En 1356, tras la derrota de Jean Le Bon en Poitiers región en Francia frente a Inglaterra, los señores feudales franceses se ven seriamente endeudados para poder pagar sueldos y tributos. Aumentan entonces los impuestos y las contribuciones, pero las zonas rurales no se han recuperado aún de la epidemia de la Gran Peste de 1340 y hay muchas tierras abandonadas por falta de mano de obra. Los «Jacques» (los que llevan la revuelta), campesinos acomodados y organizados en ligas, ven con malos ojos esa presión fiscal, sobre todo porque consideran que los señores feudales no asumen su papel protector y permiten que bandas de soldados desempleados saqueen la región.
El 21 de mayo de 1358, unos 200 «Jacques» de Beauvaisis, en el norte de París, atacan las residencias de los gentilhombres (señoríos) y los castillos de la región, matando a los moradores y quemando las viviendas. La revuelta se extiende enseguida al campesinado de la cuenca parisina. Guillaume Carle, un ganadero, se sitúa al frente de la misma. En París, el jefe de los comerciantes, Étienne Marcel, enemigo de Jean le Bon, la apoya discretamente. Es el inicio de la mayor de las «jacqueries» que anegaron en sangre los campos franceses a fines de la Edad Media.