La semana pasada, por enésima vez, un vocero del Departamento de Estado volvió a expresar su tremendo “deeply worried” acerca de Venezuela. Nada nuevo, forma parte de un plan para fijar en la mente del televidente y lector de titulares desprevenido una matriz de opinión que vaya asociando la figura de Chávez y el gobierno revolucionario con desestabilización y terrorismo, para hacer pasar como aceptable cualquier maniobra contra Venezuela en los foros regionales.

No obstante, en esta oportunidad el vocero de un paso adelante en esta estrategia. Señala “disponer de pruebas sobre las actividades desestabilizadoras de Chávez en la región”. Van pasando de la “preocupación” a la fabricación de “pruebas”. No debería olvidarse la participación que el cartel de medios de propaganda controlados por los EEUU, tuvo en la fabricación de las “pruebas” que condujeron a la invasión a Irak, denunciada por los propios periodistas estadounidenses avergonzados por tal “papelito”.

Se está frente a una cadena de medios de propaganda, de proporciones continental y mundial, que funcionan con demoledora precisión. La noticia salta, se inventa, en cualquiera de los puntos de la cadena, la cual normalmente lo hace teniendo como referencia alguna “fuente confiable”, siendo repetida ya como cosa cierta, sin referencia alguna a la fuente, por periódicos, emisoras de radio y televisoras a lo largo y ancho del mundo.

Eso lo ve el venezolano, a menor escala, todos los días. En cuanto amanece, todos los medios privados y sus “periodistas”, eslabones de la misma cadena, leen, repiten y proclaman, sin el menor respeto a la veracidad de la noticia, el titular que les proporciona otro eslabón ancla, en este caso, la prensa escrita, la cual, a su vez, puede haber dado origen a la “noticia” o sencillamente haberla tomado de otro de los eslabones del inmenso cartel.

Se está verdaderamente bajo los efectos de una guerra de cuarta generación en la cual, los medios de propaganda sustituyen a los tanques y aviones cumpliendo igual o similar tarea que estos. Son cañonazos los que a diario son arrojados sobre los pueblos, iguales o más mortíferos que si de bombas cargadas de napaln y tnt se tratara. Simplemente cambia la estrategia para la invasión o la conquista, pero el objetivo final es el mismo.

Véase sino las declaraciones de este vocero del Departamento de Estado y se podrá descubrir en toda su magnitud la máquina de fabricación de “pruebas”. Cuando un periodista le inquiere sobre las pruebas, el personaje responde que “Ud., comprenderá que no desclasificaremos nuestros documentos”. Cómoda la respuesta. Sin embargo, la clave, la quintaesencia del asunto viene ahora...continuó: “Además no tienen sino que revisar la prensa de los últimos días allí encontrarán suficientes pruebas”. En buen criollo... más clarito ni agua de tinajero.

Así fabrica el imperio, en estos tiempos de amplio control del espectro radioeléctrico, de la prensa escrita y de los alabarderos tarifados, sus “pruebas”. Las “pruebas” son, lo dicho por algún oscuro personaje en Ecuador, como Herrería, por el fantoche Goni, ex - presidente y asesino boliviano, algún payaso venezolano conocido en su casa y eso cuando va, o el primero que aparezca, total poco importa, su referencia se perderá bajo inmensos titulares. Esas son las “contundentes pruebas”.

En su fabricación participan, es bueno que el pueblo venezolano y latinoamericano lo sepa, estas nuevas divisiones de tanques y bombarderos, disfrazados de comunicadores o comunicadoras, elegantemente vestidos, de sonrisa hueca y miserable, bien vestidos y pagados. Esos son los fabricantes de pruebas contra su propia patria. Allí anida la miseria.