Obreros petroleros en el Medio Oriente
Jonas Jordan, USACE.

Los dilectos lectores no se habrán asombrado de que el precio del barril del petróleo haya cruzado la barrera sicológica de 50 dólares. La pregunta acuciante se centra en el límite que alcanzará en la coyuntura del nuevo caos global en el que derivó la derrota en Irak del bushismo unilateral.

Los invaluables contactos neoyorquinos de Bajo la Lupa aseguran que en el último trimestre del año el precio muy bien podría alcanzar 70 dólares. Un manual clandestino que circula en Beirut, atribuido a Osama Bin Laden, exige un precio de 144 dólares el barril, mientras en forma sorprendente Matthew Simmons, banquero de altos vuelos en inversiones energéticas e íntimo de la dupla Bush/Cheney, aboga por 182 dólares.

David Coleman, de Oil & Gas (16/9/04), expone que el presidente Hugo Chávez aseveró que "el precio del barril podría alcanzar los 100 dólares en caso de persistir el conflicto en Medio Oriente (...) que atraviesa por una fase de desestabilización" debido a "la invasión ilegal a Irak". El presidente del país que fuera cofundador de la OPEP afirmó que existía "sobre abasto de petróleo" y que "un precio por encima de 40 dólares no era culpa de la OPEP".

En forma inteligente se pronunció por una banda entre 30 y 40 dólares, en contraste flagrante con los petrofóbicos neoliberales de la triada maligna salinista-zedillista-foxiana que, a través de sus representantes burocráticos de las secretarías de Hacienda y Energía, desean demencialmente regalárselo a sus presuntos socios de EU para subsidiar el parasitismo de sus amigos "seudobanqueros" del Fobaproa/IPAB, además de descolgar jugosas comisiones.

De 1944 a 1971, fecha del desacoplamiento del "patrón oro" por el dólar nixoniano, el mundo del petróleo vivió con un precio de un dígito: exactamente dos dólares. Desde el primer embargo petrolero de 1973 hasta la actualidad, durante 33 años el mundo petrolero vinculado al "patrón-dólar" se ajustó a un precio de dos dígitos. A partir de 2005 con un dólar a punto de desplomarse, ¿el precio del crudo alcanzará los tres dígitos?

El precio del barril refleja el desorden financiero internacional en el que EU le roba (literalmente) 80 por ciento de sus ahorros al resto de la humanidad que le financia sus colosales déficit gemelos (de cuenta corriente y presupuestal) y su consumismo desenfrenado, como desmenuza espléndidamente el solvente economista Stephen Roach (Curso de colisión, Morgan Stanley, Foro Económico Global, 27 de septiembre de 2004).

En forma disfuncional, los bancos centrales asiáticos no solamente subsidian 65 por ciento del déficit de cuenta corriente de EU, sino que poseen, además, 80 por ciento de las reservas totales de dólares que circulan en el mundo. Nouriel Roubini, de la Universidad de Nueva York, y Brad Setser, de Oxford, señalan en un análisis reportado por Roach que la deuda visible (la "invisible" es otro tema) de EU representa casi 300 por ciento de sus exportaciones. Roach recuerda que la proporción deuda/exportaciones de Brasil y Argentina antes del estallido de sus burbujas era de 400 por ciento y se pregunta si EU no se habría convertido en una "república bananera".

Con tales dólares sin sustento económico, EU "paga" su factura de petróleo. El superlativo contaminador del planeta es al mismo tiempo su mayor consumidor: más de 20 millones de barriles al día. Más que un auge real del petróleo, ¿no sería más correcto hablar de crisis terminal del dolarcentrismo? ¿Cuánto valdría el barril en euros o en oro, mucho más estables?

Quienes detentan las riendas del "mercado"(sic) del petróleo, verdadero oligopolio de la petrocracia anglosajona, ya no saben a qué "factor" echar la culpa con tal de elevar a la estratosfera el precio del petróleo: desde Nigeria, pasando por los huracanes del Golfo de México, hasta el caos (provocado por la dupla anglosajona que además tiene en su seno a las cuatro primeras trasnacionales globales del "oro negro") en las regiones del golfo Pérsico y el mar Caspio.

Es nuestra hipótesis operativa que el eje financiero Wall-Street-la City libra una genuina "guerra energética" tanto en el "frente geopolítico" como en el "frente financiero", que forma parte del bushismo unilateral y su permanente guerra preventiva bajo la cobertura del montaje hollywoodense de la guerra contra el terrorismo global, de lo que se aprovecha Greenspan para crear una nueva "burbuja energética" que supla el inminente estallido de la burbuja inmobiliaria.

Albert Crenshaw, de The Washington Post (23/7/04) expone los temores de Greenspan y de John Snow, el secretario del Tesoro, sobre las dos paraestatales de bienes raíces, Fannie Mae y Freddie Mac, con colosales 4 millones de millones (trillones en anglosajón) de activos a punto de estallar y cuyos "problemas financieros pudieran poner en peligro el sistema financiero de EU en su totalidad".

A nuestro juicio, el método que emplea EU para controlar los excedentes monetarios de los bancos centrales asiáticos y el superávit comercial de la Unión Europea es a través del alza desmedida del petróleo que perjudica en forma notable a China, India, Japón y Sudcorea y también, en menor medida, a la Unión Europea; pero a todos ellos mucho más que a su instigador: EU -lo que hemos denominado el síndrome Sansón: "no me caigo solo, sino arrastro a mis enemigos conmigo".

Habíamos detectado, a consecuencia del empantanamiento de EU en Irak, que el alza formaba parte de la "estratagema de Shell y los grupos Bilderberg y Carlyle" (ver Bajo la Lupa 24/3/04), cuyo representante en México es el cordobista-hankista-salinista-zedillista Téllez Kuenzler, quien fue a engañar en forma canalla a un ignaro Congreso con que el precio se desplomaría a 6 dólares.

En el contexto del cambio de paradigma energético (todavía falta por ver el alza del gas ) no fue gratuito que a "siete días" de los atentados terroristas del 11 de septiembre un grupo de seudomexicanos -Jesús Reyes-Heroles, González Garza, Andrés Rozental Gutman (medio hermano de Castañeda Gutman), el zedillista Serra Puche, el cordobista Luis Rubio, el castañedista Fernández de Castro, el "perredista" Alfonso Sánchez Anaya, el panista Francisco Molina, etcétera- hayan ido a entregar el petróleo "mexicano" al influyente Centro Internacional de Estudios Estratégicos (CSIS, por sus siglas en inglés), con sede en Washington, por medio del documento infame Nuevos horizontes que firmaron junto a Thomas McLarty, impulsor del depredador TLCAN y vicepresidente de Kissinger Asociados.

En fechas recientes, abordamos la diferencia entre el "petróleo geopolítico" y el "petróleo financiero" (Geoeconomía Mensual, El Financiero, 5/8/04). El mundo del petróleo no es ajeno a la delirante especulación bursátil que controlan tanto el Mercado Mercantil de Nueva York (NYMEX, por sus siglas en inglés) como el Intercambio Internacional de Petroleo (IPE, siglas en inglés) con sede en Londres y que cotiza la variedad Brent.

La fama de ninguna de las dos es muy pulcra y hace tres años IPE fue acusada de manipulación obscena ("Irán pone en tela de juicio el control occidental sobre el comercio del petróleo"; Terry Macalister, The Guardian, 16/6/04). Lo relevante se centra en la conformación del consejo de administración del IPE y del NYMEX, donde brilla la fauna plutocrático-cleptocrática de la perniciosa globalización financiera, en particular las petroleras y la banca de inversión anglosajonas.

Resulta y resalta que el NYMEX y el IPE son juez y parte del mercado petrolero bursatilizado. En similitud a la composición de la membresía energético-financiera del NYMEX, el IPE londinense fue comprado por un consorcio que incluye British Petroleum (la tercera petrolera global) y dos poderosos bancos de inversión de EU, Goldman Sachs y Morgan Stanley, que provee a las petroleras de la logística necesaria para multiplicar sus exorbitantes ganancias a través de los ominosos hedge funds ("fondos de cobertura de riesgo"). Años atrás expusimos en el libro agotado El lado oscuro de la globalización"(Editorial Cadmo & Europa, 2000) cómo la "teoría del caos" forma parte intrínseca de la especulación del modelo.

Robert Looney, economista del Pentágono, pone el dedo en la gangrena financiera del "oro negro" en su análisis De los petrodólares a los petroeuros: ¿se acercan los días finales del dólar en el sistema de reservas de divisas internacionales? (publicado por el Centro de Conflictos Contemporáneos, 3 de noviembre de 2003). Después de desechar tanto la debilidad futura del dólar como la factibilidad del petroeuro, puntualiza que "la OPEP carece del control directo de las cotizaciones de los principales mercados del crudo", lo cual es más que cierto.

Recuerda que hasta la mitad de la década de los 80 la OPEP imponía el precio oficial de venta; "su poder empezó a desvanecerse cuando fue establecido en 1983 el mercado de futuros del petróleo en el NYMEX", que no solamente es el antídoto de la OPEP, sino que ha llegado por la vía de la especulación financiera hasta a controlar de facto el mercado petrolero en el que la OPEP se ha vuelto simple actor supeditado a la voluntad de la banca de inversión anglosajona. Looney ilustra que "a partir de 1986 un sistema de precios orientado al mercado fue introducido para todas las transacciones petroleras. El precio del petróleo ha sido determinado por una fórmula compleja que se inicia con el movimiento de los precios espot en los mercados como el NYMEX".

Queda claro que la producción y la geopolítica del petróleo están atadas al control financiero del eje Wall-Street-la City, que conforma un "circuito virtuoso" entre las petroleras anglosajonas y su banca de inversión (de la que también forman parte) que echa a andar toda su sapiencia por la vía militar durante las guerras: otro negocio circular. ¿Cuánto, entonces, valdrá el barril? Lo que decida el "complejo militar-financiero-tecnoindustrial" anglosajón... hasta que los demás lo permitan.