Durante 60 años, la palabra «Yalta» significó traición y abandono. El acuerdo entre Gran Bretaña, la URSS y Estados Unidos en el balneario del Mar Negro puso a millones de personas bajo el yugo de la tiranía. Eso fue lo que el presidente W. Bush recordó la semana pasada en Letonia. Felizmente, la división de Europa creada por ese acuerdo, pertenece hoy al pasado.
La generación de 1989 puso fin a la cortina de hierro. En lo adelante, nos corresponde contribuir a la reunificación de Europa en su conjunto celebrando una nueva conferencia de Yalta que caracterizará la alianza de las nuevas democracias. De eso hablé con mis amigos Viktor Yushchenko y Traian Basescu. Esta alianza tendrá tres funciones principales:
  Tendremos que trabajar juntos para apoyar la consolidación de la democracia en nuestros propios países.
  Tendremos que ampliar la difusión de la libertad en todo el Mar Negro y en toda Europa, de Moldavia hasta Bielorrusia. Para ello, tendremos que restringir la libertad de movimiento de los dirigentes bielorrusos, aumentar nuestro apoyo a la oposición, hacer que la sociedad civil desarrolle técnicas de protesta pacíficas.
  Tendremos que extender nuestro apoyo a la libertad en todas partes en el mundo: en Zimbabwe, en Cuba, en Birmania... etc. Podemos hacer de Yalta una nueva esperanza.

Fuente
Washington Post (Estados Unidos)

«Time for a Return to Yalta», por Mijail Saakashvili, Washington Post, 10 de mayo de 2005.