Comisión acaba de efectuar en memoria de las víctimas del brutal atentado terrorista del pasado día 19 y muy en especial en memoria de la labor y la actitud, que son ejemplo para todos, del Representante Especial, don Sergio Vieira de Mello, y de nuestro compatriota el capitán de navío don Manuel Martín- Oar.

El señor Vieira de Mello, como enviado especial de Naciones Unidas, encarnaba el compromiso internacional para la reconstrucción de Irak, el compromiso por un Irak democrático y plenamente integrado en la comunidad de naciones. Saludo su determinación y su coraje en este objetivo común y traigo también a la memoria su trayectoria en defensa de los derechos humanos como alto comisionado.

Nos entristece a todos la muerte de un hombre cabal, de un interlocutor que contó con el respaldo español en todos sus cometidos y que dio respaldo en particular a la presidencia española del Consejo de Seguridad. Me duele que el terrorismo, esa violación primera de los derechos humanos, cuya siniestra actividad en España conocía Vieira de Mello y que le preocupaba genuinamente, haya segado su vida, pero no su testimonio, que queda entre nosotros.

La muerte del capitán de navío don Manuel Martín-Oar nos ha consternado a todos profundamente, pero esa muerte, a algunos, nos ha traído también, sin estridencias, sin alardes, una emoción muy honda y auténtica, una emoción, repito, que quizá debiera resonar más a menudo en esta época en que parece imponerse una globalización plana de actitudes y respuestas. Quiero decir que la muerte de don Manuel Martín-Oar nos ha situado en la perspectiva vital de un hombre que decidió siempre tomar en la mano su propia vida, de una persona que consciente de que la vida está tejida de fragilidad, que la vida sigue consistiendo, por mucho empeño que pongamos en negarlo, esencialmente en inseguridad, se forjó su propia aventura, su propio destino, haciéndolo enteramente suyo y descartando, reitero, sin aspavientos, serenamente, transferir a otros ese compromiso; y ese ejercicio callado de la libertad con todas sus consecuencias, pues no hay otra palabra más justa que esa de libertad para definirlo, ha querido secundarlo con entereza su familia. No pretendo rehuir nada, y creo haber encarado en todo momento mis responsabilidades y mi biografía, pero deseo dejar aquí constancia de mi respeto ante tal actitud. Y el orgullo de pertenecer a la misma comunidad.

Pues bien, señorías, desde el recuerdo de las víctimas y desde la cercanía a los familiares y amigos, de ésta y de cualesquiera otras víctimas, digo y afirmo categóricamente que los terroristas no conseguirán sus abyectos fines.

No lo van a conseguir. Nunca seremos neutrales con esa plaga cobarde y cruel que es el terrorismo.

Señorías,

Entre las actuaciones del Gobierno ante el atentado en Bagdad destaca la decisión de informar al Parlamento a la mayor brevedad. Y de esa voluntad trae causa mi comparecencia hoy, ante sus señorías, a petición propia, en sesión extraordinaria, con el mismo propósito con que he acudido multitud de veces en el anterior período de sesiones ante esta y otras comisiones, así como ante el Pleno del Congreso y del Senado, siguiendo los principios de información, transparencia y diálogo que han presidido la actuación del Gobierno en todo momento.

En aras de la claridad expositiva, estructuraré mi intervención sobre cuatro ejes.

En primer lugar, expondré algunas consideraciones de carácter preliminar, que espero contribuyan a centrar el debate.

Después abordaré la información de que dispone el Gobierno sobre el atentado contra la sede de Naciones Unidas en Bagdad, las circunstancias del fallecimiento del capitán de navío don Manuel Martín-Oar y algunos datos relativos a la situación de las tropas españolas en la región de Al-Diwaniya.

En tercer lugar, daré cuanta a sus señorías de los compromisos y la línea de acción que el Gobierno va a mantener e impulsar respecto del futuro de Irak, y ello tanto desde el punto de vista nacional como desde la perspectiva de nuestra participación en foros internacionales.

Por último concluiré mi intervención trasladándoles el núcleo de convicciones que animan al Gobierno en esta cuestión, que son las que han guiado nuestra línea política desde el inicio, y que seguirán marcando la naturaleza de todas aquellas decisiones que deban adoptarse a la hora de contribuir a la plena reincorporación de un Irak próspero, estable y en paz a la comunidad de naciones.

Señorías, entre las consideraciones preliminares destaco la general y enérgica, si bien lamentablemente no unánime, condena que ha merecido dentro y fuera de España el atentado terrorista contra la sede de Naciones Unidas en Bagdad. En España, tanto el presidente como otros líderes de partidos políticos con representación parlamentaria han condenado esta acción que no sólo atenta contra el más elemental respeto al derecho a la vida sino, asimismo, contra las Naciones Unidas, contra la comunidad internacional, contra le futuro del pueblo iraquí. Por tanto quiero reiterar aquí y ahora el firme compromiso del Gobierno para hacer frente al terrorismo, compromiso que está en plena sintonía con los objetivos del secretario general de Naciones Unidas y de los miembros del Consejo de Seguridad.

A este respecto el Gobierno suscribe enteramente la declaración presidencial del Consejo de Seguridad emitida el pasado día 20, que reitera la determinación del Consejo de seguir trabajando con el pueblo iraquí a favor de la paz y de la justicia en su país para que los iraquíes puedan determinar su propio futuro político.

Me solidarizo también con la decisión del Secretario Seneral de las Naciones Unidas de que la organización continúe su actividad en Irak en favor del pueblo iraquí, desmintiendo así rotundamente los rumores que circularon sobre la supuesta intención de evacuar a los funcionarios internacionales.

En segundo lugar, procedo ahora a compartir con SS.SS. la información de que dispone el Gobierno en estos momentos sobre algunos de los aspectos más relevantes objeto de esta sesión de la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso.

Este atentado sin precedentes ha supuesto una conmoción para el mundo entero. Por lo que a mi respecta, no puedo desvincularlo del muy vivo recuerdo de mi reciente visita a Bagdad, de mi entrevista con Sergio Vieira de Mello y de los momentos que compartí con los españoles, civiles y militares, que trabajaban allí, entre ellos el propio capitán de navío don Manuel Martín-Oar.

La detonación de cientos de kilos de explosivo, cargados en un camión-hormigonera, conducido por un suicida, que embistió el muro de ladrillos que rodea el hotel Canal, donde está la sede de Naciones Unidas, ha supuesto, repito, un ataque inédito y sin precedentes contra esa organización a lo largo de su historia. La muerte de al menos 23 personas, las decenas de heridos y el caos y destrucción de la representación de la sede de las Naciones Unidas sacudieron las conciencias internacionales y llevaron la desolación al corazón del organismo internacional más representativo de nuestro mundo.

Señorías, en la actualidad, se encuentran abiertas varias líneas de investigación acerca de este atentado terrorista. Tanto la Autoridad provisional de la coalición como alguna de las agencias norteamericanas, así como la oficina del coordinador de seguridad de Naciones Unidas, han iniciado ya sus tareas. Las informaciones disponibles hoy día son escuetamente, las siguientes.

Algunos indicios señalan que los explosivos utilizados eran de naturaleza distinta de la de aquellos que se usaron en el atentado terrorista contra la embajada de Jordania en Bagdad días antes y tenían un origen militar de la época soviética, que podrían haber pertenecido al arsenal del ejército de Sadam Husein. Otras teorías se orientan más bien hacia la autoría del atentado por parte de grupos radicales islámicos relacionados con el terrorismo de Al Qaeda , en concreto al grupo Ansar Al Islam. En fin, algún miembro del Consejo de Gobierno iraquí apunta la posibilidad de que el ataque terrorista haya sido planificado por fuerzas leales al ex dictador iraquí conjuntamente con grupos fundamentalistas.

Las pesquisas continúan en estos momentos y el Gobierno, en su condición de miembro del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas hace suya la declaración presidencial del pasado día 20, que subraya la necesidad de llevar a los autores del crimen ante la justicia.

Entre las víctimas del atentado figuraba el capitán de navío don Manuel Martín-Oar, quien trabajaba a las órdenes del embajador españos en misión especial, don Miguel Benzo. El señor Manuel Martín-Oar desempeñaba así una misión civil, a la que se sumó por su experiencia relevante en materia de organizaciones internacionales y de Naciones Unidas en particular, especialmente en cuestiones de cooperación al desarrollo. Ambos habían llegado a Bagdad en el mes de mayo y desempeñaban sus funciones en el Departamento, que se encarga, en el marco de la Autoridad Provisional, de las relaciones con las agencias de las Naciones Unidas. En concreto, con aquellas que se dedican a la planificación y ejecución de proyectos de carácter humanitario y asistencial, cuyo objetivo último es mejorar la calidad de vida de la población iraquí y contribuir a sentar las bases de unas infraestructuras de servicios mínimos que puedan satisfacer las exigencias fundamentales del día a día de los iraquíes.

Sabemos que el capitán de navío don Manuel Martín-Oar salió del edificio por su propio pie, cubierto de polvo y con heridas visibles de alguna consideración en los brazos. El ingeniero español, señor López Orive, que prestaba y presta sus servicios en la ciudad de Basora pero que se encontraba casualmente en Bagdad, habló con él e incluso le aplicó un torniquete en un brazo para contener la hemorragia. El señor López Orive dejó momentos después al señor Martín-Oar a cargo de personal estadounidense, de quien consta que le realizó una cura de urgencia y le colocó un gotero.

Esta información, dada por el último compatriota que lo vio con vida, fue la que el Ministerio de Defensa y la oficina de información diplomática trasladó a la familia y a la opinión pública.

Sin embargo, según confirma la autopsia realizada el jueves de la semana pasada -día 21- tras su traslado a la base militar de Rota, que coincide con las informaciones médicas norteamericanas originadas en Bagdad, tras unos primeros momentos en los que la vida de nuestro compatriota, el capitán de navío Martín-Oar, no parecía correr peligro, aparece que sufre un traumatismo cráneoencefálico y una fuerte hemorragia interna, provocada por la explosión, a resultas de la cual fallece.

En la tarde del jueves día 20 un helicóptero perteneciente al contingente español en Al Diwaniya transportó los restos mortales del capitán de navío Martín-Oar a la ciudad de Basora, donde fueron recogidos esa madrugada por un Boeing de las Fuerzas Armadas españolas, que trajo el cuerpo del capitán de navío de vuelta a casa, envuelto en la enseña nacional.

La dificultad de localizar y de identificar en Bagdad a las víctimas pero también a los supervivientes de la masacre afectó a todo tipo de personas y de nacionalidades creando confusión y noticias contradictorias. Así, el 19 de agosto se dieron por muertos al menos a cinco personas, entre ellas a la ciudadana filipina Marilyn Manuel, asistente personal de Sergio Vieira de Mello, que posteriormente aparecieron con vida y de algunas tardaron más de dos días en conocerse la noticia. Durante la primera semana quedaron por identificar los cuerpos de siete víctimas y todavía hoy existe una víctima por identificar. En el caso que nos ocupa, del capitán de navío don Manuel Martín-Oar, se dieron complicaciones añadidas habida cuenta la condición civil que ostentaba el militar fallecido y el hecho de que tanto el embajador en misión especial, señor Benzo, como la Embajada de España en Bagdad orientasen sus esfuerzos en la búsqueda y localización de un herido y no de alguien que desgraciadamente había fallecido ya.

Este cúmulo de circunstancias adversas, connaturales a un ataque terrorista de tal magnitud como es el caso, así como la preocupación por conocer el paradero de los demás españoles destacados en Bagdad, motivaron que no tuviéramos noticia puntual de la suerte del capitán de navío Martín-Oar, sin perjuicio de la colaboración que en todo momento prestaron las autoridades norteamericanas y en especial la Secretaría de Estado. Puedo así señalar que el secretario de Estado, Colin Powell, que se encontraba de vacaciones, mantuvo conmigo tres conversaciones diferentes a lo largo del día 20 de agosto para darme cuenta del curso de las investigaciones. Igualmente, uno de los subsecretarios del Departamento de Defensa norteamericano, el señor Zackheim, mantuvo contacto en este mismo sentido con el comisionado del Gobierno español para Irak. Así pues es cierto que las informaciones proporcionadas en las primeras horas desgraciadamente no reflejaron la penosa realidad del fallecimiento del capitán de navío Martín-Oar. Soy la primera en lamentarlo, especialmente ante sus familiares y allegados, por las expectativas tan dolorosamente truncadas.

Señorías, no podemos permitir que una minoría de violentos ponga en peligro el futuro de Irak. Simplemente la comunidad internacional no puede admitir un fracaso en Irak

Y seamos claros, señorías, el atentado del día 19 de agosto no es un incidente trágico ocurrido un día cualquiera, sino que se trata de un atentado brutal cometido por aquellos que se oponen a la voluntad mayoritaria de los iraquíes de un futuro mejor en un momento en que la labor intensa y dedicada de la comunidad internacional, comprometida con la reconstrucción del país, avanza lenta pero decididamente.

Señorías, hago mías las palabras de Adnan Pachachi en su comparecencia, auspiciada por cierto por la presidencia española, el pasado día 22 de julio en el Consejo de Seguridad. Este miembro del Consejo de Gobierno iraquí, elegido posteriormente para formar parte de su presidencia rotatoria, con el que tuve ocasión de entrevistarme, pedía cabalmente que Irak no vuelva nunca a vivir en una sociedad cuyo fundamento era el miedo y la tiranía de un sistema que despojó a los iraquíes de su libertad, degradó su dignidad y confinó cualquier tipo de oposición a las fosas comunes que hoy se descubren por todo el país.

Los hechos acaecidos a partir del día 19 e incluso antes ponen de manifiesto las difíciles circunstancias con las que se topa la comunidad internacional para progresar en el camino de la reconstrucción institucional y económica del país.

Porque los secuaces y partidarios que todavía anhelan el cruento régimen de Sadam Husein y los grupos terroristas que operan en la zona con la esperanza de hacer volver atrás el reloj de la historia son amenazas que no han desaparecido, que están condenadas al fracaso, pero que reclaman la intensificación de todos nuestros esfuerzos.

Señorías, a pesar de todas las dificultades que he señalado, las cosas avanzan. Así, puedo referir que 240 hospitales del país funcionan ya, la UNICEF ha repartido vacunas para más de cuatro millones de niños, la mayor parte de las escuelas están operativas, se está pagando ya a los funcionarios y pensionistas con un costo considerable, se ha confeccionado el presupuesto, se prevé la unidad monetaria en el país, que esperamos tenga lugar en el mes de octubre próximo, y en particular el recientemente creado Consejo de Gobierno iraquí va involucrándose cada día más en las responsabilidades políticas del día a día que le permitirán oportunamente el desarrollo de su misión; a ello me referiré detalladamente más adelante.

Como sus señorías conocen, el Consejo de Ministros autorizó el 11 de julio, a iniciativa de los titulares de Asuntos Exteriores y de Defensa, la participación de unidades militares españolas en operaciones orientadas a contribuir a la estabilidad y a la seguridad de Irak. De la naturaleza y la misión de este contingente informó oportunamente al Congreso el ministro de Defensa el pasado 17 de julio.

Esta decisión tiene su base jurídica en la resolución 1483 aprobada por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas el pasado 22 de mayo.

Permítanme recordar, aunque tanto el ministro de Defensa como yo misma lo hemos reiterado en numerosas ocasiones, algo que muchos insisten en obviar deliberadamente, que la resolución 1483 legitima plenamente la actuación de las Fuerzas Armadas españolas en Irak y deja claro que éstas no son, repito, no son potencia ocupante.

Cito textualmente el preámbulo de dicha resolución, en la que se consigna que son Estados Unidos y Reino Unido las potencias ocupantes, y señala a continuación que otros Estados -es una cita literal- que no son potencias ocupantes están realizando tareas, o quizás lo hagan en el futuro en el marco de la Autoridad.

España es uno de estos Estados que no son potencias ocupantes, pero que está realizando tareas en el marco de la autoridad.

Recuerdo asimismo a SS. SS. que el Consejo Europeo de Salónica celebrado el pasado mes de julio destacaba expresamente la labor que algunos socios europeos realizaban ya en Irak contribuyendo a su seguridad y estabilidad sobre la base de la resolución 1483 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Como SS.SS. conocen, de los 49 países que participan en estas misiones de estabilización y seguridad, 13 de ellos tienen en estos momentos fuerzas desplegadas en Irak.

La brigada Plus Ultra se integra en una división multinacional hispano-polaca a la que se añaden brigadas procedentes de otros ejércitos.

Al día de hoy, la brigada Plus Ultra, al mando del general Alfredo Cardona, cuenta ya con el cien por cien de sus efectivos, esto es 1.360, desplegados en la zona centro-sur de Irak, a los que se suman efectivos de otros países iberoamericanos (Nicaragua, Honduras, República Dominicana y El Salvador).

La división española operará en las provincias de An Najaf y Al Qadisiyah teniendo su cuartel general en Al Diwaniya, capital de la provincia de Al Qadisiyah, a 180 kilómetros al sur de Bagdad y 400 kilómetros al norte de Basora.

Respecto a los incidentes acaecidos en la noche del miércoles de 20 de agosto, 19:15 hora española, cerca de la base RTC 5, conocida como base España, en Al Diwaniya, lo primero que cabe destacar es que no hubo heridos ni daños materiales que lamentar.

Estamos hablando de 19 granadas de mortero que fueron disparadas en las proximidades de la base española, de las que tres no llegaron a explotar y dos cayeron dentro del recinto de la base.

De acuerdo con las informaciones facilitadas por los servicios del general Cardona, los artificieros españoles de base España localizaron el origen de las explosiones y desactivaron aquellas que no habían estallado.

Deseo una vez más reiterar aquí el respaldo político, moral y humano del Gobierno a la admirable labor que llevan a cabo nuestras Fuerzas Armadas en Irak en pro de la seguridad y la estabilidad del país, así como de la ayuda a la población local.

Procedo ahora, señorías, según el esquema que les anuncié, a exponer los compromisos políticos y las líneas de acción que el Gobierno ha mantenido y piensa seguir impulsando en lo que se refiere al futuro de Irak.

En primer lugar, reitero el firme compromiso del Gobierno para continuar con las labores de asistencia y ayuda al pueblo iraquí y ello tanto en virtud de las actuaciones puramente españolas como a través del apoyo de España a iniciativas que tienen su origen en foros internacionales.

El Gobierno ha comprometido así una cantidad superior a los 71 millones de euros en ayuda humanitaria con motivo de la crisis de Irak, lo que constituye la segunda aportación entre los países europeos detrás de la de Reino Unido.

Resulta especialmente demostrativo por otra parte el hecho de que el mismo día del atentado terrorista en Bagdad y conscientes de sus secuelas, una delegación española de la Agencia de Cooperación Internacional se desplazó a dicha capital. Allí anunció la intensificación de nuestros esfuerzos en materia de cooperación y está procediendo a la identificación de proyectos adicionales para mejorar el nivel de vida del pueblo iraquí. La creación de la oficina técnica de cooperación en Bagdad ha sido ya decidida y estará en funciones en los próximos meses, al objeto de que antes de fin de año esté a pleno rendimiento.

En este marco merecen mención especial los proyectos que España está desarrollando en colaboración con Naciones Unidas, de entre ellos dos muy queridos por Sergio Vieira de Mello, uno, respecto de un centro de documentación de derechos humanos y otro respecto de un centro de promoción de medios informativos, de pluralismo en la información.

Desde una perspectiva multilateral, como SS.SS. saben, Madrid será la sede de la conferencia de donantes que se celebrará el próximo 24 de octubre.

El Gobierno ha participado ya de manera muy activa en la reunión preparatoria que tuvo lugar en Nueva York los días 23, 24 y 25 de junio pasado, a la que asistieron representantes de más de 50 países, además de la Comisión Europea, 15 agencias internacionales y 10 instituciones financieras internacionales (entre ellas el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional).

Los objetivos de dicha conferencia, que reunirá el mayor número de países contribuyentes, será la consecución de un acuerdo con el fin de crear y administrar un fondo para la reconstrucción de Irak, según unas pautas que permitan, además de contribuciones genéricas, la asignación de recursos a proyectos concretos de reconstrucción del país.

En segundo lugar, el Gobierno mantendrá el mismo nivel de diálogo y de intercambio de información sobre estas cuestiones con el secretario general de Naciones Unidas. En este contexto se inscribe la reunión que mantuve el pasado día 22 con el señor Kofi Annan.

En el curso de nuestra conversación repasamos, dada su especial importancia, el debate actual en curso en Nueva York en torno a las posibilidades que existen para desarrollar las vías abiertas por la resolución 1483.

El secretario general de Naciones Unidas señalaba públicamente ese mismo día -y cito textualmente sus palabras- que la posibilidad de que los cascos azules de Naciones Unidas sustituyan al mando de la coalición está fuera de cuestión. La ONU no hará eso, simplemente porque no tiene capacidad para ello.

En este sentido, como también señalé en posteriores declaraciones, el Gobierno español entiende que en estos momentos no se dan las circunstancias adecuadas para el cambio y la sustitución de las estructuras de mando. Otra cosa es que los miembros del Consejo de Seguridad sigamos manteniendo -y vamos a seguir haciéndolo- conversaciones entre nosotros, así como con el secretario general, al objeto de identificar aquellas actuaciones que puedan mejorar los niveles de estabilidad y seguridad del país, de participación de otros países, al mismo tiempo que se fortalece el papel vital de Naciones Unidas en Irak, extremo este que nos parece, sin duda alguna, fundamental.

Quiero insistir, señorías, que precisamente durante la presidencia de España en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas defendimos y apoyamos de forma decidida y destacada el contenido del informe del secretario general, presentado el 22 de julio, en una reunión que tuve el honor de presidir y que apuntaba en el sentido expuesto.

Naciones Unidas no ha dado un mandato para una misión de cascos azules en Irak sencillamente porque, como recordaba el secretario general, esto no sería viable en las actuales circunstancias y con los medios de que dispone la organización.

Ese es el criterio del secretario general que nosotros compartimos. Esta situación no es nueva. Por referirme a misiones actualmente vigentes, la de la OTAN y la de la Unión Europea en los Balcanes, la operación Libertad Duradera, de la coalición internacional contra el terrorismo o la fuerza multinacional ISAF en Afganistán, actúan igualmente bajo el liderazgo de un país o de una organización distinta de la de Naciones Unidas, sin perjuicio de que todas tengan la cobertura de Naciones Unidas.

Lo importante -insisto- es que la fuerza de estabilización, como en todas estas operaciones, tiene cobertura jurídica del Consejo de Seguridad a través de la resolución 1483.

Señorías, en tercer lugar, el Gobierno mantendrá y reforzará sus trabajos en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, junto con el resto de sus integrantes. Ya lo hicimos en el momento de las arduas negociaciones que precedieron a la aprobación de la resolución 1483.

También la participación española fue importante en la labor que llevó a la aprobación de la Resolución 1500 del pasado 14 de agosto que, como SS.SS. conocen, tiene la importancia de dar la bienvenida a la formación del Consejo de Gobierno iraquí el 13 de julio como un paso importante para la formación de un Gobierno representativo iraquí internacionalmente reconocido y crea además la UNAMI o misión de asistencia de Naciones Unidas para Irak.

Porque la Resolución 1500 tiene su germen en la intensa labor realizada durante la presidencia española del Consejo de Seguridad en el mes de julio, mes a lo largo del cual personalmente aproveché, con cuantos contactos mantuve y viajes realicé, para impulsar la filosofía que la anima.

En cuarto lugar, y en consonancia con lo que he señalado más arriba acerca de las tareas de contribución a la estabilidad y seguridad en Irak, el Gobierno español llevará a cabo las misiones que han sido encomendadas al contingente español destacado en la zona centro-sur del país con base principal en Al-Diwaniya.

En quinto lugar, el Gobierno apoya plenamente la labor de los miembros del Consejo de Gobierno iraquí constituido el pasado 13 de julio, como ya he referido.

Como SS.SS. conocen, he tenido la oportunidad de entrevistarme personalmente con algunos de los miembros de este Consejo de Gobierno, lo hice en Bagdad con varios miembros del Consejo y lo he hecho en Nueva York con el señor Pachachi y en Madrid de nuevo con el doctor Alawi, estos dos últimos miembros de la presidencia rotatoria y el Gobierno continuará en esta línea.

En este sentido, hago mías las palabras de Sergio Vieira de Mello con ocasión de la reunión del Consejo de Seguridad del pasado 22 de julio.

Sergio Vieira de Mello decía en su intervención: La formación del Consejo de Gobierno iraquí es un paso importante para lograr el éxito de la empresa. Se han conferido poderes ejecutivos importantes al mismo y ahora contamos con una institución que, aunque no haya sido elegida democráticamente, representa de manera general a los distintos sectores de Irak. Contamos ahora con un órgano oficial de interlocutores iraquíes importantes y reconocidos, que gozan de credibilidad y autoridad, con quienes podemos trazar el camino hacia delante y encomio a los líderes iraquíes del Consejo de Gobierno, por su cordura política, al asumir esta responsabilidad histórica. (Fin de la cita)

El Gobierno español entiende que el apoyo de la comunidad internacional al Consejo de Gobierno iraquí es de la mayor importancia.

Tuve ocasión de desarrollar este aspecto en la citada sesión que presidí el pasado 22 de julio, como entonces tuve ocasión de decir, que el Consejo de Gobierno simboliza la unidad de Irak que queremos preservar y que su constitución -como decía Sergio Vieira de Melo- es un paso decisivo hacia el objetivo del autogobierno y de la normalización de la vida pública del pueblo iraquí.

Por cierto, y entonces tuve ocasión de destacar que, en relación con el proceso constitucional iraquí, debe fijarse cuanto antes un calendario lo más preciso posible de redacción del proyecto constitucional, calendario que ha de contar al tiempo con una cierta flexibilidad.

La tarea de los 25 miembros a la hora de redactar el texto constitucional y de fijar un calendario para la elección directa de los representantes del pueblo iraquí resulta sencillamente crucial y, desde luego, el Gobierno no ahorrará esfuerzos en apoyo a este objetivo. De hecho este apoyo está siendo, ha sido y continuará siendo no sólo político, sino igualmente técnico y de ahí la decisión que se tomó en su momento de enviar a Irak a un experto en materias jurídicas que presta ayuda a los trabajos de dicha misión.

El Gobierno español comparte ?y en este punto también ha sido pionero en defenderlo- la necesidad de exponer cuanto antes un calendario político que permita al pueblo iraquí recuperar su plena soberanía con la mayor brevedad posible.

Por último, el Gobierno tiene un firme compromiso de seguir manteniendo el máximo nivel de diálogo con el resto de los socios de la Unión Europea, a todos los niveles, en lo que se refiere al futuro de Irak. En este sentido, puedo explicar ante esta Comisión que los contactos que mantenemos los ministros de Asuntos Exteriores, en particular la presidencia italiana de la Unión Europea, son fluidos y constantes.

Concluyo, señorías, reiterando tres extremos que me parecen fundamentales:

En primer lugar, la absoluta determinación del Gobierno para continuar haciendo frente al terrorismo, utilizando para ello todos los instrumentos políticos y jurídicos que están a nuestro alcance, tanto en lo que se refiere a legislación nacional como a aquellos que tienen su base en el derecho internacional y en la cooperación entre naciones que se rigen por el Estado de derecho.

No podemos y no seremos nunca rehenes del terror.

Ese ha sido el mensaje unánime de la comunidad internacional tras el atentado de Bagdad.

Y desde luego el Gobierno español, que ha hecho de la lucha contra el terrorismo una de sus prioridades fundamentales de su política y que precisamente ha sido pionero en la lucha internacional contra esta plaga, no puede estar más de acuerdo con esta aseveración.

Todo atentado terrorista tiene una doble finalidad: por un lado crear muerte, caos y destrucción, pero de otro, y no menos importante, hacer flaquear a las sociedades libres en los propósitos que las animan.

Pues bien, el atentado del día 19 en Bagdad consiguió lo primero, pero puedo asegurarles que no logrará lo segundo. Por el contrario, y creo que debe ser motivo de orgullo para todos nosotros, la comunidad internacional anunciaba su decisión de seguir trabajando más intensamente todavía que lo hizo anteriormente.

En segundo lugar, quiero reiterar la más firme y enérgica determinación del Gobierno para seguir contribuyendo a forjar un Irak próspero, estable y en paz con sus vecinos, que recobre plenamente el ejercicio de su soberanía y recupere el lugar que por historia, entidad y situación geoestratégica le corresponde, alejado para siempre de un pasado reciente de angustia y represión que caracterizó uno de los periodos más oscuros de la historia.

El Gobierno es firme en su compromiso con Irak y en su labor de asistencia al pueblo iraquí. Seguiremos participando en su reconstrucción institucional y económica, seguiremos siendo activos en todo aquello que se refiere a la mejora del nivel de vida del pueblo iraquí y lucharemos para conseguir su rápida reincorporación al lado del resto de las naciones prósperas y amantes de la paz y el Estado de derecho.

Por último, les aseguro que el Gobierno será incansable en su tarea de apoyar la labor fundamental que las Naciones Unidades deben desempeñar en el presente y en el futuro de Irak, tanto a través de los contactos permanentes con la propia Organización de las Naciones Unidas como mediante la intensificación con el resto de los miembros del Consejo de Seguridad. Así, el Gobierno no ahorrará esfuerzos para impulsar la implicación de Naciones Unidas en esta empresa.

En suma, señorías, sí a la plena aplicación y desarrollo de las resoluciones 1.483 y 1.500.

Sí al papel fundamental de Naciones Unidas en Irak

Sí a nuestros esfuerzos conjuntos en pro de la reconstrucción de Irak, que reflejan el sentir de la comunidad internacional.

El pueblo iraquí, señorías, está pendiente de nosotros.

No flaquearemos precisamente ahora, no le vayamos a fallar cuando más necesita a la comunidad internacional. O permítanme parafrasear las palabras del secretario general en declaraciones del pasado día 24. Decía: El pueblo de Irak nos necesita y los fanáticos y los violentos que asesinaron a Sergio Vieira de Melo -y yo añado al capitán de navío Manuel Martín-Oar- no van a dictar lo que pase en Irak.

España estará, como ha estado siempre, apoyando al pueblo iraquí. No podría ser de otro modo.

Muchas gracias.