Carlos Slim
Magnate y multimillonario mexicano

La denuncia pública hecha por el ex-senador Luis Colosio Fernández, padre de Luis Donaldo Colosio (quien las vísperas de la elección presidencial de 1994 fue asesinado siendo candidato del PRI), de que éste fue asesinado en el contexto de un deterioro de relaciones personales con el presidente saliente Carlos Salinas de Gortari, ha reabierto las heridas y puesto sobre el tapete una de las operaciones fraudulentas de mayor calibre en la historia de ese crimen: la privatización de Teléfonos de México y en fecha más reciente la incorporación del centro histórico de la ciudad de México al monopolio telefónico del magnate Carlos Slim.

El asesinato de Luis Donaldo Colosio abrió las puertas a la candidatura presidencial de Ernesto Zedillo, quien ganó la elección para completar la entrega globalizadora de las fuentes energéticas del país al grupo de Dick Cheney, quien es su actual protector, y a cuyo servicio se propone establecer la vía ferroviaria del Istmo de Tehuantepec.

Mediante el fraude electoral el proyecto globalizador ha proseguido con la presidencia de Vicente Fox, primer candidato de la oposición (Partido Acción Nacional) que ha ocupado la primera magistratura. La elevación al poder de Fox ha sido el puntal para la consolidación de los monopolios en las comunicaciones inaugurado por Carlos Salinas de Gortari, cuyo principal beneficiario es Carlos Slim, quien cuenta con la asesoría de Felipe González, expresidente del Gobierno español.

México D.F.
Calles del centro histórico

El escenario en que se hizo la denuncia contra Carlos Salinas de Gortari fue el Polifórum Siqueiros, que es considerada la arena nacionalista de actos opositores a todos los regímenes. Al lado de don Luis estaban su nieta Marcela Colosio, el gobernador de Sonora Eduardo Bours y Francisco Labastido Ochoa, el candidato del PRI a quien ganó de manera fraudulenta Vicente Fox la elección presidencial de 2000. La reunión de priistas tuvo por objeto conmemorar la muerte de Colosio hace 10 años.

La figura de Carlos Slim es emblemática para referirse a la corrupción que ha dominado la escena pública desde que Carlos Salinas de Gortari introdujo a México en la economía neoliberal inaugurada en los gobiernos de Ronald Reagan y Margaret Thatcher. Al comenzar el gobierno de Salinas, Teléfonos de México, el monopolio teléfonico del Estado tenía un valor en libros de 7 mil millones de dólares pero fue vendida a Carlos Slim en 1756 millones de dólares, que representaban el 5.16 por ciento del valor de Carso, la empresa adquiriente de Slim. En la actualidad el valor de mercado de Telmex es de 20 mil millones de dólares, porque las tarifas se han incrementado desde entonces en un 360 por ciento, lo cual es una falacia, porque se ofreció al público que la privatización traería como consecuencia la reducción tarifaria.

Telmex nació en 1936 como sociedad anónima y fue nacionalizada por Luis Echeverría el 8 de agosto de 1972. Telmex en esa época tenía utilidades anuales de un billón de pesos, cuando el tipo de cambio era de 12.50 pesos por un dólar, de antes de las grandes devaluaciones que se corrigieron quitando tres ceros a la unidad monetaria de mil pesos. El vínculo indestructible de Slim con la familia Salinas de Gortari se encuentra consagrado en el acta de divorcio del expresidente con Cecilia Occeli, la cual se levantó en Sabinas, estado de Coahuila y en la que se mencionan las cantidades de acciones de Telmex y de la cadena de restaurantes Samborns que le dieron a la mujer de Carlos para que concediera el divorcio. Esa acta es la evidencia de quién es el verdadero propietario de Telmex.

Pero en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari fue cuando se dio una relación estrecha entre su círculo de poder y la oligarquía española ascendente. Carlos Salomón Cámara, director de la Lotería Nacional en esa época, estableció un eslabón de poder con José María Aznar, senador entonces del Partido Popular. La naturaleza de la sospechosa relación, dada a conocer en su momento por la revista Cómo, perteneciente al grupo editorial tabasqueño de la familia Cantón Zetina, está por investigarse, y ya la Unidad Académica de estudios, de la delincuencia organizada de la Universidad Nacional de México lleva ventaja. El hecho de que el salinismo presione para que la Lotería Nacional sea cerrada demuestra el interés del grupo depredador para que la contabilidad sea incinerada entre más pronto mejor.

Felipe González, predecesor de Aznar en la presidencia del gobierno español es el nuevo representante de la oligarquía neoimperial. El edificio ubicado en el número 1 de la calle de Marconi, un hermoso inmueble que fue construido por el ingeniero militar José Espinosa y Rondero en la etapa porfirista, cuenta con espacio suficiente para un restaurante, para un hotel y para el alojamiento privado de Felipe González cuando venga a México. Ahora bien, es muy extraño que un hombre del calibre de Carlos Slim, beneficiario del salinismo, del zedillismo y del foxismo, afín al sistema globalista implantado por los anglosajones, se dedique a difundir la estrategia de George Soros, consistente en un nuevo orden de izquierda en aparente desacuerdo con la política del clan de Bush y con el blanqueo político que recibe del neolioberal monárquico Felipe González.

Dentro de esta estrategia, el "intelectual izquierdista" Carlos Monsiváis y el gobernador de la ciudad de México, el miembro del PRD Andrés Manuel López Obrador juegan al lado de antiguos militantes del desaparecido Partido comunista, como Joel Ortega y Jorge Castañeda. Todos juntos preparan una versión "de izquierda", o tercera vía del globalismo político y financiero. Esto explica la asesoría que Felipe González presta a Slim.

De paso,los juniors de la experiencia democrática española, Aznar y González, procuran con los neoliberales mexicanos marginar de la vida pública al expresidente Luis Echeverría (1970- 1976), quien fiel a su nacionalismo a toda costa aportó grandes recursos a la causa de la democracia posfranquista, distribuidos entre demócratas cristianos, socialistas y comunistas. Pero esto es el pasado. Los dos personajes del presente español, beneficiarios de la monarquía franquista, eran unos aprendices en el inicio de la transición, que de todas maneras dio mejores resultados en España que la puesta en marcha en México.