Y, ¿quiénes forman parte de la intelligentsia? ¿Son siempre marginales? Eso depende de la intensidad de su ideología (disidente) y de su utopismo. Cuánto más utópicos, más marginales. Todo un destino que no tolera la asociación con la élite económica, burocrática.

Los intelectuales son en sí una élite -la cultural. Pero me es mucho más interesante y clarificador hacer digresiones sobre la intelligentsia* porque es un concepto y sector social más difuso que el de las élites (política, burocrática, cultural, y otras) y que, sin embargo, las abarca. Y de las cuales también se distancia cuando las élites empiezan a operar alienándose de un sentido crítico que la intelligentzia sabe preñar de utopía.

La sociología del conocimiento (Wissenssoziologie), la de la religión (Max Weber, Ernst Troeltsche, Joachim Wach) alimentan esta discusión desde principios del siglo XX. Esto lo menciono solo por referencia. El modo de pensar y de actuar es lo que Mannheim intenta establecer como posibles características en Ideología y Utopía: “En toda sociedad existen grupos cuya tarea especial es proveer una interpretación del mundo para dicha sociedad. A ellos los llamamos la “intelligentsia”. El término se empezó a usar en Rusia a fines del siglo XIX para identificar a la strata educada que mantenía una actitud de oposición, tal vez ya una clase que se definía por su consciencia, su pensamiento crítico. Como sabemos, es cuando el caso Dreyfus en Francia que se lanza el primer “Manifiesto de los Intelectuales”. Luego del papel de la intelligentsia en Francia, Alemania (incluidos los poetas románticos) queda claro que muchos intentaron partir de su propia posición social lo que ya fue una variación importante, mas ha de operar además dentro de un contexto específico (histórico, político, sociológico).

Tocqueville, Engels y muchos otros citan el papel efectivo de los intelectuales y los estudiantes (las universidades) en catapultar los grandes cambios sociales, las revoluciones. Crean el descontento, alimentan la inquietud, encienden la inspiración que puede barrer como un “veneno desintegrador” el status quo. El intelectual tiende a usar más que otros, símbolos y referencias abstractas sobre el ser humano, la naturaleza, y el cosmos. Tiende a evaluar, asediado por su introvertida visión, la totalidad. Debido a su creatividad, inconformidad y actitud crítica se les asocia por lo general con extremismos de izquierda o derecha. Eso no es exacto, lo que sí ha sido y es exacto es que están en la línea de avanzada, en la vanguardia de la cultura y del pensamiento. Anunciando dinámicamente el porvenir. Y, como han observado otros estudiosos, estos irreverentes, incontrolables críticos poseen también una función integradora. Son mentes libres y sin precio.

En tiempo de cambios profundos, esta vez, en la sociedad contemporánea, el papel de la intelligentsia se ha ido transformando en el sentido de acuñar los cambios que nacen, los valores que reflejan o reflejarán la nueva sociedad, propulsando tal dinámica, respondiendo a ella con su característica creatividad. Es copndición evidente que cuando quiere conservar su capacidad crítica y utópica -debe mantenerse en un difícil, riesgoso, estrato social sin clase que no está muy firmemente anclado en el orden social.

Y, ¿quiénes forman parte de la intelligentsia? ¿Son siempre marginales? Eso depende de la intensidad de su ideología (disidente) y de su utopismo. Cuánto más utópicos, más marginales. Todo un destino que no tolera la asociación con la élite económica, burocrática.

En primera fila podemos contar a los filósofos, escritores, artistas, periodistas, etc., en cuanto representan una ideología concebida como una personal vision crítica del mundo. Al analizar sus características se puede tener una mejor percepción de lo que constituye la intelligentsia. Mantiene a través de la historia moderna una característica antipatía hacia los poderes, hacia las instituciones de su tiempo y proyecta la utópica visión de ideales que se sueñan posibles de lograr. El intelectual, la intelligentsia, posee imaginación y elabora concepciones, propuestas que se persigue sean universalizadas.

El día de hoy ante ante la presión por todos los flancos, de parte de los powers to be para imponer la universalización de sus modos de control del poder, muchos intelectuales están en el ojo de la tormenta exterior e interior. Karl Marx comprendió a los intelectuales y a la inteligensia como un sector múltiple, con más valencias, y destacó su presencia en la vida social como instrumento de lucha contra la burguesía. No les impidió sospechar tanto a él como Engels que muchos de estos “críticos descontentos” provenían de la clase dominante desbancada. Los que calificó Engels de literati que no dejaron, sin embargo, de seguir haciendo su crítica política. Provocaron la llamada “crítica de la crítica” que involucra a las más brillantes mentes de su tiempo. Los intelectuales tienen la posibilidad de minar la estabilidad social de su tiempo histórico y de proyectar su influencia hacia el futuro.

Desempeñan muchos roles, lo que no es contradictorio, porque su capacidad les permite asumirlos, pero, cuando y si se limita a un dogma político en particular, camina sobre arena movediza y arriesga su legitimidad, la que, no se puede negar, depende de la posibilidad de que la nación que lo ve nacer le provea una dimensión crítica y creativa en la cual vivir y pensar.

*del latín, comprehender.