Si los medios de comunicación de un país democrático están enfermos, no puede decirse entonces que ese país goza de buena salud. Esa crisis de los medios de comunicación del país más poderoso del mundo es considerable desde 1995, cuando durante 18 meses la atención de todos esos medios norteamericanos de comunicación se concentró en el asesinato de la esposa de un célebre futbolista. Después el foco de atención pasó a ser la intriga entre Monica Lewinsky y el presidente Bill Clinton. Como esos medios de comunicación piensan que deben garantizar un nivel de rentabilidad de 25% como mínimo, toda su energía se concentra en entretener al auditorio. Después de los sucesos del 11 de septiembre, la labor que desempeñan ha cambiado un poco: no hacer zozobrar el barco. La vieja tradición que consiste en informar a la gente y plantear asuntos desagradables para el gobierno es ya obsoleta.
Tomemos el caso de la ofensa al Corán ocurrida en Guantánamo que provocó la muerte de 15 personas en Afganistán. Esa historia me recordó el escándalo que provocó Janet Cooke, la periodista que recibió el Premio Pulitzer por un reportaje acerca de un toxicómano de 8 años residente en un barrio negro. Como la historia fue completamente inventada, se le retiró el Premio a la periodista y se le expulsó del Washington Post. Su historia fabulada era muy parecida a la realidad del ghetto y no molestaba a nadie, pero se convirtió en un símbolo de «malas» prácticas periodísticas.
¿Por qué recuerdo esta historia? Sólo porque hace poco el error de los periodistas se comentó internacionalmente mientras que los culpables de los verdaderos crímenes permanecían impunes. A Newsweek se le condenó por haber desencadenado un clima antinorteamericano. ¿Quiénes son los jueces? ¿Algunos políticos que mintieron sin escrúpulo alguno para iniciar esa guerra bienhechora en Irak que ha costado ya miles de vidas?
El último escándalo en el mundo de los medios norteamericanos de comunicación tiene que ver con dos tabloides de la autoría de Rupert Murdoch donde se publicaron fotos de Sadam Husein en ropa interior. ¿Por qué preocuparse de los sentimientos del tirano derrocado? Eso no es lo más importante. El Sun londinense y el New York Post no son periódicos, sino publicaciones de lectura recreativa que sirven a veces de instrumentos de propaganda. Para ellos la ética no tiene sentido.
En una democracia, la función principal de la prensa es revelar los abusos de poder por parte del gobierno. Debido al impacto causado por los sucesos del 11 de septiembre de 2001, al patriotismo ciego, a la influencia de los conservadores, y lo que es más importante aún, debido al deseo de satisfacer las expectativas de los accionistas, los medios norteamericanos de comunicación han dejado de encarnar el cuarto poder.

Fuente
Izvestia (Rusia)
Diario con una tirada de 430,000 ejemplares, fundado en 1917 como el Pravda.

«АМЕРИКАНСКИМ СМИ ТРЕБУЕТСЯ ЛЕЧЕНИЕ», por Claude-Jean Bertrand, Izvestia, 1º de junio de 2005.