Luego de Georgia, Ucrania y Kirguizistán, es obvio que Rusia ha perdido su papel de estabilizador. Los diferentes tipos de revoluciones, coloreadas o afrutadas son un diagnóstico de la política exterior de Rusia. La situación cambiante en la periferia obliga a Moscú a apostar por otra CEI (la unión de Estados no reconocidos, Abjasia, Osetia del Norte, Transnistria, Karabash). Ello demuestra la imposibilidad para Rusia de mantener sus satélites en su esfera de influencia y la convierte en un factor desestabilizador en el área postsoviética. Moscú no está interesada en implicarse en una serie de conflictos locales que la convertirían en rehén de una tercera fuerza, sobre todo de los Estados Unidos. La estrategia de las revoluciones relámpago estadounidenses es comprensible, sin embargo, Washington no quiere demostrar al régimen de Putin que le conviene totalmente. China es el adversario principal de los Estados Unidos en la región pues se esfuerza en construir un socialismo «con rostro humano». La voluntad norteamericana de limitar el acceso de los chinos a las tecnologías y a los recursos rusos debería resolver los problemas de política interna en Rusia.
La principal ficha de la revolución es Ucrania, debido a su peso demográfico, económico y geopolítico en Europa Oriental, pero también como modelo de traspaso de poder en condiciones revolucionarias. La revolución naranja se ha convertido en una norma para la oposición en los países de la CEI. La voluntad tradicional de ese país de querer ser el líder alternativo de Rusia también es un factor. Ucrania está de moda y sus dirigentes tratan de tener una política exterior más activa, reanimando el GOUAM (Georgia, Ucrania, Azerbaiyán, Moldavia) que perdió la O [en español U; NdT] (Uzbekistán) por ejemplo. Ese GUAM revive gracias a los estadounidenses y a la defensa de sus intereses: ahora el criterio ya no es energético sino político y sobre todo de seguridad. .
Según los politólogos ucranianos, su país trata en la actualidad de desempeñar tres funciones a la vez: líder regional, exportador de democracia y mediador de paz en los diferentes conflictos regionales. Semejante eclecticismo no es bueno para el país. El eje Tbilisi-Kiev se opone seriamente a Rusia desde la Declaración de los Cárpatos. El problema para los rusos proviene del hecho de que esos países son apoyados por los Estados Unidos pues de no ser así no representarían peligro alguno. Con Kirguizistán. y potencialmente Kazajstán y Bielorrusia, esos países son puntos de anclaje duradero de los Estados Unidos en el «Heartland». Sobre la base de ese gran apoyo, Georgia y Ucrania se sienten seguros de ellos mismos ante Rusia. El reverso de la medalla es que la ideología y el moralismo de Kiev y Tbilisi en política exterior contradicen los intereses económicos pragmáticos que exigirían un acercamiento con Rusia. De ello emana una suerte de esquizofrenia. Yushchenko demuestra que ha reevaluado su política: comprendió que la entrada a la Unión Europea no es para ahora y que existen problemas imposibles de resolver sin la ayuda de Rusia.

Fuente
Gazeta SNG (Rusia)
Gazeta SNG es un diario en línea de idioma ruso.

«Моралистичность Киева и Тбилиси приводит к внешнеполитической шизофрении», por Yuri Pomanenko, Gazeta SNG, 18 de mayo de 2005.