Sin duda el diario español El País está considerado líder de audiencia entre los hispanohablantes. Si bien su acceso en internet está limitado al pago previo, sus editorial son de acceso libre y con una misma clave de acceso el resto de los textos puede leerlo simultáneamente varios usuarios.

En cualquier caso, poder comparar los accesos en internet a los textos de El País con los de un medio alternativo puede ser de gran interés. Afortunadamente el diario madrileño permite saber el número de entradas a un artículo mediante la opción de una pestaña denominada “utilidades” existente dentro de cada noticia.

Hemos comparado el número de accesos en internet de los artículos de opinión de El País con los del periódico Rebelión.org durante los últimos días. No es que le concedamos a Rebelión mayor importancia o representación que a otros medios alternativos, la razón es simplemente el acceso que teníamos a las estadísticas de lectura de este medio.

Veamos dos firmas estrella de cada uno de estas publicaciones opuestas ideológicamente, Mario Vargas Llosa en El País y James Petras en Rebelión. Lógicamente, las lecturas de accesos se han hecho el mismo día para que resulte válida la comparación.

El último texto del escritor peruano fue el 12 de junio y se titulaba “ Los niños-brujo”. Tuvo 1.046 visitas. El anterior del mismo autor fue el 29 de mayo. Bajo el título “Voluntad de morir”, lo leyeron 1.278.

James Petras escribió su último texto en Rebelión el 15 de junio y se titulaba L a clase trabajadora en Estados Unidos: Reestructuración, retirada, reacción . Fue leído por 5.010 personas. El anterior fue el seis de junio, se tituló Referendos en Europa: la izquierda contraataca y a él accedieron 6.823 personas. Los dos últimos trabajos sobre este tema de El País, enmarcados en el epígrafe El naufragio de la Constitución Europa , fueron los de Charles A. Kupchan y Alain Touraine, con unos accesos de 1.064 y 1.493 respectivamente

Evidentemente, hay que destacar a favor de El País que cuenta con cientos de miles de lectores en papel que no tiene Rebelión. Sin embargo, muchos de los artículos de opinión del periódico alternativo también son publicados en papel, al igual que los de El País. Por ejemplo, el señalado de Petras sobre Europa fue publicado en La Jornada, periódico de gran tirada en México, lo que no impidió que fuese seis veces más leído en Rebelión que Vargas Llosa en El País. Además habría que añadirle las lecturas en la versión digital de La Jornada.

Veamos ahora algún columnista habitual. Si recurrimos, por ejemplo, a Rosa Montero, vemos que su texto Homofobia, el 7 de junio, fue leído por 620 personas. Y que el artículo del ideólogo orgánico de El País Javier Pradera sólo sumó 427 accesos en su artículo del 15 de junio La calle y las Cortes.

Si ahora vamos a Rebelión, podemos contrastar con algún texto de Javier Ortiz de los que ya se publicaron en papel, concretamente en el diario El Mundo. Por ejemplo En defensa del voto francés del 1 de junio, que fue leído por 1.111 personas. O con alguno de Ignacio Ramonet, también difundido previamente por La Voz de Galicia, como El peligro Corea, publicado el 12 de junio y leído por 2.080 personas. Podemos compararlo con otra firma de Rebelión, por ejemplo Higinio Polo. Su último texto La marcha (fúnebre) hacia la democracia , publicado el 25 de mayo, lo leyeron 1.540 personas. Y se trata de un texto procedente de la revista El Viejo Topo, de la que se editan quince mil ejemplares y cuesta diez veces más que el diario El País. Si lo comparamos con firmas de Rebelión que no se han publicado en papel la diferencia es mucho mayor, por muy desconocidos que sean los autores. El francés Salim Lamrani alcanzó en su último artículo El Congreso de la “disidencia” cubana , el 31 de mayo, 2.323 lectores, la cifra habitual de accesos alcanzada por una docena de artículos de Rebelión de cada día, casi seis veces más que Javier Pradera en El País.

Es verdad que se podrá argumentar que el acceso a los textos del diario del grupo PRISA no es libre y eso limita las entradas. Sí que lo es para los editoriales el día de la publicación. El del 16 de junio fue la excarcelación del etarra José Ignacio de Juana Chaos, y lo leyeron 3.426 personas. Una cifra aceptable, pero superada por unos cuarenta textos de Rebelión durante el último mes de mayo.

El editorial 20 años de éxito, una apología del apoyo de Zapatero a la Costitución europea, del domingo 12 de junio, tuvo 1395 lectores.

Si se abordan temas de actualidad internacional, podemos comparar el artículo de El País del 11 de junio sobre Bolivia de Edmundo Paz Soldán Bolivia: que pase el que sigue, con 1.090 lecturas, con los 5.654 accesos del artículo, también de opinión, Las tres fuerzas que luchan por el poder en Bolivia , publicado en Rebelión procedente de una agencia boliviana de prensa alternativa. O con Resistencia y soberanía del pueblo boliviano, de Adolfo Pérez Esquivel, publicado en Rebelión y anteriormente en el diario amigo La Jornada de México. Pero es que el editorial de El País sobre Bolivia del 11 de junio, de acceso libre, se quedó en tan solo 828 lecturas. A los internautas les interesó mucho más lo que pensaban de Bolivia las agencias alternativas de ese país y las firmas de Rebelión que los editorialistas de El País.

Y llegamos a Cuba. El codirector de la revista Encuentro Rafael Rojas escribe el jueves 9 de junio el texto ¿Es Cuba un país justo? intentado desmontar el discurso de justicia social esgrimido por La Habana. Ese artículo le interesó a 1.040 internautas y fue recomendado por cuatro. Los textos de Cuba de Rebelión de esos días fueron leídos por 4.161 personas en el caso de El último discurso de Fidel que algunos quisieran del desconocido Koldo, escrito desde República Dominicana o 3.371 lectores de James Petras, ese mismo día con el artículo Algo más que hipocresía: el significado real del caso Posada Carriles .

Incluso son más accesos que cuando escribe en El País el responsable de Internacional M.A. Abstener, el día 8 de junio con El mal francés, leído por 2.630 internautas.

También es objeto de curiosidad lo sucedido con una carta al director de El País publicada el 16 de junio y firmada Francisco José Fernández Ramos y 115 firmas más, bajo el título Amigos espías. Una carta enviada hacía bastante días a la redacción e ignorada por el periódico que fue leída sólo por 349 personas. Esa misma epístola, con un texto previo denunciando la no publicación en El País, tuvo en Rebelión 3.180 lectores. Incluso el reportaje que motivó la carta, La red de amigos de Cuba, de Juan Jesús Aznárez el 24 de mayo, fue leído por menos gente, exactamente 1021 visitas.

Incluso cuando se cogen a dos pesos pesados de la política los fracasos pueden ser estruendosos. Ahí tenemos a Miguel Ángel Moratinos, ministro español de Exteriores español, y Condoleezza Rice, secretaria de Estado de EE UU. escribiendo a la limón La contraproliferación mejora con la práctica, el seis de junio para que les leyeran tan solo 482 personas en internet. Y eso que el diario lo anunciaba pomposamente como “Los actuales responsables de Exteriores de EE UU y España firman por primera vez un artículo conjunto para apoyar una iniciativa internacional”.

Pero además, hay que señalar a favor de Rebelión que las lecturas en este diario se deben de repartir entre las varias decenas de artículos de opinión que publica cada día, frente a unos diez de El País.

Por supuesto, hay que agradecer la transparencia de El País, haciendo públicas las cifras de acceso a cada texto, algo que no hace Rebelión. Aunque quizás es que el diario de Prisa debe dar explicaciones a anunciantes y agencias de publicidad, y los medios alternativos a nadie.

¿Qué conclusiones podemos sacar de todo esto? Por supuesto no podemos decir que los medios alternativos son más leídos globalmente que los tradicionales porque no podemos olvidar los cientos de miles de ejemplares de papel que editan los poderosos. Tampoco sabemos el número de veces que se reproducen en internet por diferentes webs los textos, aunque estamos convencidos que circulan más los procedentes de autores contestatarios que los integrados en el establishment. No hay más que ver en los buscadores el número de veces que aparecen unos u otros. Lo que sí podemos decir con rotundidad es que, en internet, los artículos de opinión de medios alternativos, como Rebelión, tienen más accesos y, por tanto, son más leídos que los de grandes periódicos como, por ejemplo, El País. ¿Quiere eso decir que son mejores periodistas o informadores quienes llevan los medios alternativos que quienes mandan en los grandes? Tampoco. Con seguridad, lo que eso demuestra es que la prioridad de los grandes medios no es lograr el mayor número de lectores eligiendo autores o temas que interesen a los ciudadanos, sino aceptar el imperativo de empresas accionistas y anunciantes que son quienes nunca aceptarían a firmas de opinión que piden la nacionalización de los hidrocarburos bolivianos, que defienden la soberanía de los gobiernos cubanos o venezolanos, o que no dudan en denunciar el modelo monárquico de la España actual. Las firmas de los grandes medios no son las demandadas por los lectores, son las firmas que se ponen al servicio del ideario empresarial del holding dueño de la publicación. Escribirán bien de Cuba si sus dueños pueden apoderarse, por ejemplo, del mercado editorial de la Isla y de Venezuela si el gobierno disminuye los impuestos a las empresas extranjeras.

Lo que además resulta humillante es que mientras los grandes medios disponen de grandes recursos, presupuestos y última tecnología sólo para sus ediciones digitales, los alternativos, habitualmente, no cuentan ni con sede siquiera. No pasan de ser una decena de personas coordinadas online para sacar adelante un periódico diario.

Sin duda queda una sugerente pregunta en el aire, ¿qué sucedería si esos equipos alternativos tuviesen en sus manos las posibilidades técnicas y financieras de un gran medio? Probablemente, si se empeñasen en seguir la misma línea de independencia respecto al poder serían abandonados por los anunciantes al encontrar contenidos hostiles a sus intereses. Muchos de ellos, incluso son accionistas propietarios de los medios. Por supuesto, tampoco econtrarían apoyos financieros si continúan incluyendo en sus contenidos firmas de intelectuales y colectivos que denuncian el papel jugado por la gran banca en los países empobrecidos o el saqueo de esos pueblos. Y en cuanto apoyo institucional, dificilmente lo lograrían quienes apuestan desde sus páginas por otro modelo de democracia y airean las miserias de la política internacional al servicio de los grandes países y la complicidad de casi todo el espectro político mayoritario. O dicho de otro modo, no hay remedio y regeneración posible de los medios actuales con el sistema económico vigente. Pero ni los medios de referencia tienen por qué seguir siendo los mismos, ni el sistema vigente el que hay en la actualidad.

Es verdad que en el medio escrito el campo de combate dejaba fuera de juego a los medios alternativos. Grandes rotativas, oligopolios de la distribución, cifras abrumadoras de publicidad e imprescindibles inversiones tecnológicas impedían a periodistas y colectivos alternativos enfrentar a las grandes empresas en la audiencia. Pero eso ya no les funciona en internet.

Ahí, uno de los dos modelos de comunicación ya no pelea con las manos atadas a la espalda.

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