Se constata un deplorable deterioro de las relaciones entre mi país y Perú. Ya no es sólo la clausura transitoria de la frontera por la mosca de la fruta. Tampoco el homicidio de un inmigrante ilegal peruano sobre el límite ni la guerra secreta Aerocontinente versus Lucchetti. Ahora hay algo más “peludo”: la venta de pertrechos a Ecuador y en democracia y durante la confrontación Lima-Quito. Chile como garante de la tregua de 1941 está impedido de efectuar ese tipo de suministros. Ante la denuncia La Moneda responde: “No se ha expendido armamento, sino sólo municiones”. Imposible captar la diferencia entre artefactos y proyectiles.

Torre Tagle actualiza el pleito por la delimitación de la frontera oceánica. Lo hace con un retardo, pero es cierto, una delimitación en recta de la Línea de la Concordia hacia el oeste sin considerar la curvatura del continente restringe el horizonte marítimo de Tacna e Ilo. No obstante, se insiste ¿por qué la demora en plantear el problema? ¿Cómo no percatarse de la situación antes de suscribir el texto del Tratado de las 200 millas? También se actualiza la queja peruana por el saqueo de la Biblioteca Nacional del Perú. Aquí se niega. Hubo pillaje e Ignacio Domeyko denuncia deplorables sustracciones de laboratorios peruanos que se traían a Santiago.

Ahora, como guinda de la torta, LAN exhibe, para sus pasajeros, un agraviante vídeo sobre el Perú. Nos parece una agresión mediática que la patria de Grau y Haya no se merece. Nuestra cancillería sostiene: “Ha sido exhibido por diversas empresas de aeronavegación”. No hay tal y, aunque así fuese, Chile cayó en el juego. Es elemental que debe manejar con tacto sus vínculos con un país vecino. Además -y esto es clave- ¿por qué Presidente Lagos esquiva suscribir la Doctrina Toledo de control mancomunado del gasto castrense? Sostengo: para desencadenar una maratón armamentista... Esto es de extrema gravedad.