La actual campaña electoral tiene los mismos condimentos de las anteriores:

DEMAGOGIA mamotretos elaborados por equipos de economistas, politólogos, sociólogos y hasta psicólogos con un listado de ofertas para todas las edades y géneros, casi convincentes… de no conocer a los ofertantes y sus actuaciones. MNR y MIR son los más exuberantes en esta competencia. La NFR, propone un «cambio positivo» en base a la supuesta virginidad política de su jefe, desflorada en dictaduras militares y desflorida en la reciente megacoalición. La UCS con el mismo libreto prebendalista y la misma patraña para cazar votos de condolencia o lastimeros de los cada vez menos incautos votantes. ADN, el dinosaurio en retirada y extinción, ya sin capacidad ni para la demagogia. ¡Elay el abanico neoliberal!

SUMISIÓN: ninguno de los mencionados enfoca la sobrevivencia del país. Aclaremos que sobrevivencia significa reproducir vida. Lo otro es subsistencia que quiere decir mantener una vida física, como organismo y no como sentipensante (E. Galeano) con necesidades culturales, espirituales y fisiológicas. Sobrevivir = vivir aún después de una catástrofe. Subsistir = estar ahí, sin capacidad para nada más. Todos estos partidos neoliberales hablan de «prepararse» -más bien someterse- para los desafíos del ALCA (Area de Libre Comercio para América hacia el 2005). Este plan es la suma de requisitos para incorporarse a una economía hegemónica donde el elemento comercial, además, es el determinante sobre los factores de cultura, democracia, derechos de los pueblos, justicia, libertad, idiosincrasia y otras «trivialidades» inservibles para aumentar los índices macroeconómicos. Ya se sabe, es un plan hecho en EEUU para nuestros países, no para ellos. Ninguno de los mencionados partidos debate sobre el ALCA, o sobre la propuesta de ATTAC. «Es muy grande el Imperio para oponérsele y hay que ser realistas», dicen los políticos y economistas «sensatos y bienintencionados». Y de rodillas se lo ve más grande, digo yo.

INDIGNIDAD: hermana gemela de la sumisión. Todos estos partidos, sin excepción, se aliaron en el parlamento para un desafuero ordenado por la Embajada. La torpeza de la anterior embajadora Donna Hrinak y la «sutileza» del actual Rocha nos ahorran el trabajo de buscar evidencias documentadas. Sucesivamente cada partido hizo lo suyo para procurar certificación personal (MIR); o certificación para el país (ADN); identidad programática e ideológica con el sistema (MNR); explicaciones al Departamento de Estado para «marcar» diferencias con Hugo Chávez(¡!) que resultó subrayar las semejanzas con el Chavo, personaje ingenuo y «dulzón» (NFR); indignidades e iniquidades, que de tantas es difícil priorizar una (UCS).

REPETICIÓN: los programas presentados por estos protagonistas no dicen nada nuevo. Palabras más, palabras menos, se repiten como en colegio los aplazados. ¡Por Dios! Dejemos que pasen esta vez para que no repitan.

OMISIÓN: en los programas de los partidos mencionados las ausencias brillan más que las propuestas. Por ejemplo, la política internacional que debe ser de sobrevivencia y considerar como vitales las relaciones con nuestros naturales hermanos latinoamericanos y caribeños, en el marco no solo del comercio, sino del intercambio de servicios, de la preservación de los recursos naturales, de la biodiversidad, de la sentencia sobre la ilegitimidad de la deuda externa desde un enfoque legal y ético, posible aún en el marco de nuestra obsoleta Constitución. Lo justo es el planteo de indemnización y no de deuda externa. Tampoco aparece en los programas de NFR, MNR, MIR, UCS, ADN ( respetando la jerarquía que establecen las encuestas) un planteamiento sistematizado histórico y económico de la deuda social interna. Definida nuestra política internacional con relaciones vitales (América Latina y Caribe), recién deberíamos establecer las relaciones estratégicas con EEUU, U.E, Japón, Rusia y otros países del capitalismo desarrollado. ¿ Acaso se necesita más para una propuesta electoral?. Porque lo que es el programa neoliberal es un listado archiconocido y así le va al pueblo argentino con sus mires, emeneres, adeenes, eneferes y otras siglas.