El senador norteamericano Samuel Nunn.

El senador norteamericano Samuel Nunn ha arremetido contra Rusia por el hecho de que Moscú «no facilita datos sobre el armamento nuclear táctico que posee». Además, el senador ha instado a que la Administración estadounidense se ponga de acuerdo con Rusia y tome bajo su control ese armamento.

Las declaraciones de Nunn las ha comentado el ministro de Defensa ruso Serguei Ivanov. «Cuando los norteamericanos retiren el armamento nuclear táctico que tienen en Europa, ya decidiremos el destino de esas armas», manifestó.
De hecho, hasta ahora no existe ningún control internacional ni bilateral sobre el armamento nuclear táctico. ¿Por qué?

En su tiempo, el presidente Mijaíl Gorbachov ya le había propuesto a EE UU concertar un acuerdo sobre el control de armas nucleares tácticas, pero Washington no lo aceptó. Más tarde, a principios de los noventa, las partes decidieron asumir algunos compromisos unilaterales «en principios de reciprocidad».

Así, EEUU se había comprometido a liquidar todo su armamento nuclear táctico con base en tierra, incluidas las ojivas nucleares para misiles tácticos y los proyectiles nucleares. Los norteamericanos incluso aseguraron estar dispuestos a retirar del servicio operacional y guardar en los almacenes centralizados todas las demás armas nucleares tácticas, incluyendo las ojivas para misiles de crucero emplazados en buques de superficie (incluidos los portaaviones), submarinos de ataque y aviones navales. Una parte de ese arsenal debía quedar destruida.

Según datos que obran en poder del Instituto Internacional de Investigación sobre la Paz de Estocolmo (SIPRI), el armamento nuclear no estratégico de EEUU hoy consta de 1.120 cargas nucleares: 800 bombas de caída libre B61(tres modificaciones) y 320 ojivas W80-0 para misiles de crucero «Tomahawk».

La Unión Soviética y luego Rusia se habían comprometido a eliminar todas las ojivas nucleares para misiles tácticos con base en tierra, así como los proyectiles y las minas nucleares (las tiene sólo Rusia).

Sergei Ivanov (derecha) Ministro ruso de Defensa en negociaciones con su homólogo estadounidense Donald Rumsfeld.
Foto US Defense.

Además, la parte rusa había decidido retirar de las unidades militares y guardar en almacenes centralizados las ojivas nucleares para misiles antiaéreos, mitad de las cuales sería destruida (EEUU tampoco tiene ojivas de ese tipo).

En los almacenes centralizados asimismo quedarían guardadas todas las armas nucleares tácticas emplazadas en buques de guerra, submarinos multipropósito y aviones navales (sería destruida la tercera parte de esos arsenales).

Por último, Moscú aniquilaría la mitad de su armamento nuclear táctico de aviación.
El SIPRI informa que el armamento nuclear no estratégico de Rusia hoy consta de 3.380 cargas nucleares. Son bombas de aviación AS-4 y AS-16, y ojivas para misiles de crucero emplazados en buques, misiles contra blancos en el mar y torpedos.

Sea como sea, por ahora se desconoce oficialmente si las partes han cumplido sus compromisos unilaterales. Las iniciativas unilaterales no son compromisos jurídicos ni prevén medidas de control. La tragedia del submarino ruso «Kursk» había confirmado que el sumergible no llevaba ojivas nucleares: ni en los torpedos ni en los misiles de crucero «Granit».

Al mismo tiempo es sabido a ciencia cierta que EE UU guarda armas nucleares tácticas en nueve bases militares estacionadas en seis países europeos (Bélgica, Alemania, Italia, Países Bajos, Turquía y Gran Bretaña). Se trata de 150 bombas de aviación de caída libre B61 (90 de las cuales se encuentran en la base aérea de Incirlik, en Turquía, no lejos de la frontera con Rusia). ¿Para qué las necesita? ¿Para combatir a los terroristas? Es imposible hacerlo con arma nuclear. Así las cosas, el ministro ruso de Defensa tiene todos los motivos para sentirse preocupado.

Para EEUU, esas bombas son un armamento nuclear táctico. Pero para Rusia es una amenaza estratégica puesto que un caza F\A-18 Hornet necesita sólo 15 ó 20 minutos para desplazarse con ese arma desde una de las bases aéreas de la OTAN hasta, digamos, la ciudad rusa de Smolensk.

Cuando Moscú había debatido con la Administración norteamericana el Tratado de reducción de armamentos estratégicos ofensivos, había propuesto incluir en el documento también las armas nucleares tácticas.

Pues ¿por qué entonces el senador Nunn, experto en armamento nuclear, afirma que los «arsenales nucleares rusos no son transparentes» y que los terroristas pueden obtener acceso a esos arsenales? Al menos hay dos explicaciones.

La primera es que en el Senado y en el Congreso se está debatiendo el presupuesto para el siguiente año fiscal, que comienza en julio, y por ello la supuesta «problemática nuclear rusa» es un excelente pretexto para cabildear los intereses del complejo militar industrial y del Pentágono.

La segunda explicación consiste en que el Pentágono y su jefe Donald Rumsfeld piden al Senado asignar medios para desarrollar bombas nucleares de penetración subterránea. El Senado ya había declinado esa petición. Además, los generales norteamericanos insisten en que sean reanudados los ensayos nucleares en el polígono de Nevada.

Los ensayos se necesitan para desarrollar ojivas que irían instaladas en los misiles del sistema nacional de defensa antimisil (EEUU no ha ratificado el acuerdo sobre prohibición de tales ensayos). Sin ojivas nucleares, ese sistema es ineficaz, y en este caso la «intransigencia» de Moscú es un argumento de peso para los dudosos.

En cuanto a Rusia, está dispuesta a discutir con EEUU cualquier aspecto concerniente al armamento nuclear táctico y llegar a un acuerdo concreto. Pero siempre y cuando sea un acuerdo honesto y equitativo.