Luis Posada Carriles.

En La Habana marcharon frente a la Sección de Intereses de Estados Unidos más de un millón de cubanos exigiendo el arresto del terrorista Luis Posada Carriles acusado de ser el responsable de la explosión en el aire de una nave aérea cubana que costo la vida a 73 inocentes pasajeros.

En Miami mientras tanto, el fugitivo personaje de tan triste notoriedad era arrestado por agentes federales de Estados Unidos. Hasta ahora solo se le acusa de entrada ilegal en el país, teniendo las autoridades de Inmigración 48 horas, de acuerdo con la ley, para determinar que hará la administración del Presidente Bush con esta «Papa caliente» que tiene en sus manos.

No caben dudas que en este juego- para decirlo en términos beisboleros- el primer ining lo ha ganado Cuba colocando a la Casa Blanca en el clásico tres y dos. Ahora falta por ver que va a pasar en el futuro inmediato con Posada Carriles.

¿Qué hará la Casa Blanca? Eso es lo que todos queremos saber.

El gobierno de Venezuela ya ha solicitado formalmente la extradición de Posada para que sea juzgado por tribunales de ese país de donde se fugó de una cárcel estando todavía pendiente la resolución final de su caso, como acusado junto a Orlando Bosch de ser uno de los autores intelectuales del crimen de Barbados.

Pero por su parte el Departamento de Inmigración de los Estados Unidos, al momento de producirse el arresto ayer en Miami del connotado terrorista internacional, manifestó en una declaración oficial que el detenido no sería deportado a Cuba, argumentando que no hay un tratado vigente de extradición con la isla.

Agregando a continuación en dicha declaración que el detenido tampoco sería enviado a ninguna otra nación cuyo gobierno pudiera actuar de acuerdo con el de Cuba, lo que significa, aunque no dicho de una manera explicita, que Posada tampoco sería extraditado a Venezuela a pesar de estar en plena vigencia el tratado de extradición entre Washington y Caracas.

Pero no es solo en Cuba donde se está alerta observando cual será el camino que tomará el gobierno de los Estados Unidos en el caso de Posada Carriles.

También el propio pueblo norteamericano y la opinión pública internacional tienen puestos sus ojos en un asunto tan importante para todo el mundo como es el de definir si la administración del Presidente Bush toma en serio su proclamada «guerra contra el terrorismo» o todo es un juego burdo, engañoso, de doble rasero en el cual no hay que tomar al pie de la letra aquellas palabras del mandatario norteamericano cuando dijo al mundo que el país o gobierno que le diera ayuda o refugio a alguien señalado como un terrorista era también terrorista.

Los principales medios de comunicación de Estados Unidos han manifestado su oposición en reportajes y comentarios editoriales a que Posada Carriles evada la justicia concediéndosele el privilegio de permanencia en este país a pesar de sus antecedentes criminales. Que no son delitos políticos sino que de lo que se acusa a Posada Carilles es de terrorismo y un crimen de lesa humanidad.

Sólo las ya conocidas organizaciones políticas de la extrema derecha cubana han dado su apoyo al connotado terrorista hoy bajo la custodia de las autoridades federales de los Estados Unidos. Y no podía ser de otra manera porque desde la Fundación para abajo y para arriba, todos ellos han sido cómplices del terrorismo, una historia viene de muy atrás, y no sería justo decir ahora que el único responsable de tales acciones criminales ha sido Luis Posada Carriles.

Entramos en el segundo ining del juego. Es el Presidente Bush el que está al bate y el conteo está en tres bolas y dos strikes. Ahí viene la bola. ¿Con Posada para complacer a la extrema derecha cubana de Miami o contra el terrorismo como exige el mundo y el propio pueblo de Estados Unidos?

La pregunta, como la pelota queda en el aire hasta que la Casa Blanca se decida a batear.