Cuando yo nací ya había guerra. Durante 15 años la viví a diario. Pero yo no fui una niña infeliz. En Vietnam del Norte, en los años 60-70, yo creía que la guerra iba a durar siempre, igual que las nubes en el cielo. Pero en 1975 vimos el avance de las banderas rojas en nuestros mapas escolares. Todos los días un alumno ponía una bandera roja sobre una nueva ciudad tomada en Vietnam del Sur. Cuando terminó la reconquista, lloré como los demás, pero en mi caso fue por miedo: ¿qué iba a pasar ahora cuando ya no había guerra?
Durante la primera década posterior a la guerra, vivimos bajo el mismo régimen reglamentario que existía durante esta, basado en el mismo rigor ideológico. En el Sur se encarcelaba a la gente, se confiscaban las propiedades y se hacían purgas entre los intelectuales. Estalló una guerra con Cambodia, después con China y la unificación provocó aislamiento internacional, pobreza y represión. La política de apertura llegó más tarde y en 1994 se levantó el embargo estadounidense.
Hoy, para la mayoría de los estadounidenses, la guerra pertenece al pasado y ya sólo se habla de ella como elemento de comparación con otros conflictos. En Vietnam, sin embargo, no es posible olvidar esa guerra que mató a cuatro millones de personas y diseminó grandes cantidades de productos químicos. Además, esa guerra fue una victoria total para el comunismo, que sigue utilizando ese argumento para mantenerse en el poder 30 años después de su terminación. Nuestros valores tradicionales han desaparecido y las más nobles aspiraciones del comunismo han sido reemplazadas por la corrupción, por conflictos étnicos velados, violaciones de los Derechos Humanos y desigualdades sociales. Todo eso se mantiene y seguirá siendo tan evidente como las nubes en el cielo hasta que las cosas cambien.

Fuente
Los Angeles Times (Estados Unidos)

« Clouds of War Still Hover Over Vietnam », por Pham Thi Hoai, Los Angeles Times, 29 de abril de 2005. Este texto ha sido adaptado de un artículo más extenso publicado en el sitio Opendemocracy.Net.