Las grabaciones de los controladores aéreos que relataban lo acontecido durante el día 11 de septiembre 2001 han sido metódicamente destruidas por un responsable no identificado de la Federal Aviation Administration (FAA) entre diciembre 2001 y febrero 2002. A pesar de las instrucciones oficiales dadas de no destruir nada de todo lo que podía ser útil a la investigación. Los controladores habían seguido dos de los aviones implicados en los ataques mediante radar o por comunicación directa con el equipaje, según el informe encargado por la Comisión de Investigación sobre el 11 de septiembre. Esta Comisión sin embargo no ha concluido a una tentativa de disimulación de los elementos de prueba. El responsable de la FAA aplastó los casetes, cortó las bandas en pedacitos las cuales arrojó en diferentes bolsas de basura, todo esto simplemente porque estimaba que estas grabaciones no estaban conformes al procedimiento de la FAA que exigían testimonios escritos de los controladores aéreos en caso de accidente.