El modernísimo satelite Arcón-2. (maqueta)

Próximamente se lanzará al espacio toda una constelación de satélites rusos que llevarán a bordo radares con alto poder de resolución de cuyo desarrollo se encargan varias empresas y laboratorios. La más brillante de esas «estrellas» será, tal vez, el satélite multipropósito Arkón-2.

La aplastante mayoría de los sistemas de teledetección de la Tierra que se explotan hoy día en el mundo pertenecen a los sistemas de observación óptico-electrónica: la fotografía se realiza mediante sistemas ópticos, y sus resultados se transmiten a la Tierra en forma digital por canales de radio.
La información radar es imprescindible en casos como, por ejemplo, una situación de emergencia.

Rusia carece de satélites con radares de alta resolución desde 1991, año en que dejó de funcionar el ingenio espacial Almaz-1, que representaba una estación militar lanzada que funcionaba en régimen automático. Los satélites de la serie «Océano», que ahora se lanzan bajo el nombre de "Sich" (el último lanzamiento tuvo lugar el pasado 24 de diciembre), dotados de radares de visión lateral, no pertenecen a la clase de radares de alto poder resolutivo.

El cohete Protón

En los años 2005-2007, operadores de ocho países que realizan actividades espaciales - Japón, Alemania, Canadá, Italia, Gran Bretaña, India, Israel y China - piensan satelizar 10-14 ingenios con radares de alto poder de resolución.
Estos últimos años en Rusia se han llevado a cabo simultáneamente varios proyectos de satélites con radares de alto poder de resolución.

La empresa de ciencia-producción de la industria metalmecánica, que ha creado el Almaz, ahora trabaja en el proyecto de satélite que ha obtenido el nombre de Cóndor-2. A diferencia de los programas extranjeros, que pesan de 2 a 3 toneladas, este satélite es de porte pequeño (800 kg) y un coste relativamente bajo - 4-5 veces más barato que los equipos extranjeros - con performances técnicas más o menos iguales.

Un radar multipropósito garantiza una filmación del terreno con alta resolución dentro de dos franjas de localización de 500 km a la izquierda y a la derecha de la trayectoria de vuelo. A diferencia de los ingenios espaciales occidentales, en vez de una pesada rejilla de antena el satélite ruso llevará una antena parabólica desplegable de 6 m de diámetro. Su guiado por órdenes que se den desde la Tierra permitirá cambiar rápidamente de área de filmación. Su radar de a bordo también será capaz de asegurar la filmación estereoscópica a fin de construir modelos digitales del relieve del terreno.

El centro Jrunichev anunció sus planes de lanzar satélites de la serie Monitor-R (R significa radar).

La empresa Gascom, una de las filiales de la Gasprom, costea el prometedor proyecto Strelka destinado a realizar monitoreo espacial de los campos de petróleo y gas. Este sistema que cuesta 400 millones de dólares se compondrá de seis satélites de los que tres tendrán radares.

Nuevos modelos de lanzadores espaciales.

Y por último, la empresa de ciencia-producción Lavochkin ha procedido al desarrollo del satélite multipropósito Arkón-2 por encargo de la Agencia Espacial Federal. El satélite llevará un radar destinado a realizar una filmación con alto y mediano poder de resolución en interés de un amplio círculo de usuarios, tanto públicos como privados. El satélite se piensa utilizar también en bien de la seguridad nacional de Rusia y en el marco del programa de cooperación internacional.

Al crear el Arkón-2, sus autores se aprovecharon de la feliz experiencia lograda en la composición de mapas por radar de la superficie de Venus desde a bordo de las estaciones interplanetarias Venus-15 y "Venus-16. Un importante rasgo distintivo de este proyecto radica en su radar de tres bandas. El sistema de banda decimétrica (23 cm) permitirá realizar observaciones a través del follaje de los árboles. Y por último, la longitud de la onda de 70 cm permitirá realizar el sondeo de la superficie bajo una gruesa capa de suelo seco.

El satélite Arkón-2 asegurará una filmación pormenorizada de terrenos de
10km x 10km con una resolución de hasta 1 metro y una filmación general en una franja de localización de 450 km con una resolución de hasta 50 metros y la fotografía en ruta con una franja de 400-4000 km.

La materialización de tan sólo el proyecto Arkón-2 en los próximos 3 años permitirá tanto suplir la falta de aparatos espaciales rusos de observación por radar como pasar a ocupar posiciones avanzadas en materia de la información radar espacial en el mercado mundial.

Yuri Zaitsev.

Rusia lidera en el mercado de cohetes espaciales

Al hacer balance del año 2004, el director de la Agencia Espacial Federal, Anatoli Perminov, hizo constar que «según datos facilitados por analistas internacionales, el año pasado le correspondió a Rusia el 42,6% de los lanzamientos de vehículos impulsores realizados en 2004». Por tanto resulta lógico que este año haya comenzado con la firma de un convenio entre la Agencia Espacial Federal y la Agencia Espacial Europea sobre el desarrollo de nuevos sistemas de transporte espaciales.

Por más grandiosos que parezcan los planes que los Estados tienen previstos en materia de las investigaciones espaciales, todo se reduce en definitiva a una sola cosa: cómo, o mejor dicho, valiéndose de qué medio podrán los cosmonautas abandonar la Tierra o poner en órbita la carga útil.

Ahora que la cosmonáutica mundial en sus previsiones de largo plazo se orienta más hacia vuelos interplanetarios prolongados, mientras que las actividades corrientes, es decir, las de carácter comercial, dependen al cien por cien de los vehículos impulsores, el desarrollo de nuevos vectores deviene un objetivo priorizado.

Lo que efectivamente presenciamos. Se trata de un verdadero boom en materia de cohetes espaciales en el que Rusia ocupa una posición cimera. A comienzos de año en EE.UU. George Bush dio orden al Secretario de Defensa y al Director de la NASA desarrollar nuevas concepciones en materia de vehículos impulsores pesados destinados a la exploración del cosmos.

Hacia el pasado 12 de enero el Japón llevó a efecto la prueba de una unidad aceleradora perfeccionada para el cohete H-2A. La Agencia Espacial Europea integrada por 17 países acelera trabajos con vistas a modernizar el parque de cohetes Arian e incrementa asignaciones para el desarrollo de nuevos impulsores, siendo de notar que en este programa los europeos tendrán como primer socio a Rusia.

Lo cual no es casual. Ya la URSS daba preferencia al desarrollo de vectores, a menudo en perjuicio de otras vertientes, por ejemplo, el desarrollo de sistemas satelitales.

Y como resultado, a pesar de lo malogrado del sector en los años 90 desde el punto de vista financiero y no muy feliz comienzo del siglo nuevo, las instalaciones industriales y características de calidad de la industria constructora nacional de cohetes han bastado para colocar a Rusia, durante los últimos dos años favorables, en el primer lugar mundial en el número de lanzamientos.

Al decir de Perminov, después de los lanzamientos de cohetes rusos (46,2%), el segundo lugar lo ocupa EE.UU. (29,6%) al que siguen los europeos (Agencia Espacial Europea)-5,6%. Pero esto no comprende todas las estadísticas gratas para Moscú. El cohete que goza de mayor demanda en el mundo es el Soyuz ruso al que le corresponde el 40% de los lanzamientos. A nivel de un estable 35% se mantiene el cohete portador pesado Protón.

Además, la consultora independiente norteamericana Futron Corp., tras haber analizado el año pasado el mercado de servicios de lanzamiento, proclamó el Protón el cohete más fiable del mundo. Según un portavoz del Centro Espacial Jrunichev, «el cohete Protón ruso fue calificado por los encuestados como cohete más fiable y tecnológico del mundo», mientras que en cuanto a las características generales, este vector se ha situado en el segundo lugar, cediendo la primacía únicamente al Atlas norteamericano.

Entre los encuestados han estado ejecutivos de importantes operadores mundialmente famosos de sistemas satelitales de comunicaciones y empresas fabricantes de satélites a los que les corresponde en total más de la mitad de los ingenios espaciales comerciales lanzados desde 2000.

De manera que a los europeos no les ha fallado la lógica en cuanto a escoger socios para la labor conjunta. Concretamente, en el marco del convenio firmado el pasado 19 de enero entre la Agencia Espacial Europea y la Agencia Espacial Europea se tendrá que ejecutar trabajos conjuntos en materia de propulsores criógenos recuperables, etapas de cohetes recuperables, así como aparatos destinados a sistemas espaciales recuperables de transporte.

Tanto Rusia como Estados Unidos cifran muchas esperanzas en éstos últimos en lo que se refiere a los futuros programas de investigación del espacio circunterrestre y del espacio lejano.

A este respecto, Rusia, teniendo en consideración cierta experiencia técnica de acciones conjuntas en el marco de los programas Space Shuttle - complejo orbital Mir y Estación Espacial Internacional, a comienzos de febrero ha aceptado la propuesta hecha por EE.UU. de unificar los sistemas de futuras naves espaciales.

«Hemos propuesto hacer totalmente compatibles la nave espacial rusa "Clipper" y la nave tripulada científica norteamericana en todas las etapas de vuelos espaciales» -, constató Anatoli Perminov. En su opinión, «las naves rusa y norteamericana podrían acoplarse la una con la otra para dejar pasar a los tripulantes, proveerse mutuamente de combustible, así como, en caso de necesidad, asegurar el salvamento de una nave siniestrada de otro país».

Es de creer que la coincidencia de intereses en materia de sistemas de transporte les permita a ambos países no sólo preparar expediciones lejanas conjuntas sino que cooperar con éxito en los programas de investigación ya comunes.

Vuelo hacia el planeta Marte desde Moscú

Preguntado por los periodistas en la reciente cumbre espacial de Montreal acerca de cómo ve Rusia el programa de vuelos tripulados lejanos, el director de la Agencia Espacial Federal, Anatoli Perminov, recalcó que estos vuelos no pueden realizarse sin previo estudio de todos los problemas concernientes a los vuelos hacia otros planetas primero en la Tierra, luego a bordo de la Estación Espacial Internacional y finalmente en la Luna.

El transporte Soyuz TM

A este respecto, en su entrevista concedida en exclusiva a RIA Novosti, al referirse a los planes concretos enmarcados en el programa espacial nacional en materia del vuelo tripulado hacia Marte, Perminov destacó el excepcional experimento ruso «Marte-500».

Es justamente durante ese experimento técnicos y científicos observadores, así como participantes directos, intentarán reconstruir, permaneciendo en Tierra, las condiciones de un vuelo espacial lejano durante los primeros casi dos años.

Soyuz rumbo a la Estación Espacial Orbital.

Según manifiesta Anatoli Perminov, el programa «Marte-500», cuyo financiamiento comenzará ya a partir de marzo próximo, supone, en sustancia, el ensamblaje en tierra de una nave espacial, en que se intentará simular condiciones en el espacio. A bordo de esta nave modular seis hombres voluntarios (posiblemente, de varios países) comprobarán la reacción del organismo a las condiciones cercanas a las del vuelo hacia Marte.

Durante 500 días a partir del año que viene se les encerrará en un módulo especial que va a simular todas penalidades que supone un prolongado vuelo hacia el Planeta Rojo.

Muchos científicos piensan que una prolongada permanencia en el cosmos puede ejercer un efecto negativo sobre el estado de salud del hombre. La atrofia de los músculos, influencia sobre el sistema óseo, alteraciones del sistema de inmunidad y el estado psicológico son sólo algunos de los problemas que se tratarán de resolver mediante ese experimento.

Los participantes en el programa quedarán aislados totalmente del mundo exterior. Con su ayuda se ensayarán los equipos indispensables para asegurar la supervivencia durante el largo experimento.

El módulo constará de un dormitorio, cocina y laboratorio.
En otras palabras, «cada minuto, desde la alimentación hasta los problemas de los estudios científicos integrales, los especialistas del Centro de Control de Vuelos situado en la provincia de Moscú podrán controlar las peripecias de este experimento» -, dice Perminov.

Un papel especial en la ejecución del programa «Marte-500» se reserva a los experimentos en atmósfera artificial. Según manifestó el catedrático Borís Pavlov, jefe del Departamento de Barofisiología y Medicina Subacuática del Instituto de Medicina y Biología adjunto a la Academia de Ciencias de Rusia, los especialistas de este instituto han ideado una mezcla especial a base de oxígeno y argón que permite crear dentro de un espacio cerrado un medio seguro contra incendios. Esta mezcla puede utilizarse a la hora de crear bases en la Luna y Marte en las casas de los colonos- de momento las mezclas de oxígeno-argón y oxígeno-helio se piensa aprobar en los voluntarios en Tierra.

En cuanto a la composición de los participantes en el próximo experimento, será única y exclusivamente masculino. Esta opción la explica el académico Anatoli Grigoriev, director del Instituto de Medicina y Biología, quien sostiene que «los componentes de la primera tripulación que vuele hacia Marte serán personas de sexo masculino en edades de 35-55 años con rica experiencia de vida y profesional».

Al decir del académico, «el vuelo hacia Marte es una misión excepcional y muy compleja que requiere una fuerte tensión psicológica y psíquica de los tripulantes. Las mujeres son seres frágiles y tiernos. Los hombres tienen que abrirles paso hacia otros planetas y llevarlas allá en brazos» -, piensa Grigoriev.

Andrei Kisliakov.

Fuente
RIA Novosti (Rusia)