Los presidentes Ricardo Lagos de Chile y Néstor Kirchner de Argentina, se reunirán para ver la conveniencia de comprar el gas peruano y que esto promueva también la construcción de facilidades como, por ejemplo, un gasoducto y que otros países se integren a una red energética de gran magnitud. Una sola pregunta: ¿por causa de qué se da por hecho que Perú está totalmente de acuerdo sin más ni más?

Ha poco, el 5/5, en El Mercurio de Chile, el periodista Hernán Felipe Errázuriz, escribió: “Las ventajas de incorporar el gas peruano son evidentes y recíprocas: es una fuente económica de energía, permitiría que el SING (Sistema Interconectado del Norte Grande) exporte electricidad al Perú y también, extender el correspondiente gasoducto a Argentina. Además, el intercambio densificaría los lazos entre los vecinos. La modalidad de cambio de gas por electricidad favorecería parcialmente la continuidad de las importaciones, pues un corte de gas podría significar racionamiento eléctrico para el Perú y Argentina.”

También describió algunas precauciones que a su juicio deberían tomarse: “Al respecto, cabe plantear que instituciones multilaterales capitalizadas, como el BID o el Banco Mundial, asuman un papel protagónico en la integración energética. En este cometido, podrían asegurar el riesgo político del suministro, junto con aseguradores privados, comercializadores y las matrices de las empresas transnacionales concesionarias de los yacimientos y del transporte del gas. Tales pactos son posibles y su exigibilidad debe ser independiente de los gobiernos, pues ya sabemos que éstos, a veces por afinidades ideológicas o bien, por razones de políticas, se resisten a exigir que se cumplan los tratados y compromisos internacionales. Con todo, hay que consignar que la desconfianza y el costo de las garantías encarecen el proyecto, demoran las negociaciones y pueden hasta afectar su viabilidad económica y política.”

Es de sobra conocido como el BID está metido en el tema Camisea hasta el tuétano y hasta tuvieron un alfil propio en el gobierno, Jaime Quijandría Salmón, quien hoy goza de un jugoso cargo en el Banco Mundial donde rumia y coordina siempre sus intereses jamás olvidados en Camisea porque su hijo, Martín Quijandría está en un alto puesto en Sodexho suministradora de servicios múltiples a las más importantes empresas energéticas y mineras. Y también es obvio que estas agencias financieras han tornado en puntas de lanza de las grandes empresas transnacionales que hoy tienen una angurria desatada por las privatizaciones y lo poco que queda de patrimonio nacional. Verbi gracia: Sedapal.

Conviene, ya que los medios callan porque la publicidad los tiene mudos en complicidad vergonzante, preguntar directamente ¿de qué Camisea hablan, I ó II? ¿Camisea o Pagoreni, esta última otorgada sin licitación ni concurso público a Pluspetrol, empresita argentina que ha adquirido un poder realmente sobredimensionado a su real contextura en cualquier mercado?

La integración latinoamericana, energética, terrestre o social, es un anhelo antiguo y provechoso. No hay duda. De lo que sí hay profundo escepticismo es de las condiciones en que cualquiera de estas vías sea mal negociada por la burocracia peruana, especialista en regalar lo que no es suyo en detrimento de 26 millones de peruanos, en repulsa ostensible al mandato ancestral e histórico de un país milenario y, lo que es peor, comprometiendo a los peruanos que recién llegarán, a vivir cautivos y esclavos de obligaciones que no contrajeron y que podría ser otra etapa de la terrible disolución que sufre el Perú, para complacencia de muchos otros que están a la expectativa.

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!