La elección de Ahmadineyad a la cabeza del Estado iraní contraría a los europeos que habían apostado por la elección de Alí Rafsandjani. Contaban con estos resultados para hacer nuevas propuestas a los iraníes. En cambio, Ahmadineyad, quien es apoyado por hombres y grupos que desean que Irán cuente con el arma nuclear, considera que su país fue demasiado débil con los europeos. Es poco probable que conserve al antiguo equipo de negociadores y las discusiones corren el riesgo de partir de cero. Dicho esto, recordemos que el Presidente no es el único que decide en materia nuclear: el guía de la revolución, el ayatolá Alí Jamenei, desempeña el papel de árbitro.
La elección de Mahmud Ahmadineyad provocará nuevas tensiones con Washington. Si bien Rafsandjani era presentado como el hombre de la reconciliación con Estados Unidos, el nuevo presidente parece adoptar una posición que recuerda la de Corea del Norte: en resumen, mientras Estados Unidos mantenga una actitud hostil Irán no cambiará la suya. Sin embargo, no considero que los riesgos de una intervención militar norteamericana hayan aumentado. Washington querrá recurrir al Consejo de Seguridad antes de planear un ataque.
Los iraníes juegan con el tiempo para crear el mayor número de instalaciones y capacidades que puedan ser utilizadas para la fabricación de la bomba, pero no debemos considerar de antemano que la decisión final sea dotarse del arma atómica. No creo, por otra parte, que los europeos se dejen engañar: Europa espera que Teherán elija racionalmente entre el aislamiento, las sanciones e incluso un enfrentamiento, o un nuevo compromiso en el seno de la comunidad internacional.

Fuente
Le Monde (Francia)

«Trois questions à ... Bruno Tertrais», por Bruno Tertrais, Le Monde, 26 de junio de 2005. Texto adaptado a partir de una entrevista.