Para evitar ser víctima de una investigación externa y hacerse una nueva imagen de respetabilidad y honorabilidad -después de los sucesivos escándalos financieros-, el banco estadounidense Riggs ha ordenado que se realice una inspección interna que ha comenzado a brindar informaciones acerca de las relaciones de esta institución bancaria con la dictadura militar del sátrapa chileno Pinochet.

Los antiguos agentes de los Servicios Secretos estadounidenses contratados por el banco para que conduzcan la investigación, descubrieron que desde el año 1985 (y no desde 1995 como se pretendía falsamente), que Pinochet mantiene una cuenta secreta de varios millones de dólares. Esto no es todo: dichos investigadores también han descubierto que el banco Riggs ayudó a oficiales de la marina argentina a disimular y/o ocultar 3,8 millones de dólares en el momento en que la crisis financiera azotó el país gaucho en 2003, suma millonaria que dichos militares protegían de la devaluación o de una posible intervención por parte de los inversores extranjeros. Estas prácticas son a pesar de todo muy frecuentes y constituyen uno de los principales ingresos del sistema financiero mundial, acciones destinadas a proteger los intereses de una minoría y dirigida por esta misma minoría.

Estas «revelaciones» concernientes al banco Riggs, fueron publicadas en muchos diarios, como el Washington Post, sin embargo, en la época del golpe de Estado contra el presidente chileno Salvador Allende por Pinochet en 1973, -golpe que contó con el respaldo de la CIA-, dicho diario se abstuvo de denunciar el golpe militar. Hoy, tales actos de «mea culpas sinceros» sirven más que todo para hacer creer a la opinión pública que efectivamente se está haciendo algo para poner fin a tales prácticas.