Olivia Zemor

Silvia Cattori: ¿Le sorprendió la invitación del presidente francés Jacques Chirac a Ariel Sharon? ¿Qué puede ésta significar?

Olivia Zemor: El ministro francés de Relaciones Exteriores había anunciado ya la visita de Sharon en abril de 2004. Hubo entonces una gran campaña de protesta contra la visita a Francia de ese criminal de guerra. Más de 30,000 tarjetas fueron enviadas al presidente Jacques Chirac y se pegaron carteles. La visita no tuvo lugar pero el gobierno francés siguió haciendo concesiones a Israel y aumentando la colaboración con ese país, incluso en el plano militar. Nicolas Sarkozy, Jean-Pierre Raffarin, Michel Barnier fueron a Israel y sus declaraciones fueron asombrosamente sumisas ante Israel y su primer ministro, Ariel Sharon, quien no dejó pasar la más mínima ocasión de insultar a Francia y a los franceses.

Los dirigentes franceses se han hecho eco del grupo de presión pro israelí en Francia, de su chantaje en cuanto al antisemitismo. Por consiguiente, nos vemos en la obligación de denunciar -contrariamente a otras asociaciones que guardan un púdico silencio sobre el tema- el doble discurso del gobierno francés, que apoya de palabra la creación de un Estado palestino y recibe a un Arafat agonizante mientras que estimula, por otro lado, la política colonial y anexionista de Israel al enviarle únicamente señales positivas, recibiendo con todos los honores a sus dirigentes, permitiendo que el ejército israelí venga a recolectar dinero en territorio francés, negándose a ejercer la más mínima presión para obligar a Israel a aplicar el derecho internacional.

Jacques Chirac da hoy un paso más al invitar a Sharon a venir a Francia. Se trata de una violación grave de los Derechos Humanos que nuestra democracia debería defender. La visita de Sharon está anunciada para “después de los festejos del 14 de julio”. En todo caso, nosotros estamos reaccionando ya (ver los carteles, consignas, octavillas y llamados a la manifestación en nuestro sitio web Europalestine). En este momento, todas las organizaciones están llamando a una manifestación masiva que tendrá lugar el 9 de julio de 2005 en París.

Cartel de la campaña «Israel miente»

Ante medios de difusión que no reflejan en lo absoluto esas acciones y autoridades políticas que prestan oídos a los grupos de presión pro israelíes, la situación es extremadamente desfavorable para los Derechos Humanos en Palestina. ¿Qué posibilidades tienen ustedes de que se les escuche?

Olivia Zemor: Mientras que en el propio Israel hay medios de prensa que dan la palabra a quienes se oponen a la política de Sharon, en Francia hay un cierre total. Hasta periódicos que se dicen «progresistas», como Le Monde y Libération se niegan a conceder una tribuna a israelíes que se oponen abiertamente a la política colonial de Israel, como Tanya Reinhart, Emmanuel Farjoun e Ilan Pappe. Tampoco se publica una palabra sobre los abusos de la extrema derecha sionista, de grupos como Betar y la Liga Judía de Defensa, muy activos en nuestro país a pesar de estar prohibidos hasta en Estados Unidos. En cuanto a los grupos pro israelíes de presión en Francia, ellos tienen sus voceros no sólo en los medios de difusión sino en el seno mismo de nuestro gobierno.

Nicole Guedj, una de las responsables del CRIF (Consejo Representativo de las Instituciones Judías), fue secretaria de Estado para las Víctimas hasta el mes de mayo y, como por casualidad, se lamentó muchísimo cuando las falsas agresiones antisemitas (como la farsa del RER D a la cual dio amplia publicidad) pero no dijo nunca una palabra sobre las numerosas víctimas de actos reales cometidos contra árabes o negros.

Es una situación que estamos denunciando constantemente mientras que otras organizaciones de defensa de los Derechos Humanos se unen la mayoría de las veces a las denuncias de antisemitismo pero no a la condena de otras formas de racismo.

¿Eso quiere decir que todos los esfuerzos que realizan ustedes se ven neutralizados por quienes defienden intereses adversos?

Olivia Zemor: Lo cierto es que la intensificación de las intervenciones militares israelíes en los territorios va acompañada de una intensificación generalizada del trabajo de los grupos pro israelíes de presión en el mundo entero. Su objetivo es hacer creer que Israel es la víctima, lo cual permite desviar la atención de las violaciones que el propio Israel comete contra los palestinos en Cisjordania y en la franja de Gaza. En el plano regional, la situación es muy inquietante también.

El gobierno israelí está muy interesado en que la guerra se extienda en Irak, Irán, Siria, Líbano, para poder seguir eliminando la mayor cantidad posible de palestinos. Se trata de un proyecto llamado «transferencia». Como los palestinos se aferran a su tierra a toda costa, Israel trata de obligarlos a irse mediante todo tipo de presiones. Se trata en realidad de una «deportación disfrazada» para no despertar el repudio de la opinión pública.

O sea, ¿la mayor dificultad para los defensores de los Derechos Humanos en Palestina está en lograr sensibilizar a la opinión pública?

Olivia Zemor: Parte de la opinión pública está perfectamente informada, recibe cadenas árabes de televisión, como Al-Jazeera; pero otra parte de la opinión está tan mal informada que no puede entender lo que realmente está pasando allí. El propio término de «conflicto israelo-palestino» (que deberíamos sacar de nuestro vocabulario) da la impresión de que se trata de una guerra entre dos Estados, entre dos ejércitos, cuando en realidad hay un ocupante y un ocupado.

La realidad de la ocupación, el terrorismo de Estado que ejerce Israel, la larga serie de brutalidades, de humillación, de estrangulamiento, que implica toda ocupación, son escamoteadas deliberadamente; los medios confunden al público con presentaciones falseadas como «atentados/represalias», «regreso al ciclo de la violencia», que tienden a hacer creer que Israel no hace más que «garantizar su seguridad» cometiendo, claro está, algún que otro exceso «como en toda guerra». Hace ya 60 años que Israel monopoliza la comunicación mediante la prensa. No disponemos quizás de los mismos medios que nuestros adversarios pero, si reunimos nuestras energías, si nos unimos, tenemos la posibilidad de enviar un mensaje diferente, de probar que Israel miente, de mostrar el verdadero rostro de la ocupación.

¿El nexo que ha existido siempre entre los israelíes que defienden la paz -que tienen sus propios intereses que proteger, lo cual es comprensible- y los defensores de los Derechos Humanos en Palestina -quienes, por su lado, lo han perdido todo- no ha contribuido quizás a debilitar la solidaridad? ¿No siguió quizás en el pasado un camino equivocado el movimiento de solidaridad?

Olivia Zemor: Un movimiento de solidaridad dividido no puede ser eficaz. El movimiento parte actualmente de bases nuevas, de ahí la campaña que se desarrolla sobre el tema Israel miente desde hace un mes. En Francia participan unas treinta asociaciones. Nos unimos para emprender una gran campaña de información.

En las ciudades de Francia, de Bélgica, Luxemburgo y Suiza, hemos puesto carteles que muestran la anexión de los territorios palestinos desde hace 60 años y la brutalidad de la ocupación, y repartimos pegatinas con varios mensajes. Mediante esta campaña, que continuaremos durante varios meses, queremos movilizar la mayor cantidad posible de ciudadanos. Sólo así podemos crear la correlación de fuerza que obligue a nuestros gobiernos a aplicar sanciones contra Israel.

¿Tiene usted algún ejemplo que demuestre de manera flagrante en qué «miente» Israel?

Olivia Zemor: Israel mintió siempre. Está el concepto de «tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra», luego la supuesta «huida» de los palestinos en 1948, versión destinada a enmascarar las masacres y expulsiones de las que fueron objeto los palestinos; la guerra de los seis días fue presentada como una guerra de autodefensa cuando se trataba en realidad de un ataque israelí; la famosa «oferta generosa» de Ehud Barak en Camp David y, ahora, «la calma» con muertos y heridos palestinos diariamente y un muro que anexa cada vez más tierras palestinas. Es larga la lista de mentiras de Israel.

¿No cree usted que existe un cansancio entre la gente que se movilizó y a quienes los dirigentes ilusionaron durante décadas con promesas de paz que en realidad no eran más que mentiras?

Olivia Zemor: Sí, pero no tenemos otra alternativa. Los palestinos están más que cansados, pero siguen resistiendo. Se hace muy difícil a Israel, a pesar de todas sus mentiras, expulsarlos a todos de su tierra. Es evidente que el cerco se está cerrando a su alrededor. Están encerrados en algo que se parece cada día más a las reservas de indios. Van a perder conquistas de la sociedad civil palestina, en términos de acceso a la educación y de organización.

En 38 años de ocupación, Israel mató o encarceló a la mayoría de sus dirigentes, a los hombres y mujeres más preclaros, y, lo que constituye otra enorme desventaja, logró corromper a cierta cantidad de palestinos. No sé si la Autoridad Palestina tiene razón en actuar como si gozara aún de cierta autoridad, de algún poder, cuando carece de todo margen de maniobra.

Mantiene la ilusión de que los palestinos son dueños de su propio destino, que reformas internas pueden llegar a mejorar la situación cuando en realidad están bajo una ocupación. Y no da consignas de acción al pueblo palestino que ha sabido movilizarse masivamente y con éxito durante la primera Intifada, mediante acciones espectaculares de desobediencia civil, y que se encuentra bastante paralizada actualmente.

¿Es usted optimista en cuanto a la posibilidad de unión de todas las fuerzas en Francia?

Olivia Zemor: Son muchos los militantes de todas las asociaciones que se dan cuenta que para poder ejercer alguna influencia sobre nuestros dirigentes políticos, tanto de derecha como de izquierda, y para obtener que se respete el derecho internacional estamos obligados a lograr una movilización popular. Por desgracia, no obtendremos ningún cambio con delegaciones, comunicados de prensa y peticiones.

Ciertos dirigentes de asociaciones, en Francia y en otras partes, abrigaban la esperanza de que las relaciones que mantenían con los parlamentarios cambiarían algo. ¿Y qué han obtenido de los gobiernos durante todo este tiempo? Me parece que está demostrado que no hay más remedio que recurrir a la movilización popular, como en la época de la guerra contra Vietnam y Argelia o durante el movimiento contra la Sudáfrica del apartheid.

Cartel de la campaña «Israel miente»

¿Es ése el sentido de las campañas emprendidas actualmente por el colectivo «Resistencia Palestina»?

Olivia Zemor: Sí, los franceses deben entender que la resistencia contra la opresión en Palestina es la última trinchera contra la barbarie; que Palestina representa la sociedad que nos están preparando, y que estamos viendo ya en Irak. Es la ley del más fuerte, la ley de la selva. Si permitimos que continúe la eliminación de los palestinos, si aceptamos que hagan con ellos lo que hizo Estados Unidos con los indios, todos tendremos que pagar el precio.

El mundo tiene que entender que esa lucha por el derecho de los palestinos a la autodeterminación concierne no sólo a las personas de origen judío o musulmán, que no es una guerra de religión, sino que nos concierne a todos. Es necesario que la gente entienda que no se trata de un drama que afecta nada más que a la gente que vive allí, que no se trata simplemente de una injusticia y de un sufrimiento como tantos otros sino que se trata de algo que nos concierne directamente, que es el símbolo de lo que nos quieren imponer: un mundo en el que, en el mañana, los más débiles, los más indefensos, vivirán en un infierno.

Es un mañana muy negro el que nos están preparando. Tenemos que decir que no queremos ese mundo, ni para nosotros ni para nuestros hijos. Tenemos que recordar lo que sucedió durante la Segunda Guerra Mundial, cuando la gente que sabía prefirió mirar para otro lado porque no se sentía afectada directamente. Hoy, nosotros sabemos. No podemos huir de nuestras responsabilidades. Tampoco podemos seguir diciendo que no sabíamos.

O sea, los medios de difusión que minimizan la gravedad de los abusos en Palestina, los gobernantes que se callan, ¿tendrán que asumir su propia complicidad ante las víctimas?

Olivia Zemor: Ellos tienen mucha responsabilidad en las dificultades que enfrentamos para informar a la opinión. Ningún medio de prensa está dispuesto a reflejar las acciones que emprende el movimiento de solidaridad y que la población desconoce. Por eso no nos queda más que lanzarnos a la calle, con carteles, con pegatinas, en manifestaciones, haciendo espectáculos callejeros... hasta que los medios no puedan seguir fingiendo ignorar la realidad.

Usted no es israelí ni palestina. Está inmersa en el movimiento. ¿Le dedica todas sus fuerzas aún cuando podría tener una vida más bella?

Olivia Zemor: No soy una excepción. No soy la única comprometida con esta causa. Conozco mucha gente que le dedica su tiempo y su energía en la medida de sus posibilidades. Creo que somos cada día más numerosos los que sentimos indignación ante tanta brutalidad y arrogancia, ante la negación del derecho que representa la política israelí.

No creo que mi vida sea menos bella por eso. Yo no estoy en la situación de los palestinos, no estoy expuesta a los peligros que corren ellos, nadie ha destruido mi casa, mis hijos no corren el riesgo de ser secuestrados en plena noche o camino a la escuela. No es la primera vez que me implico en una causa. Me indigna la injusticia. Luché para que Francia reconociera los crímenes que cometió en octubre de 1961, cuando la policía tiró argelinos al Sena.

No veo qué vida mejor podría tener yo si hiciera otra cosa. Creo que si no me implicara mi vida sería cada vez peor porque no habría hecho nada por impedir que la sociedad sea cada vez más injusta. Para mí, la vida es más bella de pie que de rodillas.