Más de 600 concesiones mineras en un área aproximada de 800,000 has. de Piura (34,403 kilómetros cuadrados de extensión total).

Primero fueron los problemas generados por la Minera Manhattan-Sechura, subsidiaria de Manhattan Minerals de Canadá, que intentó explotar minas a cielo abierto bajo el poblado de Tambogrande (Piura-Perú) y del Valle de San Lorenzo, uno de los más fértiles de Perú y sin disponer de licencia social. La población se opuso férreamente en defensa de su tierra y nuestro ministerio de Energía y Minas (y otras autoridades), retiraron su apoyo a la Manhattan-Sechura, que ha llevado este caso a un arbitraje internacional.

Hoy se trata de las perniciosas pretensiones de la compañía minera Majaz, subsidiaria de la Monterrico Metals de Inglaterra, que pretende explotar el proyecto minero Río Blanco (explotación cuprífera a cielo abierto y hoy en proceso de factibilidad en la zona) en las cabeceras de este río en el distrito de Carmen de la frontera, comunidades de Segunda, Cajas y Yanta (Huancabamba y Yanta, Piura).

Las grandes cuencas en las que se concentra la biodiversidad y actividad agropecuaria de Piura, son las de los ríos Chira, Piura y Huancabamba. En un escenario de diversas empresas mineras operando en muchos sitios con tajos abiertos, el futuro inevitable es la desertificación de esta región agraria (con la consecuente extinción de mucha avifauna silvestre), pues el mapa de denuncios mineros afecta no sólo a las zonas agrícolas de Costa y sus bosques secos, sino también a las nacientes de las principales cuencas de todo Piura. Se encuentran bajo denuncios, en la zona andina de Piura, el curso del río Chipillico y su naciente, donde toma el nombre de río San Pedro, cuyas aguas desembocan al Reservorio de San Lorenzo, el curso del río Quiroz cuyas aguas desembocan al Reservorio de Poechos y también la naciente del río Huancabamba.

Nuestro singular y frágil ecosistema de páramos y bosques de neblina de Piura, se encuentra casi en su totalidad denunciado por las empresas mineras (son más de 200 denuncios mineros sólo en las provincias de Ayabaca y Huancabamba). Destacándose las grandes concesiones de Minera Majaz-Monterrico Metals de Inglaterra, Newmont de EEUU y Minera San Jorge, donde registramos una especial, endémica y amenazada biodiversidad. Este es el último refugio en Perú de los casi extintos tapires de altura (tapirus pinchaque), los que se han refugiado en el área por su especial climatología y agreste geografía. Estos fósiles vivientes, cuya población no excede los 2,500 ejemplares en el mundo (CC. Downer) y menos de 500 en Perú (A. Zegarra Pezo), se han refugiado en algunos agrestes lugares de nuestra serranía piurana, hoy denunciados por los mineros (Monterrico Metals y Newmont) para realizar explotaciones mineras a cielo abierto.

Tal vez un 90% de la población de tapirus pinchaque de Perú, supervive actualmente en los páramos y bosques de neblina del noroeste de Perú, su especial hábitat será arrasado para dar paso a explotación minera a cielo abierto, eliminando, de esta forma, a un ecosistema vital que alberga además a otras especies registradas también como en vías de extinción por la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) y por el Decreto Supremo peruano 013-99-ag.

Nuestros tapires de altura viven en una armoniosa co-evolución con los felinos más raros del mundo, el muy pocas veces avistado gato andino (oreailurus jacobita), osos de anteojos (tremartos ornatus), venados enanos (pudu mephistopeles), majaz (agouti taczanowsky y dinomiz braniickii), pava aliblanca (penélope albipennis), pava barbada (penélope barbata), cóndor andino (vultur griphus), jaguares (pantera onca), gato montés (felis colocolo), tigrillo (felis pardalis), etc. Existen, además, muchas otras especies en vulnerabilidad, raras, sin estudio y aún no descubiertas por la ciencia mundial.

La arqueología registrada en estas zonas es de veras impresionante, alguna está registrada y mucha aún no. A pesar que nuestras leyes no permiten concesiones mineras en áreas arqueológicas, como es el caso de nuestra serranía piurana, los mineros siguen adelante con sus proyectos, sin importarles mucho la destrucción de monumentos arqueológicos de inestimable valor para la ciencia mundial.

El especial y aún saludable clima de nuestra serranía piurana y especialmente de nuestros bosques montañosos tropicales, han dado lugar a nuevas actividades ecológicas y para desarrollo sostenido, como son la producción de café orgánico, exportado casi en su totalidad a Alemania por la Central Piurana de Cafetaleros -Cepicafe que agrupa a 3,700 familias del norte de Perú. La producción de panela granulada (azúcar ecológica), derivado de la caña de azúcar, es hoy un producto cuya demanda internacional se ha incrementado notablemente y agrupa a decenas de familias de nuestra serranía.

La empresa comunal de servicios comunitarios La Orquídea de Cujaca-Ayabaca, se ocupa de la conservación, manejo y comercialización de orquídeas. En nuestras altas lagunas de las Huaringas de Huancabamba, sabios maestros de nuestra ancestral medicina tradicional incaica utilizan productos de la madre naturaleza silvestre de nuestros energéticos páramos y bosques de neblina para realizar sus fantásticas curaciones. Este supremo accionar da lugar a un turismo de la salud y esotérico que ocupa a cientos de personas de Huancabamba y anexos.

En el caserío el progreso de Suyo-Ayabaca, los pobladores han instalado la empresa para derivados lácteos Blanca Nieve y se elaboran deliciosos dulces de leche como la natilla y el manjar además de ligero yogurt, utilizando leche de ganado caprino cuya crianza es la principal actividad del lugar.

En nuestro cercano Querecotillo (Sullana) se produce y exporta plátano orgánico y exportación de mango además de arroz, maíz, cereales diversos y todo tipo de frutas es un renglón económico muy importante para miles de familias. La maravillosa fertilidad de nuestros suelos y pureza de nuestro ambiente dan lugar a que en el norte peruano se pueda desarrollar cualquier tipo de actividad agrícola con resultados prodigiosos, en especial la orgánica. Sin embargo, agrediéndonos siempre con su poder económico, millonarias transnacionales mineras, coludidas con autoridades peruanas deslumbradas por un fulgor efímero, no dudan en pretender arrastrarnos bajo el tempestuoso caudal de un desarrollo insostenido y finito, tratando de imponernos un esquema de vida artificial y muy distinta al nuestro.

Sin lugar a dudas que la explotación minera a cielo abierto en una región tan frágil como nuestros Andes septentrionales no sólo extinguirá a especies únicas en Perú como el tapir de altura, sino también agotará y contaminará irreversiblemente nuestras reservas acuíferas. En muy poco tiempo destruirá un conjunto de ecosistemas que demoraron miles de años en desarrollarse, eliminará totalmente nuestra súper farmacia y extinguirá decenas de especies aun sin haberlas conocido. No habrá dinero en el mundo para restituirlo y menos para anular la letalidad de los mortales elementos químicos que allí descansan, arrojados por los mineros, siempre activos por cientos y cientos de años. Así acaba la vida.

"El proyecto minero Río Blanco de Minera Majaz subsidiaria de la Monterrico Metals de Inglaterra, actualmente en fase de factibilidad en las provincias de Huancabamba y Ayabaca, tiene proyectado extraer anualmente 20 millones de toneladas de cobre y estima niveles de venta bruta de ese recurso por 500 millones de dólares al año”, según informan técnicos de Minera Majaz (Fuente Correo, 28-9-2004).