- Ahora están ustedes frente a la mayor posibilidad de llegar al gobierno y no sería la primer victoria del FA.

- No sería la primer victoria. Se ha gobernado la ciudad de Montevideo y otras. Esto fue en ascenso con un crecimiento tangencial del FA. Ya en 1999 ganamos pero no llegamos al 50%. Los dos partidos se unieron para el ballottage y así llegó Jorge Batlle al gobierno. Las encuestas indican ahora que estamos por arriba del 50%. Desde la crisis que azotó a Uruguay en el 2002 dirigentes de ambos partidos llegaron a la conclusión de que el FA-Encuentro Progresista (EN) ganaría estas elecciones.

- ¿Cuál es la situación general en Uruguay?

- El desmantelamiento del país ha sido muy fuerte. El presidente Jorge Batlle manejó todo con torpeza y sigue cometiendo errores muy graves en todas las áreas. En política exterior fueron terribles. Por ejemplo en el 2003 aseguró públicamente que en Argentina iba a ganar su amigo el ex presidente Carlos Menem. Y luego tuvo discusiones con el presidente Néstor Kirchner y su gobierno cometió una serie de errores que limaron su relación con otros países. Ha repetido esa conducta en varios casos. Y lo que parecía que iba a avanzar en Derechos Humanos naufragó por sus actitudes.

Es imposible olvidar que cuando ganaron el ballottage y Batlle salió como presidente electo, sólo 20 días después asistió a una curiosa reunión de los famosos -no por sus virtudes- hermanos Rhom, los banqueros corruptos de Argentina, uno de los cuáles está prófugo y otro procesado. Allí se reunieron nada menos que George Bush (padre), Menem, Batlle, el ex presidente uruguayo, Alberto Lacalle, Fernando de la Rúa. Lo que quería Batlle era demostrar los excelentes contactos que tenía. No pasó mucho tiempo en que vimos a Menem preso por la venta ilegal de armas, y luego cómo se fue de la Rúa huyendo en helicóptero de la Casa Rosada al final de 2001, cuando el modelo estalló en Argentina.

- ¿Cómo se ha mantenido la unidad en el Frente Amplio donde convergen tantos partidos movimientos de izquierda, organizaciones sociales y sindicales?

- Hay que ir a sus orígenes, ya que esa unidad original fue obra de grandes figuras políticas como Rodney Arismendi del Partido Comunista, que fue el impulsor a fines de la década del 50; Héctor Rodríguez, Raúl Sendic (líder máximo de Tupamaros), Gerardo Gatti del Movimiento por la Victoria del Pueblo, desaparecido en Argentina. Fue un momento histórico con el encuentro de grandes dirigentes. Fue un arduo trabajo. La unidad no se hace por un simple acto de voluntad. Requiere trabajo, responsabilidad, análisis, debates y el abandono de toda mezquindad política de todas rencillas inútiles. Después esto se ampliaría con otros dirigentes y otros movimientos. Costó mucho a los fogoneros de la unidad que vivieron varios intentos frustrados y que ganaron el prestigio a fuerza de un trabajo constante y una gran coherencia.

También la unidad obrera que se iba dando preludiaba la unidad política. Todo esto se plasma en 1970, cuando además sucede en Chile la gran victoria de Salvador Allende y llegan al FA figuras como Líber Sergeni y otros históricos. En Uruguay se daban las grandes movilizaciones universitarias y unitarias, hay que destacar que la clase obrera uruguaya nunca estuvo ligada con los gobiernos de turno. El mejor sindicalismo dio la batalla a los sindicalistas amarillos. Fue un tiempo de trabajo y militancia. Los sindicalistas no cobran sueldos sindicales, sino simplemente su salario de obreros y eso hace una gran diferencia con otras experiencias. En esa unidad de los primeros tiempos hay que destacar a algunos dirigentes del Partido Demócrata Cristiano (PDC) que se unieron al FA.

- ¿Qué otros elementos de fondo se dieron para el fortalecimiento de esa unidad y cómo se expandió hacia las bases?

- Estaba la gran crisis y la represión que no distinguía entre partidos. Y esto obligó a unirse más y a tomar medidas de seguridad en conjunto. Los cuarteles se llenaban de presos políticos, de izquierda, anarquistas, militantes sociales, todos meticulosamente molidos a palos. Frente a esas situaciones se daba espontáneamente la aceptación del otro. Y también el debate, la discusión y el análisis que nos enriquecieron a todos. Yo diría que esto nos iluminó y nos sacó de los círculos cerrados.

Más allá de las discrepancias que en realidad eran circunstanciales, la vida, la realidad daban cuenta de esas diferencias que no eran de principios. ¿Por qué no íbamos a estar juntos? Cuando se entra luego en esa especie de polo magnético de la unidad esta fluye hacia la masa y así nacieron los comités de base y allí sí se dio un fenómeno extraordinario. En los comité de base convergen militantes de todos los grupos e incluso independientes. Esos militantes impedían con sus demandas que se rompiera la unidad del FA y determinaron que siempre se escuchara a las mayorías.

Tabaré Vázquez

- Desde afuera se mira con interés esta unidad ya que en América Latina hay una tendencia muy fuerte a la desintegración de las izquierda.

- No es milagro, por supuesto. Hay que partir de la humildad y el trabajo militante. Yo he estado en Venezuela en 1999 y allí contaba lo que era el comité de base y alguien dijo "sería bueno hacerlo aquí", pero no era lo mismo el entorno. Ellos crearon otras formas barriales propias y siguen creando otras muy interesantes. En Uruguay el comité de base es un verdadero núcleo. Allí se debaten las posiciones que se llevan a la coordinadora general. Se elige a un representante, no por partido, sino por decisión del conjunto. No hay posibilidad de pequeñas y miserables peleas por quien será el representante. Eso es lo que nos ha hecho muy fuertes. Las diferencias se discuten y nadie está jugando a ganarse el comité para su partido. Cuando se crea el FA la idea del comité de base brotó como decimos todos desde el alma.

- Para la recuperación después de la dictadura ¿cómo jugó el tema de la memoria?

- Fue muy importante porque en aquellos años dramáticos de las bandas fascistas el golpe de Estado, se recordaba la resistencia, las huelgas, la conducta de los dirigentes en la cárcel, las pérdidas. Los que integraban los comités de base no se sintieron defraudados por sus dirigencias. La reconstrucción fue luego casi espontánea, porque ellos estaban como núcleo de los barrios. Y en eso quiero destacar la enorme labor de las mujeres, de las madres. Ellas en general, además de todas las que pasaron por las cárceles o desaparecieron, debieron custodiar en sus casas a los niños cuyos padres fueron presos y entonces permanentemente contaban en voz baja la historia y todos sabían quien era uno u otro en el comité de base. Es una historia muy conmovedora. Incluso hubo familias donde se dejaba la silla vacía del que faltaba. Eso era algo simbólico, algo muy fuerte.

- ¿Cómo está la militancia en estos tiempos?

- Es otro momento histórico: aunque aquello está reconstruido no hay tanta militancia política como en el pasado, ni tiempo para militar. No hay trabajo o se debe trabajar muchas horas para mantenerse apenas sobreviviendo. La juventud no desarrolla en general una militancia activa partidaria disciplinada. Sin embargo, hay algo muy importante. A la hora de las grandes jornadas de movilización de repente aparecen y entonces uno siente que hay pactos cerrados con el pasado. Eso se vio en la multitud que acompañó el entierro de Líber Seregni y muchos decían ¿cómo no iba a venir a acompañarlo si todo esto formó parte de los recuerdos de nuestra niñez? El Uruguay de hoy está en situación crítica con el 14% de desocupados, que en realidad ronda el 20%. En un país pequeño esa cifra se hace inmensa; existe un gran desmantelamiento social y una fuerte desculturización.

- En grandes trazos cuál es la base programática del Frente Amplio?

- Podemos hablar muy generalmente de cinco ejes fundamentales. En lo económico un Uruguay productivo, poner en marcha el aparato productivo, teniendo en cuenta además el país de la emergencia y la urgencia social. Cómo destinar recursos del Estado ante la dramática emergencia de la pobreza absoluta, no por asistencialismo como tal, sino como una actitud ética que requiere de la urgencia en los casos más alarmantes, mientras se va creando la reactivación. Tenemos que tratar de detener la emigración de los jóvenes, que resulta muy dolorosa para el país. El otro eje es lo que llamamos el Uruguay inteligente, el tema de educación científico-tecnológica, todo lo que hoy está en el abandono.

En política internacional, la mirada es América Latina, es el Mercosur, la integración del sur, no al ALCA. El discurso que nos une a todos-esos ejes- fue discutido por 3 mil 500 delegados punto por punto. Para afinar los ejes programáticos trabajan más de mil técnicos. Se estudia cómo implementar todo este programa en el gobierno. Uruguay es un país pequeño y quizás eso hace más sencillo tratar de salir de la crisis. No tiene nada que ver por ejemplo con la situación de Brasil donde hay que dar respuesta a 44 millones de personas que deben comer tres veces por día y eso es muy difícil.

- ¿Cómo ve lo que está sucediendo en América Latina?

- Existe un mayor optimismo sobre los vientos que vienen, a pesar de las dificultades. Creo que es la hora de América del Sur: Venezuela, Brasil y Argentina, dan un panorama alentador. Pero a la vez sabemos que esto plantea un grave problema al imperialismo Se va a poner serio cuando nos miren, pero nosotros debemos tener en cuenta que este es un proceso en zig-zag, con meandros, y estamos conscientes y dispuestos a aceptar victorias y derrotas, nunca esperamos un proceso lineal. Después de la ola neoliberal que llegó montada sobre las grandes dictaduras, donde ni siquiera asomaban utopías reformistas, después del vendaval con las duras consecuencias sociales, el fracaso neoliberal que ya no se puede tapar, ha provocado una reacción multitudinaria en todos los países.

- Para usted que viene de la guerrilla de los años 60 ¿cuáles son las diferencias?

- Las formaciones guerrilleras en los años 60 fueron fuertes, activas, pero no se movilizaban las masas como ahora. En la izquierda de Brasil en los años 60 no se podía imaginar un Partido de los Trabajadores con 10 millones de afiliados. Jamás podía imaginarse que en Brasil existiría el movimiento campesino más grande del mundo, el de los campesinos sin tierras (MST) tiene millones de personas y actúan con gran fuerza y responsabilidad. Estas dimensiones de lo que sucede hoy en Brasil, las victorias colosales del presidente Hugo Chávez, que han sido un ejemplo para el mundo -el desafío del referéndum, que nadie hubiera imaginado en otros tiempos-, todo esto está mostrando un escenario nuevo, distinto. Hay multitudes movilizadas.

Vemos que mucho de lo que en nuestro sur quedó inconcluso después de la revolución de mayo, renace ahora y están de regreso Simón Bolívar, José Gervasio Artigas, José de San Martín... la cuestión nacional está en el centro. Todos debemos ser conscientes de que no se puede dejar pasar o enturbiar por mezquindades y miserias políticas, que nada tienen que ver con auténticas formaciones de izquierda, este momento histórico de América Latina.