Un tanque británico Challenger 2 en en las ruinas de la ciudad de Bagdad, Irak y en donde no figura ningún objetivo militar.

En diciembre de 2003, el ministro británico de Defensa, Geoff Hoon, presentó un ambicioso proyecto de reestructuración de los ejércitos de Su Majestad. Un informe que publicó, el Libro Blanco titulado Garantizar la seguridad en un mundo en proceso de cambio, redefine las misiones que les incumben y opta por la reducción masiva del personal y por la sofisticación de los armamentos.

En primer lugar, Geoff Hoon constata la ausencia de un adversario comparable a lo que fue la Unión Soviética durante la Guerra Fría.
Desde este punto de vista, el ejército británico está sobreequipado con materiales pesados que no se utilizarán nunca, como los inútiles tanques Challenger 2 que jamás encontrarán equipos similares que combatir.

En segundo lugar, las fuerzas del Reino Unido están hoy desplegadas en cinco campos de operaciones que muestran el tipo de misión que se realiza actualmente: Irlanda del Norte, los Balcanes, Sierra Leona, Afganistán e Irak. De este modo, se han especializado en el «mantenimiento de la paz» y en la «lucha contra el terrorismo», y en estos casos tales expresiones políticamente correctas tienen un significado preciso: estabilizar las regiones que enfrentan diversas formas de insurrección.

Asimismo, estas fuerzas han intervenido en operaciones internas como el manejo de la crisis de las vacas locas o el reemplazo de los bomberos en huelga.

En tercer lugar, en estas operaciones, las fuerzas de Su Majestad han mostrado una rapidez de despliegue en todas las direcciones. Han contado con el apoyo logístico de 13 territorios de ultramar que son también territorios que deben defender, como se vio en el caso de las Islas Malvinas (Islas Falkland).

Según Geoff Hoon, todo ello indica que el Reino Unido puede acariciar el sueño de desempeñar un papel central en la «guerra mundial contra el terrorismo» llevada a cabo por los Estados Unidos. El Libro Blanco retoma al pie de la letra la retórica de Washington: «prevenir, refrenar, desintegrar o destruir a los terroristas internacionales o a los regímenes que los amparan y oponerse a los intentos de los terroristas por adquirir armas químicas, biológicas, radiológicas y nucleares».

Define a Al Qaida como una organización que dispone en la actualidad de una red secreta que también amenaza directamente al Reino Unido y a sus ciudadanos. Como prueba de sus imputaciones, el ministro cita los arrestos de terroristas efectuados este año en Francia, los cuales habrían permitido conocer que dicha red trata de utilizar armas químicas, biológicas y radiológicas.

Desafortunadamente, el muy honorable Geoff Hoon no indica de dónde saca esas informaciones que desconocía la justicia francesa (en ese sentido, leer nuestro artículo: «La justicia no encontró agentes de Al-Qaeda en Europa».

Los ejércitos británicos son «una fuerza en función del Bien» explica el ministro de Defensa Geoff Hoon.

Como quiera que sea, el ministro resume su objetivo político mediante esta definición digna de George W. Bush: los ejércitos británicos son «una fuerza en función del Bien». De manera más prosaica, su objetivo puede resumirse así: convertir a los ejércitos de Su Majestad en los más poderosos de Europa para que lleguen a ser el eje regional de la OTAN y de la Defensa Europea.

Como es obvio, para la Unión Europea tiene serias consecuencias el hecho de que el gobierno de Blair no la conciba defendida por sí misma, sino por la cobertura brindada por los Estados Unidos y Gran Bretaña.

Es importante destacar el particular estado de ánimo del ejército británico que, a diferencia de su rival francés, no ha conocido los desastres de Indochina y Argelia, y sueña aún con ser un ejército colonial en Irlanda del Norte y en las Islas Falkland.

La publicación de El Libro Blanco se acompaña de un programa de disminución del número de efectivos y de adquisición de materiales sofisticados, en lo esencial de fabricación conjunta con los Estados Unidos, particularmente el polémico Joint Strike Fighter (JSF) y los helicópteros Apache.

En esta ocasión, el National Audit Office (NAO), especie de Tribunal de Cuentas, emitió un informe detallado sobre el desarrollo de la «Operación Telic» en Irak. Del mismo se desprende cierta falta de preparación y a la vez una gran rapidez de reacción que permitió mitigar tal debilidad.

A modo de ejemplo, una parte de los uniformes adaptados para el desierto se entregó cuando ya los combates habían cesado. De paso, observamos estupefactos que los soldados británicos destacados en Irak no contaban con ninguna protección contra las armas nucleares, biológicas o químicas (NBC).

El inspector general se limita a recomendar la adquisición de los materiales necesarios y la planificación de su distribución. Pero al observador político no le pasará por alto el hecho de que, si el gobierno de Blair corrió el riesgo de enviar sus tropas a Irak sin protección NBC, es porque estaba seguro de que Sadam Husein no podría utilizar armas de destrucción masiva contra ellas, ¡comportamiento éste que echa abajo la supuesta certeza en una capacidad de reacción NBC iraquí en 45 minutos!

En definitiva, el Libro Blanco, aunque se presente como un programa de reestructuración de los ejércitos, es ante todo un proyecto de rearme destinado a integrar las fuerzas británicas en la estrategia imperial de los Estados Unidos.

Al igual que Washington, Londres ha optado por aumentar considerablemente sus inversiones militares cuando afirma no tener ya un enemigo que esté a su altura.

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