En el marco de las reformas de los servicios de inteligencia y de la lucha contra el terrorismo, G.W Bush ha solicitado la congelación de los bienes financieros de las empresas norteamericanas que mantengan relaciones comerciales con Irán, la República Popular Democrática de Corea y Siria.
Insertando esta medida en la lucha contra la proliferación de las armas de destrucción masiva, el presidente norteamericano mezcla insidiosamente las relaciones económicas de los Estados Unidos con esos países y la lucha contra el terrorismo, para así hacer de ello una sola y única cosa. Después de las múltiples provocaciones proferidas por el gobierno estadounidense contra estos tres países, G.W. Bush prosigue con su diabólica política en momentos en que los Estados Unidos se cuidan de dar la menor cantidad posible de pasos en falso.