Un mundo y una economía cada vez más globalizada.
Foto Evans Consoles Corporation D.R.

En el último número de Geoeconomía Mensual abordamos el tema del mito global de las IED(Inversiones Extranjeras Directas) que redundan en un manejo casi -exclusivo del G-7. En México existe un prototipo de gerentes parasitarios, (que todavía no alcanzan la alcurnia de «empresarios»), subsidiados por la población desposeída, que le echan insensatamente la culpa a la ausencia de la IED como pretexto a su disfuncional discapacidad.

En sus alegres cuentas parasitarias, alucinan que la disminución de la IED se debe a la ausencia de «reformas estructurales» dictadas por el desacreditado decálogo neoliberal del «Consenso de Washington», entre las que se encuentra la venta de PEMEX que naturalmente abultaría a la IED, como sucedió con Banamex, lo que dejó al país peligrosamente sin el 96% de bancos que pasó a manos foráneas.

Justamente, México ha sido de los «favorecidos» por lo que hemos llamado las IED «altamente malignas» (ver Geoeconomía Mensual 5.7.04) y ha sido receptor de mayores IED que tres países de «economía mixta» (China, India y Rusia), que han crecido en forma espectacular sin su necesidad, ya no se diga Japón que prácticamente carece de ellas.

¿Cual fue el beneficio para México, salvo para los «amigos de Salinas-Zedillo-Fox», haber quedado sin bancos y haber capturado US$12,500 millones catalogados como IED que sepa Dios adónde fueron a parar?

Según las poco actualizadas cifras del Banco Mundial -que, a propósito, estafó más de US$100,000 millones,como acaba de denunciar el Senado de EEUU había sido receptora de US$ 3,000 millones de miserables flujos netos en IED que han mantenido el mismo promedio desde 1998. El PIB de Rusia,que creció el año pasado al ritmo de 8%, corresponde a US$346,500 millones para el año anterior y su IED equivale al 0.8% de su PIB.

Sus reservas alcanzaron este año US$81,800 Millones y el rebote de su economía no se debe desde luego al espejismo de las IED ,sino a un «rublo» bajo en su cotización y ,sobre todo, a los altos precios del petróleo(como México, nada más que aquí se esfumaron gracias a la deuda oculta de la «mano invisible» del neoliberalismo tropical).

El manual de la CIA coloca a Rusia, una genuina «economía mixta», en el décimo lugar de la economía global, según su PIB medido por el «poder de paridad de compra» (más moderno), y admite que «desde el año 2,000 las inversiones y la demanda interna de consumo han jugado un rol cada vez más notable»; además, su deuda externa ha mejorado al pasar del 90% de su PIB a alrededor del 28% que ha llegado a pagar por adelantado. Mejor ni hablamos del tropical neoliberalismo salinista-zedillista-foxiano que ha desahuciado a México con su deuda interna y externa cada vez más asfixiantes.

En la etapa del zar Vladimir Putin, Rusia ha dado marcha atrás en la privatización petrolera alocada y el gobierno ha retomado el control de su importante sector energético tan estratégico, como enseña el paradigmático caso de la petrolera Yukos y el encarcelamiento de su criminal director Mikhail Khodorkovsky, quien resultó ser un vulgar evasor de impuestos en los paraísos fiscales.

India, uno de los principales centros del software global, desconoce las supuestas bondades de la IED y exhibe un raquítico flujo de US$3,000 Millones (año 2002)que representa el 0.58% de su PIB (todavía menos que Rusia). Su crecimiento se debe a su asombroso ahorro interno que representa un poco más del 22% de su PIB.

Su economía sigue siendo mixta con una gradual apertura muy bien calculada, y el triunfo del Partido del Congreso (muy parecido al PRI, previo a su desfiguración tropical neoliberal) disminuirá el fervor privatizador del partido fundamentalista hindú, el Partido Barathya (que se parece mucho al segmento trasnacional del PAN mexicano).

Sin el «apoyo» de la IED, India ha crecido sostenidamente 6% cada año desde 1990, lo que ha reducido la pobreza en 10%. Sus reservas son del orden de US$114,300 millones, y su secreto subyace en su población muy bien educada -mejor que la de México, que con un infame quinto año de primaria de promedio educativo desea ser «competitivo», pese a que Salinas estuvo en el Centro de Estudios del PRI a perder el tiempo con sus entonces quimeras maoístas, y Zedillo haya sido el peor Secretario de Educación donde empezó a «mochar», antes que los ignaros foxianos, al «libro de texto gratuito» ayudado por la visión cordobista del anexionista «grupo Nexos».

El manual de la CIA ubica a India en cuarto lugar mundial de acuerdo al PIB medido por el «poder de paridad de compra» y se encuentra a punto de rebasar a Japón (tercer lugar detrás de China). En resumen, Rusia e India, dos potencias que marcarán al siglo,de acuerdo al «índice BRIC» de la correduría Goldman Sachs, deben su crecimiento económico a su economía mixta, su ahorro interno, sus fuertes reservas, su avance tecnológico, y su alta educación (Rusia prácticamente no tiene analfabetas), sin contar otros factores que los catapultan como genuinas potencias geopolíticas: su extensión territorial, su amplia población (Rusia relativamente porque su decrecimiento poblacional puede ser uno de sus talones de Aquiles), su poderío nuclear(India relativamente) y su proyección satelital(India ya prepara el lanzamiento del primer cosmonauta nativo a la luna).

El hilarante Banco Mundial ni siquiera cita la IED de Sud-Corea y coloca la de Japón en US$9,100 millones para el año 2002: una cifra infinitesimal y grotescamente ridícula como proporción de su PIB de US$4 trillones (en anglosajón).

Entre los secretos de Japón radica su ahorro(como India y China), su selectiva cerrazón legendaria a los capitales extranjeros que filtran con sumo cuidado (y no a lo loco como nuestros tropicales neoliberales), y la posesión de las primeras reservas mundiales de más de US$800,000 millones. Pese a que pertenecen nominalmente al acreedor Club de Paris, Rusia ni Japón participan de su maná distributivo.

China sigue siendo una «economía mixta» donde la propiedad es colectiva (la propiedad privada es el sine qua non del decálogo neoliberal del «Consenso de Washington»), según los cánones del maoísmo marxista-leninista, y los multimedia desinformativos han negañado sobre los verdaderos alcances de su IED, pese a haber recibido US$56,000 millones(más que EEUU, que está siendo desbancado en todo, en los ámbitos económico y financiero)-por cierto, el equivalente a la IED captada por Latinoamérica en su conjunto.

El motor de su crecimiento espectacular se debe primordialmente a su ahorro interno,el mayor del mundo,del orden del 44% de su PIB, según el Financial Times y que el poco actualizado BM pone en 40.4% para el año 2002, y que ha sido prácticamente su promedio desde 1999.

Se podría admitir que la sinergia de su IED al lado de su ahorro interno han contribuido en su despegue espectacular, sin soslayar la alianza geopolítica forjada con EEUU frente a la URSS en la década de los setenta (el actual modelo chino se inicia en 1978, a la par de su proyecto satelital, en plena guerra fría). Sin ahondar en otras consideraciones educativas, geopolíticas, nucleares, satelitales, y reservas de US$444,400 millones, el ahorro de China es el mayor del planeta y representa US$600,000 millones (!casi equivalente al PIB de México!) que equivale a casi ONCE veces su IED.

Cuando México ahorra (asintiendo las cifras oficiales que suelen ser muy mendaces) el doble de su IED cada vez más mermada por ausencia de ventas «estructurales» y «altamente malignas», y sin contar con la Piedra de Sísifo de la deuda interna y externa que legó el neoliberalismo tropical.

El «México neoliberal tropical» es inviable aún vendiendo PEMEX, la CFE y los derechos de autor de la maravillosa Guelaguetza zapoteca que abultarían en forma transitoria y artificial el segmento de la IED «altamente maligna» (como sucedió cin Banamex). Los defectos de México para «competir» a escala global son inherentes al modelo neoliberal: son estructurales y no coyunturales,como pretende inducir en error toda la escuela mercantilista neoliberal tropical de abajo y arriba a «Jaijo» Serra Puche, el cínicamente infame devaluador del peso mexicano y responsable inolvidable del «efecto Tequila».

México dejó de ser «competitivo» desde que adoptó de espaldas a la nación al TLCAN: la camisa de fuerza mercantil unilateral, impuesta por el bushismo paterno a Salinas,un presidente espurio,según un reciente editorial del New York Times.

El daño del TLCAN radica no solamente en su masoquismo autoflagelante y antidemocrático, sino en la desideologización que literalmente «descerebró» al país que dejó de pensar y sopesar en forma crítica las ventajas y defectos de los proyectos nacionales que se volvieron trasnacionales, lo cual propició al parasitismo gerencial vigente.

El mito de la IED, en la nómina de las autodestructivas «reformas estructurales» del neoliberalismo tropical forma parte de la descerebración de la clase gobernante, ahora trasnacionalizada, cuya máxima expresión se subsume en la anencefalia del foxismo, hijo putativo del salinismo y el zedillismo caducos. A partir de Salinas, son las trasnacionales las que piensan en lugar de los gobiernos mexicanos.

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