El delincuente Vladimiro Montesinos logró el envilecimiento total de la Inteligencia en el Perú al hacerla partícipe, en sus múltiples escalones, de negociados, inmoralidades, crímenes de lesa humanidad. ¡Esta fue la distorsión perversa de lo que debía ser la Inteligencia en cualquier país! Cuando -una vez más- se disuelve al Consejo Nacional de esta área, nos vemos en la obligación de exclamar ¡Inteligencia no es soplonaje!

Un servicio de esta naturaleza no se logra en uno o dos años. Tarda por lo menos cinco o siete o algo más, coordinar una ofensiva que conozca de disuasión, equilibrio estratégico, manejo de la teoría de conflictos, etc. ¿Cuánto se gana “clausurando” lo que dentro de muy poco tiempo habrá que activar rápidamente? Por analogía, si nos duele una pierna ¿amputándola, curamos el dolor o nos convertimos en inválidos e incompletos?

En el Perú sobran los intelectuales de quiosco que por haber seguido algún cursillo ya se creen en la capacidad de pontificar sobre Inteligencia y cuanta materia se les presente rentable y oportuna. Una de las vetas más fáciles es la del antimilitarismo a ciegas, rabioso y sumamente miope. ¡Como si se tratara de hombres de uniforme de otro país! Por difícil que resulte aceptarlo, estos mismos científicos de alquiler no retacean halagos y monsergas a los sociólogos, investigadores de otros países. ¡La miseria de sus humillantes vidas y claudicaciones no puede ser más vergonzosa!

Un país a la deriva es responsabilidad directa de sus líderes o de a quienes así hay que llamar. Sus yerros son fatales y destruyen una nación. ¿Qué hacen los que fungen de consejeros? ¿No han aprendido nada en sus múltiples como frívolos viajes de estudio que sólo sirven para acumular diplomas onanistas que NO sirven absolutamente para nada? ¿El Perú paga a paniaguados para que disfruten de su cuarto de hora en la defensa de su salario y de sus sinecuras inmediatas y NO hagan nada por corregir los errores mayestáticos, por absurdos, que cometen sus superiores? ¡Qué traición tan flagrante que habrá que denunciar cuando llegue la hora de ajustar las cuentas!

La inteligencia no es soplonaje. En cambio sí es prevención, agudeza, estrategia y táctica. Con las mejores mentes pero NO con esos académicos que jamás han escuchado siquiera cómo suena una bala y menos enfrentado peligros reales fuera de sus computadoras que les proveen de todas las respuestas para todas las situaciones en que son inquiridos por una prensa mediocre y repugnante.

Mientras que persistamos en la comisión de errores monumentales continuaremos como presa apetecible de cualquier otro país o conjunto de países. La globalización sólo provee vaselina para atenuar los ardores y sujeciones ominosas a poderes extranjeros que ya no necesitan siquiera de tropas o armas, sino información y plena estupidez de parte. Y pareciera que aquí podríamos romper cualquier marca en ese sentido.

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz.