Contenida la inflación relativo durante el mes de agosto ella tuvo un valor de 1,3%, manteniéndose dentro del rango que han tenido las variaciones en los últimos meses. La inflación fue igual a la de agosto del año pasado, y una décima menor que la del mes anterior. Los picos mensuales que se tuvieron durante enero, 2,5%, marzo, 2,1%, y 1,9% en junio van siendo dejados atrás. Variaciones intermensuales entre 1,2% y 1,6% son cada vez más frecuentes. Este valor de 1,3% se encuentra por debajo de la tasa constante de 1,7% para los valores acumulados durante el 2004. El valor acumulado en el año llegó a 14,1% menor que el equivalente al del año anterior de 18,9%. Igualmente el crecimiento anualizado subió una décima para alcanzar 21,9% y resulta inferior al del año 2003 cuya cifra fue de 30,4%.

En cuanto a los grupos que constituyen el Índice de Precios al Consumidor en el Área Metropolitana de Caracas, la contribución de los alimentos y bebidas no alcohólicas, sigue marcando la pauta pues resultó un valor de 2,7% para el mes de agosto. Este rubro continúa siendo el mayor en los precios a nivel anualizado dado que llega a un 36,9% muy por encima de los otros, afectando por supuesto a los sectores de menores ingresos. En segundo lugar observamos las agrupaciones correspondientes al transporte, y a los restaurantes y hoteles con un valor anual de 26,1%. En contraste el grupo que ha aumentado menos esto que es el de comunicaciones cuyo valor anualizado llegó a 9,4%.

Si lo anterior es parte del comportamiento de los precios en la práctica, muchos son los enfoques que tratan de explicar en teoría ese fenómeno tan complejo como lo representa el aumento generalizado de precios. Enumeremos aunque sea brevemente diversas aproximaciones.

Desde aquella perspectiva neoclásica de la inflación, pasando por otra que la combinaba con aportes derivados de las contribuciones de Keynes, hasta el de las escuelas monetaristas en sus diferentes versiones y elaboraciones, o a las que consideraban ideas relativas a los salarios y los precios y transferencias entre quienes producen y captan la riqueza; en todos estos enfoques se han buscado explicaciones a la inflación.

Igualmente esto ha ocurrido desde quienes le han prestado mayor atención a la demanda, olvidando las consecuencias que produce el lado de la oferta, o de otras aproximaciones que introducen la consideración de la conducta de los operadores económicos para dar importancia a unos u otros factores que actúan como elementos explicativos. Sin dejar de considerar quienes dan mayor preponderancia a los factores de tipo estructural, como cuestiones que determinan el comportamiento inflacionario. En fin, una miríada de aproximaciones desde la teoría hacia realidades concretas y específicas, las cuales pueden o no tener significados para los comunes mortales quienes tienen que sufrir las consecuencias del aumento continuado de precios, particularmente en cuanto a la determinación de su decisión como meros consumidores o productores de determinados bienes o servicios.

En el caso venezolano y a la hora de tomar decisiones con un aparato productivo tan dependiente de lo que le ocurre al sector petrolero, a su precio y al volumen de producción, ese hecho tiene mucho que ver, baste pensar en como afecta al bolsillo lo correspondiente a aquellos productos como la gasolina, el transporte y muchos de los insumos que mueven a diferentes sectores productivos. El condicionante estructural del petróleo no puede dejarse de lado para ver lo que le ocurre al resto de los otros precios de la economía. La inflación en Venezuela tiene un carácter marcadamente inercial de allí la necesidad de prestar la debida atención al comportamiento de las expectativas de los agentes económicos, tanto aquellas denominadas ¨racionales¨ como las que pudiéramos considerar más bien como ¨irracionales¨. Estos elementos tienen influencia dada la anticipación que tanto los productores como consumidores le dan a lo que piensan pueda ocurrir en el futuro cercano o de mediano plazo, tanto para captar ganancias anticipadas como para prever la escasez de insumos y productos necesarios para continuar la producción o para poder satisfacer necesidades normales de los ciudadanos. Por supuesto tomando en cuenta lo que son las posibilidades de almacenar bienes perecederos. Prever como conducta humana significa ver con anticipación, también el poder conjeturar por algunas señales o indicios lo que ha de suceder, o bien en otra acepción, el disponer o preparar medios contra futuras contingencias. De esa manera la calidad y cantidad de la previsión, sobretodo en tiempos de cambio, permitiría la obtención de beneficios, dado que siempre nos encontramos ante el hecho de que los recursos no son infinitos como tampoco lo son las necesidades de los seres humanos.

Volviendo a la inflación específica del mes de agosto, coloquialmente no hizo completamente su agosto, al mantenerse en un valor inferior a la tasa constante que hemos venido observando en el año de 1,7%. A la fecha ya se han completado ocho meses del año calendario con valores intermensuales que se van estrechando en la banda por debajo del 1,5% y la unidad. De repetirse el patrón de comportamiento en los meses que quedan hasta diciembre, tendríamos una inflación de 21,9%, valor todavía por encima de la observable en otros países latinoamericanos.
Continúa de esta manera la lucha contra la inflación, sobretodo en lo que corresponde a la situación de los sectores de menores ingresos a quienes golpea con mayor intensidad. En esa dirección consideramos que la presencia del esfuerzo que se realiza con la franquicia Mercal, con sus virtudes en la expansión que ha tenido para aumentar la cobertura, permite atacar el aumento de los precios en una parte importante del índice cuales son los alimentos, particularmente en lo referente a los productos básicos de la canasta. Para el caso venezolano, tomando en consideración uno de los factores que apunta una de las interpretaciones arriba enumeradas, al referirnos en cuánto ha influido en el aumento de los precios, el escaso incremento de la productividad del sector agrícola, el sistema de tenencia de la tierra, la política agrícola anteriormente aplicada, y como le gusta decir al Profesor J.J. Montilla si realmente a los venezolanos nos importa realmente lo que importamos. La agricultura en nuestro caso, se dedica mayormente al mercado interno, en neto contraste con lo que le ocurre a la producción petrolera, expuesta sí a la dura competencia internacional, donde la demanda creciente de países desarrollados o en vías de desarrollo como la India y China impulsan la demanda de manera evidente. Con productividades tan diferentes entre el petróleo y la agricultura, ambos sectores impactan el comportamiento inflacionario venezolano, en particular la agricultura, la cual disfruta al importar productos de enormes subsidios provenientes de los países más desarrollados.

Si bien continúa presionando el aumento de los precios de los alimentos en la inflación total, la atención que tenga la franquicia Mercal constituye un reto distributivo importante, el cual de paso cubre otro de los objetivos de la Constitución Bolivariana, como es el de la soberanía alimentaria. En lo que va del año, sin pretensiones optimistas, podríamos afirmar que la inflación, por ahora, no ha podido hacer su agosto. Queda por lo tanto mucho camino por andar, y el futuro no sólo depende de la inercia del pasado, en mucho también va a resultar de lo que siga haciendo hoy.