“Se consiguen muchas más cosas con buenas palabras y una pistola, que con buenas palabras solamente”.


Frase de Al Capone citada gustosamente por Donald Rumsfeld, actual Secretario de Defensa de los Estados Unidos.

Es común que el gobierno de Estados Unidos de América se “preocupe” por lo que sucede fuera de sus fronteras. No sólo se preocupa, sino que toma cartas en el asunto, investigando, permitiéndose opinar y -esto es lo más enjuiciable- llegando a intervenir, militarmente en muchos de los casos. Por lo pronto, y como una simple muestra, en el transcurso del siglo XX impulsó aproximadamente 80 intervenciones militares en Latinoamérica.

Podríamos decir, con cierta cuota de ingenuidad, que como “hermano mayor” le asiste el derecho de “preocuparse” por el resto del mundo. Pero hay “preocupaciones” que matan. En realidad, y dicho con toda honestidad, sería mejor que no se “preocupara” tanto por nosotros, que nos dejara un poco más tranquilos.

Tanto se “preocupa” por nuestras vidas, por quienes no vivimos en territorio estadounidense, que para saber qué nos sucede está ideando una nueva tecnología que le permite, a cada instante y en cualquier rincón del planeta, tener pleno conocimiento de en qué andamos. El engendro está en pleno proceso de desarrollo, y en poco tiempo será parte vital de su estrategia de control universal. “Conocimiento total de la información” (Total Information Awareness: TIA, en inglés) es su nombre. El mismo complementa -y supera con creces- la Red Echelon (compleja trama de espionaje mantenida igualmente por los Estados Unidos y algunos de sus socios, consistente en un tejido de antenas, estaciones de escucha, radares y satélites, apoyados por submarinos y aviones espía, unidos todos a través de bases terrestres, y cuyo objetivo es controlar todo tipo de comunicaciones mundiales).

El nuevo sistema -con el que sabrán más de nosotros- consiste en una combinación de tecnologías de punta del campo de la informática (entre las que se cuenta una monumental base de datos que permite almacenar información personal de los 6.300 millones de habitantes actuales del planeta, incluyendo vídeos, fotos y parámetros biométricos de cada ingresado al programa), con la capacidad de localización por satélite e identificación de seres humanos a distancia por medio de las características biométricas almacenadas, lo cual se apoya y complementa con la iniciativa de un traductor universal que podrá convertir instantáneamente en texto una grabación de voz, capaz de intervenir conversaciones telefónicas en cualquier parte del mundo, así como un sistema para “interpretar” las relaciones entre distintos sucesos aislados o que, aparentemente no tienen conexión.

Como se ve, el gobierno de Washington se “preocupa” mucho por nosotros. Se “preocupa”, por lo que vive dándonos consejos, recomendaciones y preceptos. Claro que nadie se los pide, pero su condición de “hermano mayor” le hace sentir con derecho a dárnoslos.

Y aunque el gobierno de Estados Unidos no nos lo esté pidiendo, también nosotros, en calidad de ciudadanos del mundo, “preocupados” por lo que sucede en lo interior de este país, también podríamos permitirnos hacerle algunos señalamientos.

Por ejemplo: nos “preocupa” que Washington hable de defensa de la democracia, de la libertad y de la transparencia, cuando en las elecciones de cuatro años atrás el partido republicano llegó al poder por medio de un bochornoso fraude electoral. Nos “preocupa” que sus elecciones no sean supervisadas por veedores internacionales como sucede en otros países, los del Sur generalmente.

Nos “preocupa” grandemente también que pese a ser la primera economía del planeta con un ingreso per capita de $ 25.880 anuales, alrededor de un 10 % de su población -es decir: casi 30 millones de habitantes- se ubique por debajo de la línea de pobreza, en bolsones de miseria similares a los que se pueden encontrar en el Sur. Y más aún: nos “preocupa” que se estén recortando en forma alarmante los programas sociales destinados a la atención de estos sectores.

Es altamente “preocupante”, hablando de su economía, el desbalance monstruoso que se va dando en su situación cotidiana, con un consumo muy por arriba de su capacidad productiva, viviendo de un crédito impagable que amortiza el resto del mundo, con un déficit fiscal de 500.000 millones de dólares anuales, virtualmente incobrables.

Nos “preocupa” igualmente que, pese a su mentado desarrollo, un 4 % de su población sea aún analfabeta, y que la media cultural -de muestra tomemos al famoso personaje de caricaturas Homer Simpson, típico representante del ciudadano medio estadounidense- sea tan, tan pero tan baja. Recordemos, por cierto con “preocupación”, que en las recientes elecciones, nuevamente ganadas por los conservadores republicanos, la proyección de un video sobre el demonio Osama Bin Laden a dos días de los comicios, pueda haber influido tan decisivamente en la mentalidad del electorado. Hablando de esa media cultural, entonces, nos “preocupa” que puedan ser símbolos culturales del país el pato Donald, o el ratón Mickey, o Rambo. Nos “preocupa” que, pese a una industria de la información tan monumental como maneja esta potencia -sacando, por ejemplo, un largometraje al mercado cada 36 horas, o produciendo el 85 % de los mensajes audiovisuales que circulan por el mundo- su población esté tan desinformada.

Por supuesto que también nos “preocupa” que haya 30 millones de drogadictos, lo cual indica que algo está pasando en su tejido social.

“Preocupa”, y mucho, el racismo que se da en este país; hasta hace muy pocas décadas el racismo imperante en esta nación -que se llena la boca hablando de derechos humanos y democracia- permitía la ejecución extrajudicial (linchamientos) de personas afroamericanas sin consecuencias legales para los hechores (por cierto siempre blancos) -se tienen registrados alrededor de 5.000- y “preocupa” por lo tanto la discriminación espantosa de la minoría negra en la vida cotidiana -baños para blancos y baños para negros, autobuses para blancos y autobuses para negros, negocios para blancos y negocios para negros hasta no hace mucho tiempo- que se sigue dando en la actualidad -el 60 % de los presos pertenece a esta minoría-.

Y no hablemos ya de la violencia diaria; nos “preocupa” sobremanera el índice de la misma con que se vive en la cotidianeidad (que los jóvenes entren armados a una escuela ya es deporte nacional); nos “preocupa” la delincuencia callejera que deja atrás a cualquier posible competidor a escala mundial; “preocupa” la brutalidad policial legendaria -y si se trata de ir contra negros, ni hablar-. Por supuesto que es para “preocuparse” ver cómo cualquier persona puede comprar un arma de fuego personal (incluso fusiles de asalto) con la misma facilidad que un electrodoméstico o una bicicleta. Y “preocupa” también la violencia dominante que campea en toda su sociedad, que acepta gustosa la pena de muerte con un promedio de una ejecución cada 5 o 6 días.

Todo esto “preocupa”, y “preocupa” más todavía la contradicción que se da entre las declaraciones de sus gobernantes y lo que pasa en la realidad de su economía y su actitud política, tanto a lo interno como en la dimensión internacional. Apareciendo el gobierno estadounidense como paladín en la lucha por la libertad y la paz, “preocupa” que su principal negocio sea la producción y venta de armamentos. “Preocupa” grandemente que para seguir manteniendo un nivel de vida opíparo, enemigo de la sostenibilidad en términos de respeto medioambiental, el gobierno de este país saquee cuanto recurso natural necesite, promoviendo para ello guerras, golpes de estado, intervenciones militares y el uso de la violencia más indiscriminada.

En esa línea, “preocupa” entonces que constituya el único país del mundo que haya empleado armas atómicas ofensivas, no defensivas (contra Japón en dos oportunidades), con consecuencias devastadoras sobre toda materia viva en la región atacada aún hoy, 60 años después; “preocupa” que haya usado armamento biológico prohibido (el defoliante conocido como Agente Naranja, del que arrojó unos 72 millones de litros sobre los bosques de Vietnam destruyendo un 14 % de su cubierta vegetal con consecuencias monstruosas sobre la población); que haya empleado bombas de racimo, igualmente prohibidas por tratados internacionales (en Afganistán y en Irak). Y “preocupa” que siga amenazando con poder usar nuevamente su poderío militar cuanta vez lo desee.

“Preocupa” el doble discurso mentiroso e hipócrita que usan sus gobernantes, que mientras hacen pomposas declaraciones sobre la paz y el progreso en el mundo, fomentan la sistemática violación de los derechos humanos en cada lugar en que intervienen, torturando de manera ignominiosa y manteniendo detenidas en forma ilegal cantidades indeterminadas de personas, como en la base militar de Guantánamo, o en la prisión iraquí de Abu Ghraib.

Nos “preocupa” que el gobierno de Estados Unidos se salte de manera impune mecanismos de consenso internacional -que sin duda representan un avance civilizatorio para la humanidad- tales como la Organización de Naciones Unidas, o la Corte Penal Internacional; nos “preocupa” esto porque esas actitudes no fomentan el progreso humano sino que, por el contrario, nos retrotraen a la prehistoria violenta, a la barbarie.

Como honestos ciudadanos del mundo nos “preocupa” que a raíz de los atentados del 11 de septiembre del 2001 (que cada vez se denuncian más como una maniobra política preparada) la población estadounidenses haya visto notoriamente recortadas sus garantías constitucionales en función de la lucha contra un difuso enemigo como es el terrorismo, por medio de la normativa conocida como “Ley Patriota”, la que otorga a las instituciones federales facultades para vigilar las comunicaciones telefónicas y por correo electrónico, así como poder para registrar las casas de las personas sin una orden judicial.

Todo esto nos “preocupa” hondamente; diríamos que casi nos “preocupa” con consternación. Pero, más allá de nuestra justa, honesta y justificada “preocupación”, estamos seguros que, pese a ella, a nadie de nosotros se nos ocurriría invadir el país en cuestión. ¿Y por qué entonces Washington vive metiéndose en lo que no le importa, controlándonos e invadiéndonos?