Al detectar por satélite por primera vez un enorme ingenio - ora un navío, ora un avión- que se desplazaba a enorme velocidad sobre el Mar Caspio, los norteamericanos quedaron realmente impactados y bautizaron lo que vieron como «monstruo caspio».

Era el aerodeslizador, aparato volante de nuevo tipo que desarrollaron los especialistas de la Unión Soviética. Reúne en sí las ventajas de buques marítimos y fluviales, de vehículos terrestres y de aparatos volantes. El aerodeslizador vuela a baja altitud y el cojín de aire que generan los motores por debajo del ala aumenta su sustentación.

Los aerodeslizadores no necesitan de aeródromos con pistas de aterrizaje especiales, pues son capaces de despegar desde cualquier área de proporciones suficientes, trátese del terreno firme o del pantano. Además, la gran autonomía de que gozan les permite operar durante días fuera de la base principal.

El «efecto pantalla» es un fenómeno nada nuevo. Hasta que no fuese «domado», creaba no pocas molestias a los aviadores en operaciones de despegue y aterrizaje. Pero sólo los científicos rusos supieron «amasar» este fenómeno físico poco estudiado y utilizarlo para construir medios de transporte originales. Pese a las cuantiosas inversiones que el Gobierno federal, el Pentágono y las compañías privadas efectuaron en el proyecto de desarrollo de los aerodeslizadores, Estados Unidos registró pocos avances en este terreno, al igual que Alemania y China.

Entre 1960 y 2000 la URSS y, luego Rusia realizaron trabajos de I+D con el fin de crear nuevos composites de excelentes características estructurales, elásticas y resistentes a la corrosión, y construyeron toda una serie de máquinas originales de distintas dimensiones: «Strizh», «Amfistar» y «Volga». Al pasar las pruebas en vuelo, fueron puestos en servicio operacional el deslizador de desembarco «Orlionok», el lanzamisiles «Lun» y el deslizador «Spasatel» - al que sirvió de prototipo el anterio-, destinado a auxiliar a las tripulaciones en emergencia.

Pero al término de la «guerra fría» los aerodeslizadores durante largo tiempo permanecieron anclados en sus bases por no haber necesidad de ellos. Resulta evidente que es difícil explotar estos aparatos que vuelan a baja altitud y a alta velocidad (por no mencionar que algunos impresionan por sus dimensiones) en las regiones densamente pobladas y en los espacios acuáticos con intenso tráfico fluvial, lacustre y marítimo.

Pero en Rusia hay territorios en los que los aerodeslizadores podrían demostrar su eficacia. Se trata de las regiones poco pobladas del Norte, Siberia y del Lejano Oriente. Los aerodeslizadores, inicialmente ideados para operar en los espacios acuáticos, pueden cumplir con éxito las misiones, volando sobre la taiga o sobre las extensas áreas despobladas de la tundra. Y en el momento actual ya se plantea organizar la producción en serie de estos aparatos.

En las regiones mencionadas la utilización de los aerodeslizadores abarataría el transporte de pasajeros y cargas durante invierno y verano, sin que sea necesario construir las costosas pistas de despliegue y aterrizaje e instalar el servicio de tierra sofisticado.

Los aerodeslizadores de pequeña capacidad de carga: «Strizh», con masa de despegue equivalente a 1,6 toneladas; «Volga», 2 toneladas; «Amfistar», 3 toneladas, podrían volar al servicio de las aerolíneas regionales, desplazándose a velocidades de hasta 200 km por hora, en función de la versión del aparato.

Los aerodeslizadores de gran capacidad de carga clase «Orlionok» (con masa de despegue de 120 toneladas) y «Lun» (350 toneladas), capaces de alcanzar las velocidades de 500 a 600 km por hora, podrían actuar como transportistas regionales de materias primas (minerales e hidrocarburos) y operar en beneficio de las arterias de transporte operativas (Ruta Marítima del Norte, Ferrocarril Baikal-Amur, etc.).

Los aerodeslizadores superpesados clase «Monstruo Caspio», con masa de despegue superior a 500 toneladas, podrían ser utilizados para proporcionar el transporte ininterrumpido de contenedores por la ruta Oeste-Este-Oeste, cuya extensión sería tres veces más corta que la de la Ruta Marítima del Norte, y dos veces que la del Ferrocarril Baikal-Amur.

Además de los problemas norteños, existen buenas posibilidades de utilizar al aerodeslizador como unidad aceleradora y receptora de los aviones aeroespaciles recuperables los que, según consideran los expertos, abaratarían sustancialmente los lanzamientos. Los proyectos de desarrollo de tal avión están en marcha en Estados Unidos, Francia y Japón. Rusia ha registrado unos avances significativos, en los planos tecnológico y experimental, en materia de creación del sistema recuperable de transporte espacial (SRTE), disponiendo para tales fines de la infraestructura industrial correspondiente.

El esquema es el siguiente. El aerodeslizador, portando al avión espacial, abandona las infraestructuras tecnológicas costeras, alcanza la velocidad programada y realiza el despegue desde la superficie acuática. A la altitud de 8 a 12 kilómetros, el avión espacial se separa del aerodeslizador, acciona las unidades de propulsión y cumple la misión de colocar en órbita la carga útil. Luego, regresa a la Tierra, efectuando el aterrizaje sobre el aerodeslizador, al igualar previamente las velocidades con el portador. Además de otras ventajas (lanzamientos desde las zonas próximas al ecuador, amplia gama de las posibles inclinaciones orbitales, etc.), el empleo del aerodeslizador como unidad de aceleración permite casi duplicar la carga útil que se propulsa a órbita.

A juicios de los expertos, los especialistas tardarían de 8 a 9 años en crear el SRTE, con la infraestructura correspondiente.

Fuente
RIA Novosti (Rusia)

Ria Novosti 29 agosto 2005