No me refiero a los perritos y tampoco al lugar donde se suele poner los pies. Hay una clase especial de monigotes a quienes si se les pide x, ellos regalan x al cuadrado. Si se les solicita sumisión, ellos entregan el alma, el cuerpo y toda voluntad es poca. Y si se trata del famoso tema de la inversión extranjera, no sólo son capaces de vender a su mismísima madre, sino que también discuten el precio. Son los falderos y los felpudos que abundan entre nuestros empresarios y tecnócratas.

Con luz propia, por méritos intransferibles, brilla entre esa clase de ejemplares, Arturo Woodman Pollit. Preguntado por si tiene que ver con la preferencia otorgada como línea oficial a LanChile para los desplazamientos en la Copa América, el tipo no sabe qué responder y le tiembla la voz, dubita mucho y no puede esconder la verguenza porque simplemente no la tiene. ¿Alguien cree en su sano juicio que este pobre infeliz sufre algún remordimiento porque 2000 familias peruanas, las de Aerocontinente, estén condenadas en medio de un festival vergonzoso, a la calle y a la miseria?

Aquí no tenemos empresarios sino llorones que viven de las componendas bajo la mesa y de las concesiones o privatizaciones digitadas por el poder que tienen los dueños del Perú. Woodman, faldero y felpudo, es un empleado del rufián Dionisio Romero. Ha actuado en nombre del antedicho en cuanta marrullería y temas poco claros a favor de su paisano piurano dueño del Banco de Crédito. Si Zevallos, está en la lista del Kingpin Act, ¿qué espera Bush para meter a Romero, y con razón, a la misma?

¡Es impresionante ver cómo se asesina a una empresa peruana sin que la Confiep, aquella institución servidora de la dictadura delincuencial de Fujimori, Adex, CCL, Comex y las demás, no digan ni pío! ¡Frente a nuestras narices se reparten las rutas de Aerocontinente, se ningunea a sus representantes laborales y se miente desdorosamente! ¡Ya fue decretada la muerte de Aerocontinente porque así conviene a las líneas competidoras!

Y sale a la televisión el gerente de LanChile y declara alborozado su felicidad porque su representada ahora sí tiene la Copa de América para todos los viajes! Y a la par, nos clausuran a la mala la aerolínea que hasta hace poco cubría el 60% de vuelos del mercado nacional. ¿Era necesario esta crueldad que es como hacer una fiesta a todo trapo al costado de donde yacen los cuerpos de los fusilados por la antipatria y la traición del entreguismo más abyecto?

¡Asco y no otra cosa provoca lo que está ocurriendo! Ni los partidos políticos, ni el Congreso, ni los medios de comunicación defienden, por elemental solidaridad, a la empresa peruana.

¿Será ese el mercado libre y la competencia leal que tanto reclaman cuando les conviene los empresarios pusilánimes de este país? ¿O será la confesión palmaria y repugnante que hemos llegado al sótano de nuestra inmoralidad pública más monstruosa?

A los felpudos y falderos hay que recitarles con voz bronca: ¡los muertos que vos matasteis, gozan de buena salud! ¡El Perú es más grande que estos miserables!

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!