En la foto, miembros de la secta Orden del templo Solar (OTS) que organizó una matanza colectiva en Europa.

A lo largo de 1997, una secta denominada Instituto Cristiano de México lanzó ataques en los medios informativos en contra de líderes religiosos, a quienes intentó desacreditar con el empleo sistemático de difamaciones y calumnias. La secta finalizó su campaña difamatoria cuando se convenció de que su empeño de desintegrar a los cultos religiosos que le molestan chocaba con el interés de la secretaría de Gobernación de mantener la vigencia del estado laico.

Las cosas han cambiado en 2005. La secta que en la ciudad de México se denomina Instituto Cristiano, en Cancún ha aparecido con el nombre de Iglesia Cristiana Restaurada y sus integrantes, encabezados por el magnate Jorge Erdely, se autodenominan «los perfectos».

Para legitimar su funcionamiento esta secta recibió el aval moral y «científico» del Instituto Nacional de Antropología e Historia y de una de sus dependencias, la Escuela Nacional de Antropología e historia, donde varios de los sectarios han recibido el nombramiento de investigadores.

En Cancún municipio del estado de Quintana Roo, la ICR fundó un albergue denominado «La Casita» donde los perfectos mediante la manipulación religiosa, la persecución la difamación y la intimidación congregan a sus devotos, sobre todo a menores de edad, y los mantienen bajo control total.

Cancún es la punta de lanza de un escándalo que, según el periódico Por esto, puede tomar cauces internacionales. La dimensión del entramado político religioso llega hasta Canadá desde donde Jorge Erdely mantiene el control de los perfectos. En Cancún los perfectos están representados por Patricia Seoane y Leydi Campos.

En la zona metropolitana de la ciudad de México el representante de Ardely es César Mascareñas, un sedicente médico. Lo que está apareciendo en los medios informativos locales, cada vez con mayores detalles, es que numerosas madres de los menores enclaustrados contra su voluntad quieren recuperar a sus hijos pero estos no aparecen.

Jorge Erdely Graham, el cabecilla de los perfectos es nativo de la ciudad de México. Estudió la licenciatura en ciencias biológicas y destacó en el deporte como Mister México amateur. Con varios integrantes de su familia materna tiene el control de la sociedad propietaria del pegamento Kola Loka.

A solicitud de Patricia Seoane Erdely desplazó su iglesia a Cancún, donde establecieron «la Casita», que es la matriz de otras casitas clandestinas en las que viven más de 150 niños que han sido privados de su libertad por la presunta comisión de delitos.

Los líderes de la Iglesia Cristiana Restaurada, encabezados en Cancún por Sergio Canavatti, han sido acusados de privación ilegal de la libertad por las madres agraviadas, de secuestro, y amenazas, por hechos suscitados en Cancún y en Estados Unidos.

El gobierno del Estado de Quintana Roo ha solicitado al director general de Asociaciones Religiosas, de la secretaría de Gobernación que intervenga para emprender acciones comunes contra esa iglesia restaurada.

Nadie es más elocuente que la diputada del PRD Angélica de la Peña. La legisladora dice que ha solicitado una investigación del vínculo de la banda de Erdely con los magnates pedófilos que organizan orgías con niños. Este grupo de gente poderosa con el libanés Succar Kuri, con el senador del PRI Emilio Gamboa y con el subsecretario de Seguridad Pública Miguel Angel Yunes, aspirante a senador del PAN por Veracruz.

El vínculo de este grupo de magnates y políticos poderosos ha sido protegido por la Procuraduria General de la República. Angélica de la Peña sospecha que esta banda además de utilizar a los niños en orgías pedófilas se encarga de conducir niños al extranjero, sobre todo a Estados Unidos. El nombre de Elba Ester Gordillo, lideresa «moral» del magisterio federal ha sonado también en labios de la legisladora denunciante.

Estos hechos ponen en evidencia que la impunidad de los criminales es otro síntoma de la asimetría mexicana respecto de los países del norte que no tienen dificultad para defender su autonomía.